Juan Francisco Hidalgo es un chavo bien jalador que trabaja cerca de la cuadra donde vivo. Su casa está en Pesquería -como a 50 kilómetros de su chamba- y todos los días se levanta a las 4 de la madrugada para estar en su primer jale, que es de 6 a 9 de la mañana. Para llegar toma dos camiones urbanos y hace un transbordo en el Metro.

Descansa un rato y a las 9 y media comienza su segundo trabajo, el cual termina a las 12 y media. Se come su lonche y a la 1 arranca su tercer empleo, que termina a las 6 de la tarde. Para volver a su casa toma una pesera, dos camiones urbanos y el Metro. Llega por ahí de las 9 de la noche, cena, convive un poco con su esposa y sus dos hijos; cuando no anda muy fregado les ayuda con las tareas, a veces ve un poco de televisión y de ahí a la cama. Se duerme luego luego porque al día siguiente, otra vez.

Les platico: Juan está muy agradecido por los trabajos que tiene; es increíblemente servicial, muy educado y un perfeccionista en sus labores. Es el mil usos de la cuadra porque lo mismo hace chambas de limpieza, que lava carros, pasando por trabajos de albañilería, carpintería, electricidad y plomería.

Tiene mucha iniciativa; cuando ve llegar a una señora con la despensa, deja lo que está haciendo y corre a ayudarla con las bolsas… aunque no trabaje en esa casa. Es honrado a carta cabal y entre todas sus chambas gana $3,000 a la semana.

Está ahorrando para ver si se compra un carrito que le aligere su diario avatar. Cuando supe de él le sugerí que por ningún motivo se fuera a acercar a FAMSA, porque ya ven lo que le ocurrió al chavo Emilio Andrés Castillo Ruiz, a quien los de esa mueblería engañaron con las letras chiquitas y se quieren quedar con la mitad de la lana que pagó sin entregarle el carro que se comprometieron a darle en subasta. Ver la siguiente liga https://www.sdpnoticias.com/columnas/placido-garza-famsa-letras-chiquitas-fraude.html

Por iniciativa de uno de sus patrones en la cuadra, los tres que reciben sus servicios se reunieron hace poco para ver la forma de meter a Juan y a su familia en el Seguro Social. Uno de esos vecinos me confió que cuando les propuso esto, alguien salió con la chupaleta de “¿Y si lo damos de alta con la mitad del sueldo que le pagamos?”.

“No la jodas”, le respondió mi fuente. “Darlo de alta con menos de lo que realmente le vamos a pagar implica que si se puede comprar hoy una casa de $600,000, apenas le va a alcanzar para una de la mitad y cuando se jubile, las semanas cotizadas le van a dar de pensión también la mitad de lo que realmente le corresponde”, les advirtió.

Están en eso, pero por lo pronto, así se las gastan muchos de los patrones. Mientras tanto, Juan vive en una casa rentada, tiene IMSS que él mismo se paga y las prestaciones que recibe son a discreción de sus empleadores.

Ayer domingo trabajó como un día normal y hoy, 16 de septiembre también lo hará, porque para él los 365 días del año son todos iguales. Los patrones más considerados le van a pagar el triple que por Ley debe ganar, pero el mismo que salió con la chupaleta de aquí arriba, yo creo que se lo va a querer pagar normal.

Si Juan fuera diputado local, federal o senador, ganaría poquito menos de los $108,000 mensuales que son el tope presidencial vigente.

Tendría ISSSTE o en un descuido, seguro de gastos médicos mayores que -sin que López Obrador sepa- se siguen recetando un montón de legisladores y funcionarios públicos.

Recibiría también dietas y cuotas dizque para labores de gestoría en favor de sus votantes; dinero para sus viajes, fondo de ahorro, aguinaldo superior a un mes de sueldo, vacaciones pagadas y cuando terminara su período se echaría a la bolsa una buena lana.

Además de todo esto, trabajaría menos de seis meses al año haciéndose guaje levantando el dedo, holgazaneando con su celular en plena sesión, promoviendo iniciativas de ley idiotas como esa de cambiarle el nombre a calles, municipios y Estados, faltando a su jale hasta hartarse, viajando por todo México y el mundo subiendo sus fotos a las redes sociales, haciendo campaña para él o para sus compinches con miras a las elecciones del 2021, estaría metido en la compra venta de curules entre los partidos políticos -hagan de cuenta el draft de futbolistas- y sus jornadas de trabajo -cuando trabajara- serían de a lo mucho dos horas al día. Gozaría de puentezotototes como el de éstos días y un montón de privilegios más.

Podría echarse siestas descaradas mientras sus compañeros legisladores usan la tribuna, ofender a quienes se atrevieran a señalarle su desfachatez de no hacer nada productivo y cobrar sus quincenas como si se las mereciera.

Si fuera legislador, Juan tendría una oficinota con aire acondicionado, un montón de inútiles “estorbantes” a su mando y la posibilidad de abandonar su curul para cambiarse de partido, buscar una alcaldía o una gubernatura o cualquier otro hueso.

Y si perdiera las elecciones o fuera corrido del puesto al que lo llamaron, regresaría tan campante como el ex director del IMSS, Germán Martínez.

Si Juan fuera legislador podría tener en su chamba un rezago del 70% y nadie le reclamaría. Podría andar haciendo negocios como “coyote” o elegantemente llamados “lobbyistas y cabilderos”, vendiéndose a las refresqueras para evitar que no sean aprobados los nuevos impuestos que vienen en contra de alimentos y bebidas chatarra.

Es más, capaz de que hasta lo felicitaran sus “jefes” -que no son los que lo eligieron, sino los dueños de los partidos políticos- porque ¿saben qué?, como es bien listo, se las habría ingeniado para ser plurinominal, como Napoleón Gómez Urrutia y otros de su especie, que no ganaron ni un solo voto para estar en el Senado en la Cámara de Diputados y en los Congresos locales.

Cuando le pregunté a Juan qué opina de todo esto, respondió: “Son chingaderas”… y siguió barriendo la calle.

CAJÓN DE SASTRE

“A mí se me hace que a México le urge otro Grito de Dolores”, dice la irreverente y patriota de mi Gaby, antes de gritar pausadamente 20 veces: ¡Viva México!

plácido garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.