Lo mismo para aquel quien, queriendo ser “irreverente”, insulta y ofende utilizando expresiones soeces. La frase mentada por Taibo es un modismo para hablar de violación. Su desparecio y actitud sexista demerita la autoría de libros y tristemente señala a una podredumbre de lenguaje.
Aunado a lo anterior, las expresiones conocidas de Taibo en cuestiones políticas no tienden a la civilidad; por el contrario, incitan al odio, azuzan la belicosidad.
El señor no se ha enterado de la gran oportunidad que tiene de bregar por el cambio que se pide de forma pacífica. Taibo insiste en incendiar a nuestra patria en un discurso separatista.
Lo repruebo
Como descendiente en línea directa de Martín Luis Guzmán, que fue hombre de confianza de Manuel Azaña, presidente de la mítica Segunda República de España, quien era de izquierda y un escritor reconocido, le doy la espalda. Aquellos sí intelectuales que atacaban con verdades y cifras; que sabían de la importancia del uso del idioma y trataron de no agredir a sus oponentes con barbajanerías.
Preocupa la actitud de Taibo II. Tal vez evoca la fuerte dictadura franquista y quiere repetirla desde la izquierda. Represión de la cual él y su familia tuvieron que salir huyendo para llegar a este país que, con todas sus miserias, le brindó patria y libertad de expresión.
Ser de izquierda no es sinónimo de trivalizar comentarios homofóbicos o misóginos, y menos cuando la izquierda pensante es la avanzada en dichos temas.
No es personal
Taibo II ha dilapidado toda oportunidad objetiva de otorgarle el beneficio de la duda a la 4T, si bien el que ganó fue López Obrador y nadie votó por el primero.
En sus comentarios y actitudes, el “intelectual” demostró su desfachatez al decir que con ley o sin ley... por decreto... Flaco favor le hace al presidente electo.
Esbozó la imagen de lo que para él es la victoria: “violar a una persona”. Machista puro.
Reiteró su necedad en no querer comprender que ya no es oposición; que ahora será un funcionario público con una de las más nobles y bellas tareas de la administración pública: editar libros, ser un crisol del conocimiento universal y de todas las ideas, comulgue o no, con ellas.
Simplemente, y hay que decirlo, Taibo II vulnera el discurso del presidente electo de querer construir un país de iguales. Peor aún: constituye un punto de quiebre con la intelectualidad (o debería de serlo), pues estudios han demostrado que es precisamente con el lenguaje donde inicia la violencia de género.