Los procesos de crisis son ocasión para afirmar lo mejor o lo peor de cada uno de nosotros como seres humanos, al tiempo que nos colocan y obligan a la definición sin cortapisas. Esto ha provocado en México y en el Mundo el reciente golpe de estado en Bolivia contra Evo Morales, primer Presidente Indígena del continente que ubicó a su patria en el contexto internacional y devolvió la dignidad a su pueblo.

La Bolivia de Evo, habla por sí misma. El Producto Interno Bruto (PIB) creció 327 por cierto en los últimos 13 años, la deuda en el mismo periodo se redujo a más de la mitad, la pobreza extrema disminuyó de 38 a 17 por ciento, el desempleo también bajó de 8.1 a 4.2 por ciento, se construyeron miles de espacios educativos y hospitales, la esperanza de vida creció de 64 a 71 años y el salario mínimo pasó de 440 a 2060 bolivianos.

Sin embargo, existe algo -como un tatuaje impregnado en la piel- que no se puede arrancar siquiera con los números más exitosos; la discriminación, el racismo y el odio. El golpe contra Evo tiene mucho de ello, un golpe contra el indígena cocacolero que actuó por la soberanía política e independencia económica de su país. Que caminó en la construcción de una patria multiétnica de oportunidades iguales para todos.

El golpe es aprendizaje y definición en el mundo. Hoy sabemos que Estados Unidos festina, y que Perú, Bolivia y Ecuador negaron su espacio aéreo para el traslado de Evo a México al tiempo de -conocer- la buena voluntad de Paraguay y Brasil; conocemos -también- de la solidaridad y rechazo al golpe militar de los pueblos del mundo como Grecia, Venezuela, Argentina y Cuba.

Una vez más México honra y cumple con su tradición en política internacional. El presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete muestran un ejemplo de humanismo y solidaridad.

Hoy sabemos quién controla al presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y como la derecha mexicana se ha retratado de cuerpo entero una vez más con expresiones como las de la actriz de TELEVISA Laura Zapata o los mensajes en redes sociales del presidente del PAN Marko Cortés, la legisladora -del mismo partido- Adriana Dávila y el perredista-Galileo Fernando Belauzarán quienes mostraron un odio infinito.

Bienvenido Evo, nuestra patria te recibe con los brazos abiertos, seguro estamos que más temprano que tarde regresarás a tu patria con más fuerza y energía que nunca para seguir construyendo tu sueño de una Bolivia para todos.

¡Gracias por leernos!