"Crecen ejecuciones con AMLO 65%". Es la nota principal de Reforma del primer día hábil de 2019. ¿Así, de plano? ¿Un mes de gobierno es suficiente para llegar a semejante conclusión? Son preguntas más que pertinentes porque, como dice lo publicado en ese periódico —a partir de hoy dirigido por el ultraderechista Juan Pardinas—, más del 35% de las ejecuciones que se supone hubo en diciembre se dieron en la primera semana. 

En su conferencia de prensa mañanera, Andrés Manuel López Obrador dijo que Reforma miente, “calumnia”: no es la primera mentira de ese periódico que, dijo el presidente de México, jamás ha rectificado. Para AMLO, se trata de “periodismo amarillista, no serio, no honesto, no apegado a la realidad”.

Andrés Manuel no le cree a Reforma. En este caso, yo tampoco. No porque dude de los números presentados por el diario de Alejandro Junco —no tengo información de ningún tipo en ese sentido—, sino porque es absolutamente irresponsable atribuir un crecimiento tan grande de la violencia a un gobernante ¡con un mes en su cargo!

Un juicio como el de Reforma tendría que hacerse después del segundo año de gobierno; antes de ese período, los muertos son de EPN —que jamás pudo con el terrible problema que le heredaron— y, sobre todo, son los muertos de Felipe Calderón, el político que tan a lo tonto metió a México en una guerra perdida desde el primer día.

Andrés Manuel y su secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, ni siquiera han recibido la autorización legislativa que necesitan para el proyecto de guardia nacional con el que esperan vencer a la inseguridad.

En fin, el nuevo director de Reforma —que como se comentó en su momento, fue contratado para golpear al presidente López Obrador— ya ha empezado a desquitar el salario. A falta de otros méritos éticos, hay que reconocer que Pardinas sabe cumplir sus compromisos laborales.