Las recientes imágenes sobre los hechos violentos en los estados de Jalisco, Tamaulipas, Michoacán, Colima y Guanajuato son el ejemplo del fracaso de la política en materia de seguridad pública, de gobiernos que privilegian las balas a una estrategia integral que parta del reconocimiento de falta de oportunidades para tener otra opción que distinta a enrolarse en las filas del crimen organizado.

Empleos mal pagados, faltas de oportunidades para acceder a la educación superior son las causas de que miles de jóvenes encuentren en el secuestro, el narcotráfico y la extorsión la forma de acceder a dinero fácil y un ?proyecto? de vida encaminado a la excentricidades que muestran los medios de comunicación en cada captura de un capo.

 Ni la ?guerra? frontal que emprendió Genaro García Luna ni las tácticas de baja intensidad importadas por el General Naranjo, entregaron resultados positivos sólo violencia y más violencia a la cual los voceros gubernamentales sólo tienen como justificación ?es la respuesta a las acciones gubernamentales?.

Sin políticas preventivas en materia de salud para prevenir las adicciones; sin una economía fuerte que genere las condiciones para crear los empleos que demandan los jóvenes en edad productiva; sin servicios de inteligencia capaces de generar la información para  acciones precisas que no tengan daño colateral a población; sin estrategias para la reinserción social de quienes delinquieron cumplieron su condena y están libres; este gobierno es un Estado fallido.

Fallido porque no cumplió con su función esencial de proteger a la población; fallido porque al final retoma una estrategia que ya había mostrado su fracaso; fallido porque la violencia lejos de terminar se acrecentó; fallido porque habrá nuevos enfrentamientos más crudos pues la capacidad de fuego para derribar a un helicóptero militar no es un asunto menor.

 Aumento del presupuesto para las Secretarías de la Defensa Nacional, Marina y Gobernación será la tendencia en los próximos años, con la consecuente disminución del gasto en salud, seguridad social y educación, en síntesis una réplica del gobiernos ultraderechistas de Colombia.

 Sin menos universidades; sin menos oportunidades de desarrollo; sin una política sería en materia de salud pública para el combate a las adicciones; con más militares policías y armas estamos condenados a los mismos escenarios de muerte y violencia.

Es increíble que hoy día no recuerde un solo promocional en radio, internet  o televisión, de los muchos de los cuales dispone el gobierno Federal encaminado a prevenir o atender el problema de adicción a cualquier estupefaciente, es lamentable que se prefieran destinar tiempo y recursos para aclarar ?las compras de suntuosas mansiones? o para viajar de ?shopping? a las tiendas más exclusivas en los Estados Unidos.

Un golpe de timón de los tres niveles de gobierno para terminar con políticas electoreras como la entrega de pantallas, cambiar el rumbo por estrategias coordinadas, actuales  no para ?mandos únicos? sino para enfrentar en su origen los problemas económicos y sociales que derivan delincuencia organizada y el consumo de drogas en México es la única solución.

Porfirio Ramírez García

Twitter: @Porfirio_RG