Carlos Acevedo Hernández

@CarlosAcevedoH

Y tal como sucede en la víspera del año nuevo, un ciclo se apaga, al tiempo que otro comienza a brillar.

Así sucede en la política, donde la edad solo es casualidad, pero el ciclo de Bartlett en el sector público parece llegar a su final. El ex secretario de Gobernación durante el sexenio del priista Miguel de la Madrid, parece ya un cartucho quemado, que impregna con ese olor al proyecto que encabeza el presidente.

El poblano ha sido un auténtico dolor de cabeza para este gobierno, es la representación viva de la incongruencia y la contradicción, al quitarle al presidente en los hechos, sus banderas más emblemáticas.

La lucha contra la corrupción no se puede entender con Bartlett dentro del gobierno, cuyo patrimonio inmobiliario exhibido recientemente por Loret de Mola, dista mucho de lo que sus muchos puestos gubernamentales le hubieran permitido adquirir.

El fin del influyentismo, tampoco; pues su hijo, León, ha sido señalado por vender en condiciones privilegiadas, diversos contratos millonarios al gobierno federal del que forma parte su padre. Donde por cierto, hace unos días le dejaron sin efecto la inhabilitación que le había impuesto la Secretaría de la Función Pública a su empresa, por lo que sin pena, podrá seguir obteniendo jugosos contratos a partir de ahora, de cualquier dependencia gubernamental.

Y para rematar, la capacidad de este gobierno también la pone en duda, por lo menos en lo que a su actual puesto se refiere, ya que han sido varias las llamadas de atención que se han recibido por las fallas en la CFE que el dirige; recientemente el apagón que afectó a 21 entidades del país, pero más preocupante aún, las alertas naranjas que se han emitido en por lo menos dos ocasiones por “errores humanos”, en ciertos procedimientos de la central nuclear de Laguna Verde, en donde, estos errores, pueden llegar a ocasionar daños catastróficos para el país.

No me gusta recurrir a este tipo de términos en personas de su edad, pero así tuviera 15 años, el director de la CFE, es ya un peso muerto para el presidente López Obrador, no le abona, no le ayuda, no le genera beneficio alguno, o por lo menos, en lo que públicamente sabemos.

Por otro lado, con el inicio del año, quien comienza a brillar intensamente de cara a la carrera presidencial del 2024, es el senador Ricardo Monreal, quien en las últimas semanas se ha encargado de imponer su voluntad en la designación de los candidatos de Morena en las 15 entidades donde estará en juego la gubernatura.

Nada más hay que ver los números, de los 14 candidatos ya confirmados (falta San Luis Potosí), siete son legisladores con licencia, uno es su hermano (David), y otros, como Clara Luz Flores o Layda Sansores, son expriistas, como él.

Otra señal del triunfo de Monreal, es que dejó en blanco al otro grupo fuerte dentro del partido, los llamados radicales, quienes verán, como (de ganar estas gubernaturas), Monreal consolidará su fuerza territorial y económica de cara a la elección que les importa, la del 2024. Y al mismo tiempo, ellos, los radicales, podrán ir haciendo sus maletas.

Hábil y negociador, vayan apuntando a Ricardo Monreal como un finalista en la “grande”; a menos que, desde el interior de su partido, el recelo les gane y terminen por meterle el pie al senador; ganas no les faltan, pero el riesgo es muy alto.

Es así, como en este día y fieles a la tradición, quemamos al “viejo”, que debe ya de apagarse políticamente; mientras vemos como se encienden las bengalas de ciertos liderazgos que apuntan a que el 2021, sea un verdadero, ¡próspero año nuevo!