Según la mitología escocesa, existen seres que habitan los mares de aquel país, que se transforman de focas en bellísimas mujeres y viceversa, para lo cual sólo les basta quitarse o ponerse la piel de foca. Según narran las leyendas de Escocia, estos seres son conocidos con el nombre de ?selkies?, los cuales con frecuencia abandonan los mares para vivir breves episodios románticos con los humanos, debiendo regresar al mar con prontitud para que no sea descubierta su verdadera naturaleza. La única forma de evitar que retornen a las aguas es escondiéndoles su piel de foca, lo cual le otorga a los hombres el control sobre estos seres, dándoles el derecho incluso de desposarlas, hasta que éstas recuperan su piel y huyen al mar en busca de su libertad.

A través de esta leyenda escocesa me parece que puede hacerse una interesante analogía con el referéndum ?procedimiento por el que se someten al voto popular, leyes o actos administrativos para su ratificación o aprobación? que se llevará a cabo el 18 de septiembre de este año, en donde se preguntará al pueblo de aquel país si desea independizarse del Reino Unido, o bien, si desea continuar como parte del mismo. Para empezar, debemos señalar que Escocia le entregó a Inglaterra ?su piel de foca? en 1707 a través del Tratado de Unión, mediante el cual se unieron para formar a la Gran Bretaña. La razón que motivó a Inglaterra a unirse con Escocia fue su deseo de mantener el control político de aquella corona bajo el gobierno del rey inglés, mientras que la motivación escocesa para unirse con Inglaterra fue, que ello les daría la estabilidad económica que hasta entonces no habían logrado. 

Sin embargo, tras 307 años de matrimonio entre Escocia y el Reino Unido, parece que el primero ha encontrado nuevamente su ?piel de foca? y como cualquier ?selkie? desea volver a la libertad e independencia que en algún momento le correspondieron; ello pretende lograrlo a través del referéndum señalado en el párrafo anterior. Las últimas encuestas muestran una opinión dividida, aunque ligeramente favorable a la independencia escocesa. 47% votaría a favor de la independencia, 45% en contra y un importante 8% aún se mantiene indeciso.[1]

Independientemente del resultado que se obtenga el jueves 18 de septiembre en dicho referéndum, lo que más me llama la atención es el valor que se le está dando, en aquella región, al voto de los ciudadanos, para decidir sobre un tema de tal trascendencia para su futuro. Lo que siglos antes sólo podía conseguirse mediante la guerra o a través de revoluciones, hoy pretende lograrse con un referéndum ?consulta a la ciudadanía?. Es el triunfo de la democracia participativa sobre la violencia en su máxima expresión. Dicho referéndum representa para el mundo una nueva forma de institucionalizar la democracia, pues, por un lado, el gobierno británico ?opositor de la independencia escocesa? admite que se lleve a cabo una consulta popular vinculante y por el otro, el gobierno escocés ?a favor de dicha autonomía? convoca a lograr su independencia a través del voto ciudadano.

Lo anterior, nos obliga a reflexionar sobre la importancia y efectividad de los mecanismos de participación ciudadana, para transformar a los gobiernos a través del empoderamiento de los ciudadanos, ya que el referéndum, el plebiscito o la consulta popular, generan un diálogo más directo entre el gobierno y sus ciudadanos. Cabe señalar que en México, a nivel federal, aún no existe la figura del referéndum, pero en el DF sí está reglamentada en la Ley de Participación Ciudadana ?particularmente en su Título Segundo, Capítulo IV? cuyo artículo 28 lo define como el ?instrumento de participación directa mediante el cual la ciudadanía manifiesta su aprobación o rechazo sobre la creación, modificación, derogación o abrogación de leyes propias de la competencia de la Asamblea Legislativa?.

Al respecto, de conformidad con la referida ley, quienes tienen la facultad de solicitar la realización de un referéndum son los diputados de la Asamblea Legislativa, el 0.4% de los ciudadanos inscritos en el listado nominal de electores, el equivalente al 10% de los Comités Ciudadanos, o al menos ocho de los Consejos Ciudadanos Delegacionales. Sin embargo, los resultados del referéndum en el DF no tienen un carácter vinculatorio para la Asamblea Legislativa, pues sus efectos sólo servirían como elementos de valoración para la autoridad convocante, y no como una obligación que cumplir.

No obstante su regulación en el Distrito Federal, esta figura aún no ha sido utilizada en su corta historia, por lo que es importante que los ciudadanos capitalinos la impulsemos y le demos fuerza para convertirla en un mecanismo que refleje la voluntad popular, en el que la ciudadanía haga patentes sus intereses y preferencias. Asimismo, será importante reflexionar sobre la pertinencia de llevar dicha figura a nivel federal, ya que en ese ámbito únicamente se encuentra regulada la figura de la consulta popular.

México aún puede considerarse como un novato en mecanismos de participación ciudadana diversos al voto, por lo que aprender de las experiencias de otros países, como lo es el caso del referéndum en Escocia, representa un deber de todos los que estamos involucrados en la materia electoral. Si en Europa se puede lograr que un país se independice de otro a través de un referéndum, en México me queda claro que podemos lograr modernizar a nuestras instituciones y lograr el México que tanto anhelamos a través de mecanismos de participación ciudadana como el referéndum. Una vez que lo logremos, la sociedad mexicana se verá transformada en un importante contrapeso del gobierno con una visión crítica, propositiva y participativa.