Durante nuestra vida hemos hecho regalos a muchas personas y también los hemos recibido. Generalmente son cosas que responden a ciertos acontecimientos sociales y que se hacen costumbre. Si hiciéramos un recuento de las cosas que nos han regalado, seguramente recordaremos algunos, pero la gran mayoría los habremos olvidado. Los regalos significativos son muy pocos y muy especiales. Generalmente obsequiamos algo que pensamos que a la persona le va a gustar pero no siempre es así. Muchas veces no nos conocemos lo suficiente, no sabemos qué nos gusta, cuál es nuestro color o nuestra música favorita, qué disfrutamos comer, a dónde nos gusta ir, etc.

Un regalo significativo tiene que ver con las dos partes.

Cada uno de nosotros sabemos cuando el regalo que recibimos incluye afecto, detalle que no se ve pero que hace que ese regalo se transforme en un signo de que somos especiales para el otro.

Muchas veces al leer cartas, ver fotos, tarjetas o recordar momentos agradables, cambiamos nuestro estado de ánimo.  Para nuestra mente no hay fechas, no hay antes, ni después, por lo que percibimos las cosas como si  estuvieran sucediendo.

Los seres humanos tenemos la magia de transformar las cosas. Basta con saber que esas personas han estado en nuestras vidas, que de alguna manera hemos coincidido en el tiempo y que así como algunas pasaron solamente, otras se quedaron junto a nosotros y serán siempre parte de nuestra esencia, estarán en el alma, lugar sensible y espiritual donde sólo guardamos lo más nuestro.

¡Buen fin de semana¡