Llevada por su emoción ante la lucha contra la corrupción que lleva a cabo el actual gobierno, la secretaria de la Función Pública Irma Sandoval, considera que la crisis del Covid- 19 “le vino al dedo”, al régimen para exhibir las formas diversas que está utilizando para atacar ese flagelo de décadas. O no tiene clara la gravedad de sus palabras o algunos medios la interpretaron mal. Echar mano de un caso que incluye en su devastación a toda la humanidad, para ponerlo como bastión de beneficio, es un pésimo ejemplo, si bien no hay que dudar que tan grave enfermedad ha hecho advertencias importantes al mundo, algunas de ellas el cuidado del medio ambiente, el mejor uso de la ciencia, el énfasis en la salud del ser humano más que en las baratijas y las armas de destrucción y sobre todo, la urgencia de poner en primer término en este momento, la solidaridad de las naciones. A lo mejor la funcionaria, una mujer inteligente, no quería proclamar como asidero una pandemia para justificar fines, aunque en sus palabras lo dijo, porque en el discurso que dio durante la Semana Nacional de Transparencia, va aclarando esas palabras pero los términos cuando no son cuidadosos, a veces saltan a la opinión publica y se convierten en prolegómenos de ataques.

DIFERENTE CUANDO EN UN PELIGRO EXTREMO, DE LOS MALES, EL MENOR

Los sucesos de Tabasco agobiado por los desastres, orillaron a una decisión desesperada, ante la inminencia de un riesgo mayor: abrir las aguas hacia las zonas más pobres e inundar a los chontales, para evitar que la capital tabasqueña Villahermosa sufriera una inundación de alcances graves e imprevisibles. En ese caso, las palabras del presidente al anunciar la grave medida, llevaban impresas toda la verdad de lo que sucedía y era importante transmitirlo a la opinión pública para que quedara claro. Los sectores víctimas por esa decisión deben de ser atendidos y restauradas sus afectaciones con urgencia. De hecho, ya se está haciendo. Esto me recordó aquel viejo cuento ruso de la familia que a su paso por la estepa nevada, fue atacada por los lobos. Los padres, en su desesperación para no poner en riesgo a todos sus hijos, optaron por enviar a los lobos a una de sus hijas, chica enferma y desvalida, que fue la salvación de todos. El tema es visto desde varias aristas, pero en situaciones desesperadas se impone una coherencia urgente, a veces inhumana.

EL FACTOR HUMANO E INTERESES POLÍTICOS, EN LA TOMA DE DECISIONES

No siempre las decisiones que se toman tienen un fondo de verdad. La represión que se ha enseñado en México, siempre tuvo como justificación el orden y la paz públicos. Las matanzas del 68, la guerra sucia de LEA, el 10 de junio y todas las que han seguido, los casos de Ayotzinapa y Nochixtlán, entre otras, tienen una argumentación que siempre lleva a la forma utilitaria de un sistema político y la salvaguarda del estado. Cortar la parte que molesta ha tratado de encubrir la vocación déspota y autoritaria que asume como propios a los ciudadanos. Lo grave es que en el seno de la sociedad, hay personas que justifican el cercenar vidas e intereses. El sistema mexicano que predominó por largas décadas no solo tiene lo ejemplos sangrientos, hay muchas, miles de decisiones, algunas que llevaron a la reforma constitucional, en la que obran intereses propios de ese sistema y no de beneficio popular. Uno que siempre se ha mencionado es el de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, cuyo titular en la SEP Aurelio Nuño, permanece agazapado en el legislativo. Se habló de un proyecto de privatización de la enseñanza para promover la escuela privada en México ya de por si muy representada. Multitud de ejemplos se pueden poner. Si bien no aborda el tema, Graham Green en su gran novela El factor humano ( Argos Vergara, 1982), refiere lo que que hace posible la toma de decisiones para salvaguardar o hundir una situación o un sistema. Es el caso de Maurice Castle, un agente inglés, que es acusado de traición tras una serie de eventualidades en las que estaba de por medio dejar a salvo un sistema precisamente.