Existen personas que se distinguen por defender sus ideales y se desgreñan por defender su convicción. Cuánto más si se trata de proteger la virginidad y pureza de ciertos productos como son: LAS QUECAS.
Seguramente alguno de ustedes ya ha participado (ya sea como oyente o como parte del argüende) en esas discusiones culinarias que a todos concierne. Pareciera que cierta parte de la nación se encuentra dividida, respecto al tan significativo y preponderante tema: ¿Sus quesadillas van con queso o sin queso?
Por un lado tenemos a los que opinan que una quesadilla sin queso NO es quesadilla. Se espantan de aquellos que piden quesadillas de “esto o aquello”. Aseguran que las quesadillas son las que llevan “quesito derretido” por dentro; además y muy independientemente del queso... pueden ir con un ingrediente extra: el guisado.
Entre sus alegatos están:
¿Qué sigue?
¿Una limonada sin limón?, ¿enmoladas sin mole?, ¿entomatadas sin tomate?, ¿taco sin tortilla? ¿pozole vegetariano? (sí existe).
Por otro lado tenemos a los que opinan que una quesadilla puede ser de lo que caiga, chicharrón, hongos, tinga, huitlacoche, rajas, moronga, aún SIN la existencia del queso.
Ellos, especifican de qué guiso quieren su quesadilla o si la prefieren combinada (o sea con queso). No importa si hay que pagar un cargo extra.
Esta discusión surgió hace varios años en una de esos enfrentamientos de Chilangos vs. Provincianos o Citadinos vs. Defeños, se dan hasta con la cubeta por tener la razón en cuanto a costumbres de aquí o de allá.
Quizá nunca haya una respuesta correcta para ese dilema, probablemente algún día salga un libro de varios tomos resolviendo el misterio.
Ultimadamente cada quien come lo que se le pega la gana; salsa de la que NO pica, salsa de la que pica poquito, (WTF) tacos de tripa, nana, buche, nenepil, patas de pollo con limón y salsa valentina, y harta cochinada por el estilo.
Y tú ¿de qué lado estás?