La analista de la calificadora Moody´s, Arianne Ortiz Bollin, advirtió que el enfoque austero en la política económica del gobierno de México "no es sostenible" y que esto abre la posibilidad de un recorte de la nota de riesgo de la deuda al estar en la actualidad en perspectiva negativa y que el país se acerque al grado especulativo de su pasivo.

Lo que le preocupa a la ejecutiva de la empresa calificadora es que la austeridad del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) no es un factor que dé tranquilidad a los inversionistas y a las calificadoras, ya que esta forma de gastar lo menos, si no va acompañada de medidas efectivas, podrá ser consistente un año, pero no podría mantenerse para el próximo año y más cuando México tiene un margen fiscal reducido, además de que el país tiene la consigna de no aumentar la deuda.

Durante el foro Inside LatAm México, celebrado ayer, la analista de Moody´s dijo que la recuperación económica del país será más lenta que las de las otras naciones del G20, incluso menores a las de Argentina, que se encuentra en condiciones de impago de su deuda. Detalló que esto pude ocurrir porque la nación azteca ha registrado constantemente tasas bajas de crecimiento, así como una caída en la inversión.

En la conferencia se presentó un cuadro que demuestra que el apoyo del gobierno de México a empresas y familias ante la pandemia ha sido de los más bajos en el mundo y esto dificultaría la recuperación económica del país.

Apoyo del gobierno a empresas y familia.

Lo que presentó Arianne Ortiz durante el foro, en mi opinión, no es un análisis muy certero, ya que tal parece que la única solución para que México salga de la crisis económica provocada por las mediadas de confinamiento y de aislamiento social que se tomaron para frenar la pandemia de Covid-19, son el aumento de impuestos y de la deuda y que estos recursos se inviertan en un gasto expansivo para reactivar la economía.

Perú fue de los países que más gastó para apoyar a empresas y familias ante la pandemia y los resultados no han sido los esperados, ya que la nación sudamericana presentó una caída del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer semestre del año del orden del 17.37 por ciento; mientras que en el mismo periodo la contracción de la economía mexicana fue del 10.5 por ciento.

El país Inca ha hecho grandes sacrificios fiscales y presupuestales para el apoyo para empresas y familia, lo que le ha causado un mayor endeudamiento y déficit y desajustes en sus finanzas públicas, lo que les dificultara más salir de la recesión.

Proyecciones de crecimiento económico.

La agencia calificadora Moody's rebajó el pasado abril la nota de deuda soberana del gobierno mexicano, tanto en moneda nacional como extranjera de ‘A3 a ‘Baa1’, en perspectiva negativa, ante un debilitamiento en las perspectivas de crecimiento de la economía.

De acuerdo con los lineamientos de la agencia estadounidense, la nota ‘Baa1’ indica una capacidad de pago promedio con relación a otros emisores locales y están sujetas a un riesgo crediticio moderado; es decir, se conserva el grado de inversión. La perspectiva negativa significa una probable baja en la próxima revisión.

Moody's indica que la baja en la calificación de la solvencia del país se debe a que “la primera decisión de política fue la cancelación del aeropuerto en la Ciudad de México en octubre de 2018, determinación política que desestimó las claras señales sobre las ramificaciones económicas negativas. Asimismo, la falta de claridad sobre el rol de la inversión privada en el sector de la electricidad merma las oportunidades de inversión en proyectos de energía renovable y gas natural, siendo que el gobierno sigue aún sin definir una agenda. Más recientemente la cancelación por el gobierno de un proyecto grande de una planta cervecera (la de Constellation Brands, en Baja California), que ya estaba en construcción, vino a dar un fuerte golpe a la confianza de los inversionistas”.

La agencia calificadora internacional no siempre es acertada en sus notas sobre economía mexicana y esto quedó evidenciado en 2009 cuando el país tenía en ese año una nota de “Baa1”. La calificación estaba tres escalones arriba del grado de inversión mínimo, pero ese año el PIB de la nación azteca se contrajo en 5.9 por ciento y la deuda externa e interna creció de forma acelerada, lo que representaba riesgos para los inversionistas.

En mi opinión, las agencias calificadoras tienen intereses muy particulares y gustan de políticas económicas neoliberales aunque estas sean un fracaso.