?La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada? es una frase de Gabriel García Márquez en la novela de El Coronel no tiene quien le escriba y queda como anillo al dedo por la serie de eventos desafortunados que la gestión de Enrique Peña Nieto ha tenido durante, al menos, su último año.

El día de ayer, después del mensaje de mediodía, se alcanzó a escuchar en voz del propio presidente una aseveración, en donde él sabía que no le iban a aplaudir. Seguramente se trató de cuestiones protocolarias -sería extremadamente raro aunque no imposible que en un evento oficial no hubiera al menos un par de palmas que se agitaran gustosas ante las acciones del titular del ejecutivo federal-.

 El conocimiento de la ausencia de aplausos que el presidente mostró y la desgracia que tuvo de haber sido escuchado, generó cientos de miles de comentarios, en su mayoría negativos, sobre si debían o no aplaudirle por hacer su trabajo, o si la falta de una ovación fue muestra del desencanto con su gestión, entre muchas otras teorías. En esencia, el mensaje que se dio fue claro: Medidas para aclarar los supuestos conflictos de intereses con sus allegados y la investigación sobre la compra de sus viviendas. Algo bueno y necesario.

De forma, el no haber apagado el micrófono y haber dejado ?desprotegido? al Presidente demostró una falla, esperamos técnica, de su staff que como a cualquier persona le pudo suceder; por otro lado, de fondo y derivado de los tantos comentarios que resonaron en las redes sociales podemos percatarnos que salvo los muchos invitados que siempre asisten a eventos oficiales, una muy buena cantidad de ciudadanos no estaría dispuesta a regalarle a su presidente aplausos por hacer bien o mal su trabajo.

Entre las muchas razones podríamos encontrar la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el aumento del precio del dólar frente al peso, la caída de los precios del petróleo, el recorte al presupuesto público de este año, o cualquier razón lógica o ilógica que se les pudiera ocurrir.

La gran pregunta sería: ¿No se da cuenta el Presidente o su equipo que mucha gente no está contenta con la gestión y con mucho de lo mismo? Aclarando que no se deben demeritar las buenas acciones que han realizado, pero que definitivamente no han hecho mella en la percepción positiva de la gestión de gobierno de Enrique Peña Nieto.

Aún faltan casi 3 años para que concluya este sexenio y muchos esperamos que la administración que encabeza Peña Nieto no tenga epifanías de lo que debió ser cuando ya no puedan hacerlo y que pronto se haga algo para mejorar con acciones reales la imagen del Presidente de la República.

A pie de página: Piden PAN y no les dan, por eso se tienen que ir a ver el Súper Bowl para evitar ponerse tristes.

 

José Martínez Galaviz es egresado de la Licenciatura en Economía con especialidad en Economía del Sector Público de la Facultad de Economía de la UNAM, diplomado en ?Marketing Político? del ITAM. Ha participado en más de 5 campañas políticas como coordinador de promoción del voto, activismo digital y político. Es miembro de diversas agrupaciones políticas, coordinador del círculo de estudio ?Eduard Berstein? y analista político en diversos medios. Actualmente es Socio Director @AtelierPolítico.