Aún no pierdo la capacidad de asombro y por eso he buscado explicaciones a lo que Héctor Aguilar Camín llama “la epidemia del robo institucional”, es decir al fenómeno de la corrupción y al saqueo del erario en los gobiernos estatales que hoy tiene como resultado, como también consigna el escritor, ocho gobernadores presos, dos prófugos, cinco que son investigados y otros cinco que han estado en la cárcel por irregularidades durante su gestión.

El columnista de Milenio escribió el jueves pasado que tal epidemia tiene origen en el diseño institucional y en el crecimiento de los recursos que la federación repartió a los estados a partir de 1997, cuando el PRI perdió la mayoría en el Congreso.

Después este fenómeno se agravó, a partir del periodo que el historiador nombra “democracia mexicana”  y que abarca desde 2000 a la fecha. En esa época el presupuesto creció como la espuma gracias a los altos precios del petróleo que beneficiaron a los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Según Aguilar Camín, de 2000 a 2014 el alto precio del petróleo provocó que llegaran a las arcas del gobierno federal 1 billón 58 mil millones de dólares, a una cotización de 2014. Con esto, agrega el analista político, hubiera alcanzado para financiar casi siete veces el Plan Marshall, aquel que permitió reconstruir a Europa después de quedar en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial.

Esto es  monstruoso, es una cantidad de dinero que escapa a la capacidad de cálculo de la mayoría de mortales comunes. Pero ayuda a intuir de qué tamaño ha sido la dilapidación de recursos, el saqueo en los estados de la república y el crecimiento de la burocracia federal.

Según una investigación del portal Animal político titulada “Gasto público aumentó con Fox y Calderón”, durante los dos sexenios panistas el gasto público creció 56%. Cuando Fox asumió la presidencia de la república tuvo un presupuesto de 2 billones 375 mil millones de pesos, mientras que cuando concluyó Felipe Calderón, esto es en 2012, tuvo una bolsa de 3 billones 706 mil millones de pesos.

Si uno lee estas cifras pensaría que durante esos años nuestro país gozó de un periodo de bonanza, de mejora de los servicios públicos. Pero no. Según el mismo texto periodístico publicado por Animal Político y firmado por Tania Montalvo, el rubro donde más creció el presupuesto durante la era panista fue seguridad pública.

Entre 2000 y 2012, la bolsa para seguridad creció 334%. Después de que asumió su cargo, en 2001 Fox creó la secretaría de Seguridad Pública (hoy extinta), dotándola de un presupuesto de 9 mil 350 millones de pesos. Durante el último año de Felipe Calderón, en 2012, la misma dependencia tuvo un partida de ¡40 mil 536 millones de pesos!, esto es superior al presupuesto, por ejemplo, que tiene el estado de Hidalgo para este año, que asciende a 38.7 mil millones de pesos.

¿Usted piensa que todos estos miles y miles de millones de pesos gastados durante 12 años sirvieron para mejorar la seguridad pública? Si usted, después de pensarlo mucho, juzgó que no, tiene razón.

Si bien el número de policías creció de 6.4 mil en 2006 a 36.9 mil en 2012, los homicidios dolosos no dejaron de aumentar: entre enero de 2007 y septiembre de 2012 subieron a una tasa de 35 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Que el espectacular crecimiento del presupuesto no necesariamente sirvió para que los mexicanos mejoraran su calidad de vida.

Esto en cuanto al presupuesto del gobierno federal, que sólo dejó de crecer durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, debido a la caída de los precios del petróleo. ¿Pero qué sucede en las entidades federativas? Sobre esto se sabe poco, porque las administraciones estatales aún son cajas negras, pero evidentemente el crecimiento en sus presupuestos, y la falta de contrapesos en las entidades federativas, ha provocado engendros como el tristemente célebre Javier Duarte.

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