CON SANGRE

Si usted, querido lector, tiene prisa, puede concluir aquí la lectura de esta columna, el tratamiento del sangrado masivo debe incluir el remplazo de sangre total o de todos sus componentes para tener mejores resultados.

Si quiere saber un poco más le invito a que siga leyendo. 

El tratamiento para la deficiencia de los diferentes componentes de la sangre depende de los elementos perdidos y la velocidad y magnitud de la pérdida.

Para explicar con que se remplazan los diferentes componentes de la sangre utilizaré diferentes ejemplos. 

El primer ejemplo es un paciente con cólera, vive en una apartada comunidad, no tiene agua corriente, por lo que él y su familia defecan en la milpa (pero eso sí , le regalaron su pantallota), nuestro paciente ha tenido 38 evacuaciones en 8 horas, tiene mucha sed, intentó tomar agua pero vomitó, está muy débil. 

Este paciente no ha perdido sangre, sin embargo su presión arterial es baja y sus venas están colapsadas, lo que tiene es que está muy deshidratado y podría morir, lo que requiere es una gran cantidad de sueros intravenosos del tipo más básico, los que contienen agua y minerales como el sodio y el potasio. 

Por cierto el primer medico en identificar que el cólera se trasmite por agua potable contaminada y en combatir eficazmente una epidemia, fundando así la epidemiología, fue un anestesiólogo : John Snow y no, no estoy hablando de él de "you know nothing Jon Snow".

John Snow, MD: Anestesiólogo de la Reina y pionero de la Epidemiología 

Pero sigamos?

El segundo ejemplo es probablemente el más frecuente, el paciente que se opera y tiene un sangrado moderado que puede ser tratado con productos del banco de sangre y/o con otros fluidos. Puede ser cualquier paciente y cualquier cirugía pero veamos un ejemplo concreto, este ejemplo puede ser Ana, la niña en la que vive Juancho, el héroe de nuestra entrega anterior y que fue operada para corregir la deformidad de su columna, durante su cirugía Ana sangro 8 litros y la cantidad de sangre que alguien de su peso tiene se estima en 3 litros y medio, de modo que su sangre se cambió completamente un poco más de dos veces, la capacidad de su sangre de transportar oxígeno y de coagularse adecuadamente se mantuvo administrando sueros, unos con agua y minerales y otros con partículas más grandes como proteínas y almidones, además se usaron glóbulos rojos, unos pocos del banco de sangre y muchos recuperados de la herida, lavados y vueltos a administrar (exacto, como Juancho). También se usaron plaquetas, concentrados de factores de coagulación y una fracción de la propia sangre total de Ana que se extrajo y se guardó para administrarla al final de la cirugía (como Rigoberto).

De no haber contado con todos estos recursos en esta misma cirugía se hubiera requerido administrar mayores cantidades de productos del banco de sangre. 

En otras ocasiones en sangrados moderados los médicos optamos por no transfundir al paciente y usar solo sueros intravenosos, esto puede ser benéfico, ya que las transfusiones no están exentas de complicaciones y en ciertos pacientes pueden ser perjudiciales, pero es solo posible hasta cierto limite, como a pesar de décadas de investigación aún no se cuenta con un producto que transporte oxígeno como los eritrocitos y que esté disponible para su aplicación rutinaria (aunque en investigación hay varias propuestas interesantes) en sangrados masivos llega un momento en el que debemos administrar por lo menos concentrados de glóbulos rojos. 

Ratón respirando sumergido en perfluorocarbono

El tercer ejemplo es el más extremo, un soldado norteamericano que sufre lesiones masivas por un artefacto explosivo colocado por las finísimas personas del Estado Islámico, este soldado tiene una hemorragia profusa y además de la cirugía para tratar de  reparar las lesiones y controlar el sangrado requiere la administración de grandes cantidades de productos del banco de sangre o mejor aún sangre total. Ninguna otra opción sería igual de útil para él.

De modo que en algunos pacientes se puede prescindir de las transfusiones, particularmente en los que el sangrado ocurre en forma lenta y prolongada, estos pacientes pueden andar por las calles con niveles de hemoglobina (la proteína que transporta el oxígeno en los eritrocitos y que medimos para decir si el paciente tiene anemia o no) ridículamente bajos, estos pacientes no estarán completamente bien, su tolerancia al ejercicio será baja y pueden ponerse mal muy fácilmente con una nuevo sangrado.

Pero quiero insistir en este punto, hay pacientes, principalmente en los que el sangrado ocurre en forma masiva e inesperada que requieren de la administración de componentes de la sangre.

En conclusión, la sangre nos mantiene vivos y nos mantiene bien, en casos extremos debemos de recibirla y dependemos de la buena voluntad de los donadores altruistas, considero que es un recurso terapéutico que no se le debería de negar a nadie. Pero de eso hablaré próximamente en la conclusión de esta serie. 

(El autor es anestesiólogo e intensivista, vive con hambre, tiene un lindo gato y disfruta llevando la contraria y explicando cosas).