La máxima autoridad de un medio periodístico serio se llama Editor, y para serlo debe tener estudios, formación, credibilidad, prestigio, experiencia y trayectoria periodística.
En cambio, la jerarquía informativa de Facebook y otras redes sociales es un algoritmo que evalúa, califica, clasifica, prioriza, jerarquiza, rankea, premia y castiga los contenidos en base a la interacción del lector con esos medios, que también lo son, aunque muy diferentes a los que ejercen la comunicación no virtual, no sintética, no automatizada, no de inteligencias artificiales ni tecnologías por encima de las humanas apologías.
Les platico: Las noticias falsas no son lo peor de las redes sociales. Sí lo son -en cambio- los contenidos que la gente y los robots excretan sin medida en ellas.
En ellos hay muestras de odio que no son falsas, son reales. Hay misoginias bien auténticas, hay supremacía racial, lo mismo que incitaciones a la violencia, a la división, al escarnio, a la descalificación, que son totalmente verdaderas.
Leyendo un periódico, viendo un canal de televisión o escuchando una estación de radio, uno sabe quién está detrás de lo que se escribe, se dice y se hace.
Con las redes sociales, no se sabe a ciencia cierta quién se esconde o está agazapado en cada cosa que se dice o se hace, porque las redes magnificaron para desgracia de los tiempos modernos, la tendencia a anonimizar las manifestaciones humanas.
Cuando las redes no existían, la gente buscaba la fuente tanto como la noticia. Hoy, la fuente de información es totalmente marginal, no es preponderante para reproducir un texto, un audio o un video.
La credibilidad y reputación de las fuentes de información se volvieron marca gracias a Reuters, agencia de noticias del Reino Unido creada en 1851. A la AFP -Agence France Press- la más antigua del mundo, fundada en París en 1835 y hoy con oficinas en 110 países. A la AP -Associated Press- una de las agencias de noticias de Estados Unidos creada en 1907, que se volvió famosa por enviar al mundo la primicia sobre el asesinato de John F. Kennedy. A Europa Press, agencia privada española fundada en 1957 y formada por más de 500 periodistas internacionales.
Antes de las redes, la gente ligaba la noticia con la fuente y si esta última no era acreditada, la información era desestimada.
Hoy, los internautas confían, le dan valor, comentan y reproducen todo cuanto se publica, porque no saben diferenciar la “fuente acreditada” de la “fuente manipuladora o errónea”. A muchos lectores les da igual que una información sea real o falsa. Al no valorarla ni verificarla, una mentira se puede convertir en un fenómeno viral.
Entonces, el reino del algoritmo y el automatismo por encima del verdadero periodismo, allana el camino hacia la dictadura de la “verdad sintética”, que es dañina como todo lo sintético. Entonces, el mal uso del internet y específicamente de las redes sociales, está tomando el puesto del periodismo para dar lugar a la “post-verdad”.
Umberto Eco, escritor, filósofo y experto en ciencias de la comunicación dentro de las sociedades humanas, llamada “semiología”, dijo un día que “las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”, que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad, pero ellos eran silenciados rápidamente. Y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nóbel. El drama del internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad, ante el cual, el receptor se siente indiscutiblemente superior”.
Leyendo esto se entiende cómo gobernantes como Jaime Rodríguez y otros, creen erróneamente que Facebook suple a los medios de comunicación formales.
El tema es para erizarle la piel a cualquiera si sabemos que hoy existen más de 2,000 millones de usuarios que se conectan a las redes sociales desde un dispositivo móvil. Hay más de 3,800 millones de usuarios de internet y unos 2,600 millones de usuarios activos móviles en el mundo.
¿Por qué el poder de las redes sociales?
Muchos medios de comunicación han perdido el poder que tuvieron por muchos años porque la gente empezó a perder confianza e interés en ciertos medios tradicionales y en profesionales de la comunicación y por lo tanto, a través de las redes crearon sus propias piezas informativas.
Si a la prensa tradicional se le denomina el “cuarto poder”, el periodismo ciudadano es el “quinto poder” que vigila a los periodistas y a los grandes medios.
Ante todo esto, los medios tradicionales tienen que reinventarse a sí mismos y exacerbar el valor que la fuente tiene ante la información. Su rol preponderante es darle profundidad, trascendencia, contexto y seguimiento a la información, matando con ello el efímero valor de la inmediatez de lo que fluye en las redes sociales.
Los medios tradicionales pueden -los que quieran- arrebatarle a las redes el gran atractivo de la interacción con los lectores, al darles tribuna, lucimiento y estrado en sus espacios noticiosos.
A diferencia de las redes, que tienen a un algoritmo como jefe de redacción, la prensa tradicional debe hacer que su administración, su área comercial, su diseño, incluso su operación y circulación, graviten todos alrededor del Director Editorial, porque un periódico, un canal de televisión, una estación de radio, fabrican noticias y la especialidad de la cabeza debe ser el periodismo, no la administración, no el diseño gráfico, no la mercadotecnia, no la distribución o la ingeniería.
Esta estructura, alineada hacia y desde el Director Editorial, nunca podrán tenerla Facebook ni ninguna de las otras manifestaciones de las redes sociales y ahí radica el inconmensurable poder que la prensa seria, la también llamada tradicional, tiene en su horizonte.
CAJÓN DE SASTRE
“No soy Inés, pero por ahí mero es”, dice la irreverente de mi Gaby.
placido.garza@gmail.com
PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.