En 1968 el gobierno federal delegó al Banco de México, S.A., la política de turismo nacional. En 1969 a recomendación del propio banco se constituyó el Fondo de Infraestructura Turística, (infratur) como mecanismo financiero con las facultades necesarias para llevar a cabo programas de desarrollo de nuevos centros turísticos. De este modo, el Estado mexicano se involucró de lleno en el impulso de la actividad turística. El producto de este proceso de tecnificación del turismo en México fueron los denominados Centros Turísticos Integralmente Planeados (ctips) a cargo de FONATUR. Entre los centros seleccionados, previa identificación, estuvieron los siguientes: Cancún, Quintana Roo, e Ixtapa-Zihuatanejo, Guerrero.

El fonatur justificó la selección de Cancún debido a la excepcional calidad de sus playas, de sus atractivos naturales, sus paisajes, las características de la tenencia de la tierra, a su virtual ausencia de asentamientos humanos, a la relativa cercanía a las fuentes abastecedoras de agua y a la existencia de la población de servicios de apoyo conocida como Puerto Juárez.

Desde su planeación y creación, los CTIPS han jugado un papel preponderante en el sector turístico de México. Aunque destaca Cancún, ya que su éxito económico rebasó por mucho las expectativas que en un principio se tenían, convirtiéndose en una marca turística global y nacional. Cancún no fue un proyecto espontáneo sino un proyecto altamente planificado por el Estado mexicano con el fin de responder a demandas sociales en la península de Yucatán, una zona del país históricamente olvidada, y a la necesidad de obtener divisas y generar empleos frente a la difícil coyuntura internacional de aquel momento. En ese contexto surgió Cancún como un destino turístico en el que pocos tenían confianza pero que en poco tiempo se convirtió en el principal centro turístico de México, incluso puso fin a la hegemonía de Acapulco como principal destino turístico del país. Fue así que un grupo de funcionarios federales y de banqueros, impulsados por la coyuntura vivida por México en la década de 1970, logró que lo utopía se convirtiera en realidad.

Si bien es cierto que en la planificación de Cancún se tomaron en cuenta diversas variables para la conformación urbana que esta ciudad tendría, como la densidad demográfica y el impacto ambiental, muy pronto los estudios y visiones de prospectiva se vieron ampliamente rebasados en la realidad. Esto debido al excesivo, acelerado y descontrolado crecimiento demográfico que desde sus inicios tuvo la ciudad. Uno de los aspectos más importantes del Plan Maestro de Cancún fue la concepción urbana, ya que en ésta se crearon dos espacios urbanos diferentes pero complementarios entre sí. De tal modo, se crearon dos tipos de Cancún: in primer Cancún construido para y por los turistas, y un segundo Cancún para los mandos medios y los primeros trabajadores que inmigraron a este destino. Sin embargo, la realidad rebasó y ampliamente a la planeación y en el Plan Maestro no se tuvo la visión de considerar la llegada masiva de mano de obra atraída por la oferta de trabajo que ofrecía Cancún en sus orígenes, lo cual generó otro Cancún, el de la marginalidad.

45 años después Cancún, pese a ser un centro turístico pionero en cuestiones de planeación urbana, se ha enfrentado, como tantas otras ciudades de México, a un crecimiento acelerado y desordenado, así como al rezago de las localidades rurales que le circundan, lo cual ha derivado en un marcado deterioro social y ecológico que va en detrimento del medio ambiente y de la calidad de vida de sus pobladores. En la actualidad Cancún enfrenta problemas como un crecimiento urbano anárquico, el cual ha causado fuertes contradicciones sociales y económicas que generan una gran marginación y polarización social; un fuerte proceso de transculturación de sus habitantes; la disminución en la atracción de turistas extranjeros de alto poder adquisitivo, para ceder su lugar a un turismo de estudiantes que tiene altos costos para este destino y bajos beneficios económicos; la disminución de la derrama económica hacia otros sectores, producto de la implementación por parte de las cadenas hoteleras del modelo de all included; y, en especial, Cancún se enfrenta a la pérdida de su atractivo turístico resultado del  deterioro ambiental que han sufrido la mayor parte de sus ecosistemas, tal y como ha sucedido con el Sistema Lagunar Nichupté, el cual hoy día enfrenta un grave proceso de contaminación y eutroficación, así como, la erosión de sus playas. Además se presenta el desafío que en materia turística representará Cuba a medida que las relaciones con Estados Unidos se vayan normalizando.

Sin lugar a dudas, Cancún enfrenta un panorama difícil y con muchos retos en el futuro inmediato. No obstante, garantizar la continuidad de este centro turístico es prioritario para el desarrollo socioeconómico de Quintana Roo y, en especial, de los habitantes de dicho destino. De ahí, que estos retos deban enfrentarse de manera conjunta y coordinada entre las autoridades en los tres órdenes de gobierno, empresarios y ciudadanía.