El pasado jueves 4 de febrero de 2021, yo también experimenté ese cúmulo de júbilo tras leer en la pantalla de mi teléfono móvil la leyenda “Ud ha sido registrado exitosamente. Con el folio... Espere nuestra llamada donde le indicaremos su fecha y lugar de vacunación”.

Después de batallar dos días seguidos con una página hecha al vapor, con errores que le impidieron un adecuado funcionamiento y que se cayó casi inmediatamente después de que fue anunciado que ya estaba abierta para los registros, para mi significó una especie de logro el finalmente inscribirme para ser vacunado.

Fue, sin duda, una tarde esperanzadora para mis amigos y familiares que con desbordada ilusión comentaban en las diversas redes sociales que al fin habían alcanzado ya a registrarse. Yo también sentí ese alivio de saber que mi nombre ya estaba considerado en algún servidor del Gobierno de México y que en cualquier momento me llamarán para ser inoculado contra la enfermedad Covid-19, que ha dejado en nuestro país más de 166 mil muertes de acuerdo a las autoridades, y alrededor de 250 mil, según el INEGI.

Al igual que mis amigos, por escasos momentos, me imaginé de nuevo haciendo mi vida normal. Me vi otra vez en un estadio disfrutando del béisbol y pudiendo gritar un Home run o un triunfo sin temor a contagiarnos. Me vi celebrando reuniones familiares, me vi abrazando a los míos.

Por instantes caí en esa falsa ilusión de poder volver salir a la calle sin cuidarme y sin sentir miedo de que alguien tosa, estornude o me hable sin Cubrebocas. Me sentí seguro, me sentí aliviado, como si un gran peso sobre mis hombros se hubiese retirado.

Fueron pocos minutos de júbilo los que tuve, después sobrevino el golpe de realidad; sentí un escalofrío en mi cuerpo, y pasé saliva al darme cuenta de que la verdad era que no tenía nada, salvo un folio en una captura de pantalla.

Sentí pena y tristeza por mi y por todos a los que nos vendieron una ilusión con un registro para una vacuna que ni siquiera ha llegado a México y no tenemos certeza de cuándo lo hará.

Me sentí engañado por un régimen que ha fracasado rotundamente frente a la pandemia y que sin embargo, consiguió una vez más infundir esperanza en “el pueblo bueno”.

Sin tener las vacunas, logró crear la falsa sensación de seguridad que después de casi 11 meses de pandemia no había conseguido proporcionar a los mexicanos que se contagian por decenas de miles cada día y fallecen en promedio de más de mil cada 24 horas, siendo que en ningún momento se ha registrado una disminución importante en alguno de los rubros mencionados y que por el contrario, se continúa en ascenso. Nada menos habría que mencionar que el mismo jueves en que muchos alcanzamos el registro, fallecieron un mil 682 personas; el cuarto día con más muertes en el marco de la pandemia.

Insisto, nos registramos para una vacuna que al día de hoy no se tiene en nuestro país.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, ha asegurado que la polémica vacuna rusa denominada, Sputnik V, es esperada en el transcurso de los próximos dos meses en una cantidad de 24 millones de dosis para inmunizar a 12 millones de connacionales.

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Causabon, ha afirmado que México tiene un portafolio completo de alternativas en vacunas para la población “casi como ningún otro país”.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, ha informado que, de acuerdo con los contratos que el Gobierno de México ha firmado con empresas internacionales, prácticamente toda la población del país tiene garantizada su vacuna, ya que este año se espera la llegada de 174 millones de dosis.

Un comunicado de la Secretaría de Gobernación, con fecha del 2 de febrero del presente, refiere que “conforme a lo acordado México recibió más de 700 mil dosis de Pfizer-BioNTech y el resto de las entregas se reanudará el 15 de febrero; en el caso de AstraZeneca, se precompraron 77.4 millones de dosis y ya se recibieron dos embarques -uno de ellos esta madrugada-, con la sustancia activa para 12 millones de dosis que se envasarán en nuestro país y serán verificadas por Cofepris para que cumplan con todas las medidas sanitarias.

Afirma que de acuerdo con el mecanismo multilateral Covax, que coordina la Organización Mundial de la Salud (OMS), y del que México forma parte desde marzo de 2020, para asegurar una distribución equitativa de vacunas entre los países del mundo, se recibió la confirmación de la asignación de entre 1.6 y 2.7 millones de dosis de vacunas AstraZeneca producidas en Corea del Sur, en el primer semestre de 2021.

En relación con CanSino-BIO se apartaron, apunta, 35 millones de dosis, y de ser aprobada por las autoridades sanitarias, se esperan alrededor de ocho millones de dosis entre febrero y marzo para envasarse en territorio mexicano.

El secretario Ebrard Casaubon también ha aseverado que para que toda la población tenga acceso a la vacuna, el Gobierno de México evalúa otras opciones que ya se encuentran en la fase III de los estudios clínicos, es decir, en el periodo de evaluación completo de seguridad y eficacia.

En esta etapa se encuentran, entre otras: Janssen, empresa estadounidense con más de 40 mil voluntarios con una efectividad mostrada de 66 por ciento, y con una opción de contrato hasta por 22 millones de vacunas; CanSino-BIO concluyó satisfactoriamente la fase III, en donde participaron 15 mil personas; Novavax, de Estados Unidos, inició su fase III con dos mil personas; mientras que CureVac, de origen alemán, se va a aplicar a ocho mil personas en Ciudad de México, Guadalajara, Querétaro y Monterrey.

Conforme a esta información, se podría presumir que las autoridades han hecho su parte en lo que corresponde a gestionar y firmar contratos para lograr que lleguen las vacunas a México.

Lo delicado del asunto es que están arribando a cuentagotas, de esos 174 millones de biológicos prometidos no ha llegado siquiera un millón, siendo que se había proyectado, de acuerdo al Plan Nacional de Vacunación, cubrir en la primera etapa -entre diciembre y febrero- al personal de salud que atiende covid en primera línea, y en la segunda fase -de febrero a abril- a personal médico restante y personas de 60 años y más. Una meta que al ritmo que vamos ni por mucho se alcanzará.

Pero aunado a la falta de inmunizadores, habrá que subrayar el fracasado sistema de vacunación puesto en marcha, en el que se ha prescindido de un aparato considerado exitoso como el que tenía nuestro país a través del Sistema Nacional de Vacunación, para echar mano de militares y servidores de la nación en labores que desconocen y no les corresponden, sin menoscabo de una fallida estrategia logística.

Por si no fueran suficientes las fallas y ocurrencias ya señaladas, a los médicos y enfermeras que recibieron la primera dosis no se les ha puesto la segunda y no tienen fecha para ello; ya hay casos de médicos que recibieron la primera dosis y fallecieron antes de obtener la complementaria.

Además, en lugar de dar prioridad al sector de la población que está en primera línea atendiendo enfermos de COVID, se ha inmunizado a maestros en Campeche, funcionarios públicos han acaparado las vacunas para ellos y sus familiares, y por instrucciones del presidente se comenzó a vacunar a los llamados servidores de la nación que su única función conocida en la estrategia de vacunación es acompañar la caravana y tomar nota de las personas que recibieron la dosis.

Como ya mencionaba, el jueves, después de conseguir el anhelado registro para las vacunas, muchos creímos ver la luz al final del túnel. No sé si mis amigos también tuvieron ulteriormente ese golpe de realidad que a mi me sobrevino, pero no iba a ser yo quien rompiera el encanto.

Ojalá, aunque sea por esta vez, el gobierno cumpla y se logre evitar que más gente siga muriendo y se pueda en un momento no muy lejano decir que fue un éxito la estrategia de vacunación en nuestro país.

Ya muchos de mis amigos, y conocidos han sido víctimas fatales de esta pandemia. Se fueron esperando, al igual que los más de 200 mil fallecidos a causa de la pandemia en este país, un fármaco que resultase efectivo contra el virus, una vacuna que no llegó.

¿Cuántos de esos más de tres millones de mexicanos con registro en mano en el que se lee: “Ud ha sido registrado exitosamente…”, no alcanzaremos a llegar a esa fecha que no tenemos?

Opinión.salcosga@hotmail.com