El caso de la Compañía Odebrecht de Brasil va a ser muy interesante de analizar y estudiar en un futuro como parte de la Historia de la macroeconomía mundial, al analizar, retrospectivamente, el porqué una compañía, que la mayoría de los lectores de noticias no saben ni a qué se dedica, tenía que financiar proyectos de una de las empresas que debió haber sido de las más poderosas y autosuficientes de la época, económicamente hablando: Pemex, y el porqué de ese financiamiento a tanta distancia, desde Brasil hasta México, habiendo más cerca otras compañías similares; y todo lo que ha resultado de dicho financiamiento, incluyendo el involucramiento de personajes de la política actual mexicana en ese sistema tan complejo de manejos económicos, repito, tan inentendibles para la mayoría de los lectores de noticias y noticieros.

Al respecto, muy acertadamente, el Poder Judicial de la Federación rechazó la demanda que el excandidato presidencial Ricardo Anaya presentó ante la FGR (Fiscalía General de la República) por haber sido señalado supuestamente de manera difamatoria, y como dicen en los medios de comunicación: presuntamente, por un soborno (o financiamiento) de 6 millones de pesos proveniente del manejo económico de esa empresa que lleva un apellido alemán: Odebrecht, y que como el Mundo pensante debería creer, sería para crear o diseñar infraestructura progresista; pero para fines de análisis jurídico, ese suceso no fue lo más importante, lo relevante fue que el Poder Judicial reconoció que esos casos no los deben atender, bajo ninguna circunstancia, ninguna de esas Instituciones.

De haber iniciado una carpeta de investigación con la demanda mencionada, se hubiera requerido, además de la participación de varios elementos humanos, tanto de la FGR como de la Suprema Corte de Justicia, el uso del tiempo y de los recursos que son tan necesarios para resolver los problemas que se deben atender en dichas Instituciones gubernamentales prioritariamente, para que todo el país se encuentre con concordia y paz social, y para así lograr esa transformación tan anhelada.

Las notas periodísticas que dieron a conocer este suceso fueron muy puntuales y explícitas, tanto la del Milenio del pasado 17 de Septiembre como la de La Jornada del día síguenos: si la demanda de Ricardo Anaya es sobre una presunta difamación, que proceda en un tribunal local, y no en uno federal.

Ahora si se aplicó el dicho de zapatero a tus zapatos, y así ya debería de establecerse formalmente en la Cuarta Transformación, para que siempre se lleve a cabo un debido proceso (leer artículo al respecto respecto en SDP Noticias: Julio 20, 2020) y nunca más se ponga en duda de que puedan existir procesos jurídicos simulados ni uso indebido de funciones, tanto de los demandantes, como de las autoridades que ejercen la legalidad y la Justicia en México.