Dedico con todo mi aprecio esta columna a los valientes defensores de la libertad de expresión, a los chicos Ibero, a los indignados de Saltillo, a los valientes de Orizaba, a todos los que creen en la justicia. No tengan miedo, México les apoya pero sobre todo, les necesita para despertar.

En un discurso pronunciado en la Cámara de Diputados el 27 de agosto de 1985, mi abuelo (víctima de un fraude electoral en su candidatura al Senado) dirigió las siguientes palabras a la mayoría de diputados priístas: “No son descendientes de la revolución ¡cuando más serán descendientes de Victoriano Huerta!”. Naturalmente las críticas no se hicieron esperar y sufrió una terrible persecución. En una entrevista que concedió a la revista Proceso uno de los periodistas le preguntó la razón de su denuncia, la respuesta es contundente: “Callar y obedecer no tiene porque seguir siendo la única actitud del mexicano como en la época de la Colonia. El servilismo ha hecho mucho daño a nuestra vida pública, ya no puede subsistir esa postura según la cual el poderoso le pregunta al débil la hora y éste responde: ‘la que usted diga señor’.”

¿A qué viene todo esto?  Pues bien, la información que hemos recibido de la intolerancia ante la disidencia en la campaña de Peña Nieto nos hace reflexionar sobre la forma en que piensa conducir nuestro País en caso de resultar electo como Presidente de la República. No es posible guardar silencio cuando personas, que haciendo uso de su entera libertad, son reprimidas solamente por portar una pancarta o emitir consignas e interrumpir la “perfecta” campaña del candidato. No es posible omitir que hay una represión evidente, si callamos daremos un mensaje equivocado, debemos confirmar cuánto nos importa la libertad de expresión, corazón de toda democracia.

En Saltillo, el sábado 12 de mayo, un grupo de manifestantes anti-Peña Nieto (sin relación con otros Partidos políticos) fue reprimido por huestes femeninas simpatizantes del PRI, verdaderas salvajes que golpearon y arrebataron cartelones sin consideración. Los atacados se manifestaban pacíficamente cuando comenzaron a gritarles, después a herirlos intencionalmente. La policía, cumpliendo con su heroico deber, solamente veía el espectáculo. El sacerdote católico Adolfo Huerta “Gofo”, participante en ésta y otras protestas, ya fue amenazado con interponerle una denuncia por su activa participación en la exigencia popular de aclarar la deuda que dejó el Gobernador Moreira. Todo en la misma maquinaria del PRI para ocultar su pasado totalitario.

Orizaba, martes 15 de mayo, jóvenes manifestantes son agredidos por personal del PRI. Los videos demuestran los atroces actos en su contra. Incluso una señora mayor fue golpeada. Hoy, viernes 17, cinco manifestantes no aparecen (amigos y familiares se encuentran buscándoles). Ya no hablamos entonces de un mero encubrimiento, hablamos de desaparición forzada. Un nuevo 68 se aproxima y posiblemente llegue en una forma mucho más depravada porque ahora hay canales abiertos, periódicos y estaciones de radio relacionadas con la red de corrupción o al temor que ha infundido el PRI.

Universidad Iberoamericana, 11 de mayo, otro revés para el Revolucionario Institucional. Los alumnos decidieron que nadie iba a callarlos, pronunciaron un discurso visual de tal magnitud que espero, Peña Nieto jamás lo olvide. Se pusieron en la piel de las asesinadas en el Estado de México, de las violadas en Atenco, todas las bocas pronunciaban una sentencia que la historia confirmará: ASESINO. Inmediatamente se señaló (por parte oficial)  una estrategia de la izquierda para mermar los votos, que pocos eran los estudiantes involucrados. Mentiras para cubrir de discursos la sangre que mancha sus impecables peinados. 131 estudiantes valientes se identificaron como alumnos de la Ibero, no tuvieron miedo porque entendieron que justamente el silencio no es solución; asumieron la renuncia a la indiferencia. Mañana, 18 de mayo, será un día histórico para los universitarios. Las principales Universidades públicas y privadas han sido convocadas a expresarse en la libertad que crece como flor en medio de las espinas. Mañana, la revolución. Mañana sabrá el País completo lo que pensamos los universitarios de su proyecto fascista.

Con toda sinceridad y como van las cosas no estoy seguro del mañana. La represión que viene es inminente pero si la ignoramos, si creemos que nada de esto nos afecta, seremos cómplices en indiferencia. Periodistas, intelectuales, escritores, que nuestras plumas no titubeen para denunciar. Hagamos uso de todas las herramientas a nuestro alcance para salvar a nuestra Patria, antes que sea conquistada por el miedo