No creo que haya sido una buena idea de AMLO tomarse la foto con la delegación de Trump, bajo el retrato de don Benito Juárez. Entiendo la intención simbólica de AMLO, pero a veces el significado de los símbolos resultan contrarios a lo que se quiere simbolizar.
Estoy de acuerdo con Gustavo Hirales: “Juárez fue campeón de la soberanía nacional, del Estado laico y de la restauración de la república”. Pero don Benito no fue precisamente el mejor modelo de defensa nacional contra los norteamericanos. Carga aún la pesada lápida del Tratado McLane-Ocampo. Y solía pedir ayuda (despistadamente) a nuestros vecinos del norte, durante la Guerra de Reforma y luego en la Invasión Francesa.
La figura de Juárez sirve como símbolo para muchos otros temas, no precisamente para este. Además, el panteón de los próceres mexicanos es tan amplio (nuestra producción de héroes patrios es aún más grande que la producción de aguacates o de papa) que da para escoger a un prócer para cada asunto, tema, rubro u obsesión del mandatario en turno, sin tener que casarse con ninguno en particular. No olvidemos que Luis Echeverría nombró héroe oficial de su sexenio al propio Juárez, López Portillo a Quetzalcóatl, Miguel de la Madrid a Morelos y en ningún caso sirvió para nada tanto favoritismo místico presidencial.
Entonces ¿qué retrato convenía poner en la pared que amparara exclusivamente la reunión con la delegación de Trump? De entrada se me ocurre que don Francisco I. Madero, por aquello de que cayó víctima de la traición de Huerta, pero también por las intrigas del entonces embajador norteamericano, que encuerdó a mucho ambicioso de la época en su juego de Juan Pirulero.
Otra opción sería el retrato de don Venustiano Carranza, que nos defendió de los gringos aunque, por el contrario, no podría simbolizar el combate a la corrupción de AMLO porque para escarnio del Varón (o barbón) de Cuatro Ciénegas se inventó el término “carrancear”, sinónimo de robar. Y pues no va por ahí la cosa.
Montar el retrato de Pancho Villa, en vez del de Juárez, por ejemplo, no hubiera estado tan mal (a mí me cae a todo dar mi general Villa). Pero también habríamos caído en provocaciones innecesarias contra los norteamericanos (por lo de la invasión a Columbus, ya saben ustedes).
Otra opción digna de no ser descartada, hubiera sido poner el retrato de Juan Gabriel, porque, en el discurso de agradecimiento cuando lo nombraron Mr. Amigo, el Divo de Juárez se aventó la puntada de que bajita la mano, con tanto migrante mexicano ya estábamos a punto de recobrar el territorio que nos robaron los gringos.