Estás sentado como cada lunes frente a un pizarrón, formas parte de los 27.5 millones de alumnos que hoy regresaron a clases, y seguramente, te invade el síndrome de los primeros días de clases: Tu libreta tiene la mejor letra en meses, tus lápices, plumas, y útiles están enteros, limpios, sin rasguños, pero si eso no es suficiente, estás poniendo atención, despertaste con gran emoción para este momento… ¿Qué es lo que pasa después?...
Llegan las tareas, los deberes, aprenderse el cuestionario que dejó la maestra de historia, lidiar con los problemas de matemáticas, los exámenes, buscar una salida a los castigos de tus padres porque sacaste una “mala calificación”. También llegan las recompensas… Estás en el cuadro de honor, eres el mejor de la clase, te piden tus apuntes, tu mamá te presume, y hasta te escogen para declamar en el acto cívico del 15 de Septiembre…
¿Y qué tiene que ver Elba Esther Gordillo, entonces?...
A veces pienso que poco… Ella no ata las manos de los estudiantes, ni de los maestros, ni de los directivos de las escuelas, ni las tuyas… La mayoría de las escuelas privadas llenan sus currículos con deportes, idiomas, etc… A diferencia de las escuelas públicas que se atascan de niños, que son víctima de las famosas “cuotas”, que sus maestros faltan, pero pese a todo lo anterior, la diferencia (en mi punto de vista), radica en la ACTITUD…
Se culpará a la escuela, al maestro, a la Gordillo, al plan de estudios, a los padres de familia, a las instalaciones, a los pocos recursos, a cualquier persona, a cualquier condición, pero él que quiere estudiar y superarse, puede hacerlo en cualquier escuela (y no se trata de sacar puro 10); a algunos les sobrarán herramientas para lograrlo, a otros les faltarán, pero el conocimiento estará esperando por quien sea, y en las manos de los involucrados, quedará todo lo demás…
PD. Te invito a comentar tu experiencia personal para ser mejor estudiante, padre, o maestro en mi twitter: @Pillinadas…