A pesar de los grandes esfuerzos institucionales, políticos, sociales y económicos que innumerables organismos a nivel internacional han realizado, el trabajo infantil sigue formando parte de la realidad que acompaña al mundo globalizado. La explotación laboral infantil ha sido señalada por la Organización Internacional del Trabajo como uno de los principales males que aquejan a un sinfín de países, de tal modo que se han dado a la tarea de fomentar y concientizar a la población de la gran necesidad existente para generar acciones contundentes que permitan poner fin a dicha práctica.

México, así como otras grandes regiones del mundo, no está exento de dicha práctica, gracias a un documento elaborado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, nos es posible conocer esta realidad multiregional. De manera conceptual, es preciso aclarar que el trabajo infantil comprende actividades que ponen en riesgo la vida de los infantes, así también se consideran aquellas prácticas que perjudican el bienestar tanto físico como moral de los niños y niñas.

Existen también ciertas formas de trabajo infantil consideradas como las más perjudiciales, entre ellas encontramos la venta y tráfico de niños, el trabajo forzoso, el reclutamiento obligatorio con fines bélicos, así como la producción y distribución de contenidos pornográficos infantiles. El principal sector en el que se da el trabajo infantil es la agricultura, seguido por el trabajo doméstico, el sector de servicios y la industria. Para el año 2013 la Organización Internacional del Trabajo estimó que 85.3 millones de niños – equivalente a casi el 70% de la población de México- de entre 5 y 17 años desempeñaban alguna actividad peligrosa. En cuanto a la región latinoamericana y del Caribe, es preciso decir que para ese mismo año se estimó que 13 millones de niños desempeñaban alguna actividad laboral.  

Este mismo estudio nos dice que para el caso particular de México, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social estimó que en 2014 el 61% la población infantil que laboraba, lo comenzó a hacerlo a una edad menor a la establecida por la ley. Asimismo, al profundizar en la materia concerniente a la situación laboral, es preciso decir que casi el 46% de los niños, niñas y adolescentes que trabajan no recibían remuneración alguna por su trabajo, esto quizá se deba a que más del 61% de dicha población de análisis labora para algún familiar. Finalmente se puede mencionar que, respecto a las condiciones laborales, el porcentaje de niños trabajadores expuestos a algún tipo de riesgo laboral en México supera el 60%.

Es necesario realizar una profunda reflexión en torno a esta problemática global, no sólo hay que delegar la responsabilidad a las grandes organizaciones o a los propios países, también es importante abordar dicha situación a nivel micro; como bien lo menciona la Doctora e investigadora Saraí Miranda Juárez en su texto titulado Reflexiones sobre los motivos del trabajo infantil y adolescente desde la esfera familiar en México; el trabajo infantil se inserta en la lógica de las decisiones gestadas al interior de los hogares.

Para conocer el documento completo elaborado por el Instituto Belisario Domínguez se puede consultar la siguiente dirección: http://www.senado.gob.mx/ibd/content/productos/ad/AD56.pdf Asimismo se puede consultar el texto de la Doctora Saraí Miranda Juárez en la siguiente dirección: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90928088002