La comunidad internacional ha decidido levantar las restricciones y sanciones económicas en contra de Irán tras el cese de sus actividades en materia armamentista de carácter nuclear; ¿esto es bueno para el mundo? Claro que sí, sin embargo no todo es bueno, la primera víctima de estas decisiones sin duda es el petróleo. Todo ello debido a que una vez levantada todo tipo de restricción, automáticamente Irán entra a un mercado saturado de crudo lo cual representa un duro golpe al precio de dicho producto; por demás está decir que el precio del barril de petróleo se situó en un mínimo histórico por debajo de los 30 USD, basta con imaginar el precio al que llegará cuando Irán produzca los 500,000 barriles por día que ha prometido.

Asimismo este fin de semana pasado las bolsas bursátiles del Golfo Pérsico sufrieron una caída de hasta 6%; países como Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Arabia Saudí y Kuwait registraron pérdidas directamente en las inversiones de petróleo que cotizan en la bolsa de valores; ello como consecuencia de la sobreproducción de petróleo que la propia OPEP reconoce como riesgosa. La pérdida en el precio del petróleo tan sólo en lo que va de este 2016 se calcula ya en 20% lo cual afecta directamente a la región del Golfo Pérsico, quienes dependen en un 80% de este producto y por consiguiente gran parte de su presupuesto.

Irán se convirtió en el villano favorito de los países productores de petróleo debido a que utilizaron de manera muy efectiva las sanciones para sacar por dos años al país árabe del mercado del oro negro, a pesar de ello Irán ostenta aún el título del cuarto país en el mundo con las mayores reservas de crudo. ¿Genera pánico el retorno de un gigante como Irán a un mercado saturado? Evidentemente sí; seguro estoy que las bolsas bursátiles árabes registrarán mayores pérdidas aún. Sólo para dimensionar la cantidad de dinero que ha perdido la región árabe en este periodo basta con mencionar los 130,000 millones de dólares que se esfumaron tras esta racha de especulación petrolera.

 Para mencionar cuán cerrado está el círculo  entre las potencias petroleras y sus negociaciones sólo hay que analizar el papel de México en las reuniones del Presidente Peña Nieto por Medio Oriente, en donde los únicos acuerdos comerciales viables entre nuestro país -fuerte productor de petróleo- sólo se dan en materia fiscal, hacendaria, económica y de turismo.

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