No soy gran amante y apasionado de las teorías de la conspiración, pero en esta ocasión me resulta de lo más raro el caso de la periodista y excelente comunicadora María del Carmen Aristegui Flores, en la que la empresa MVS puso fin a su relación laboral con la editorialista de Reforma, no sólo porque siempre le toque a ella ser víctima del poder, sino porque no es un caso aislado.
El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se veía muy reservado y aguantando las más duras críticas que le han hecho a su gobierno, hasta que desde una pequeña emisora de radio le tocó las fibras más sensibles de su paciencia.
La conductora de la primera emisión de noticias de MVS señalaba ?La Casa Blanca? de la primera dama, Angélica Rivera, envuelta en un conflicto de interés con Grupo Higa, que había sido ganadora de diferentes licitaciones, tanto del gobierno del Estado de México como del país a cargo de Peña Nieto.
La verdad, es que Mexicoleaks tan sólo es una copia, como ya saben, a la mexicana, de Wikileaks, algo que realmente resulta patético que sólo por eso la hayan despedido. En cierta parte, la familia Vargas y el grupo directivo de MVS tiene la razón, porque no puedes realizar a nombre de la empresa actos sin antes consultarlos con los dueños, en cualquier empresa del mundo no se puede hacer eso porque hasta terminarías en problemas legales o penales. Grave error de la doctora honoris causa, por la Universidad Autónoma de Querétaro.
Pero es algo que ya se veía venir desde hace tiempo, porque desde que Marcelo Ebrard fue señalado por la despostillada Línea Dorada del Metro, que sin duda es el principal responsable del martirio de los habitantes del sur de la capital, asegura el ex jefe de gobierno del DF que fueron órdenes desde Los Pinos para inculparlo, pues afirma que hasta le otorgaron un guión a los priístas de la Comisión Especial para acusarlo.
Sin olvidar, claro, que el equipo de reporteros que participaron dentro de la investigación de ?La Casa Blanca? fueron despedidos de la empresa. Qué casualidad, ¿no? Todo esto me recuerda a la vieja usanza del tricolor, ?no pago para que me peguen?, dicha por López Portillo para retirarle la publicidad a la Revista Proceso. Pero el semanario a pesar de que se las vio negras para subsistir, demostró que no necesita del Gobierno Federal para hacer historia.
Doña Carmen Aristegui es toda una institución, porque tiene la suficiente fuerza y talento para ser ella misma el medio, porque a pesar de que muchas veces la han tratado de callar en tiempos pasados siempre se escucha su voz en todos lados, desde un taxista hablando de la corrupción en el país con su pasaje hasta en las altas esferas de poder para referenciarla en una charla sobre la situación crítica de la política mexicana.
Me sumo a lo que el ombudsman de MVS, Gabriel Sosa Plata, comentó en sus redes sociales, ?es una noche triste para el periodismo y la libertad de expresión. Por más que convocamos al diálogo, imperó la cerrazón?.