La semana pasada el reluciente Instituto Nacional Electoral (INE) reconoció a tres nuevos partidos en México, con lo que ahora tendremos un total de 10. He leído y visto algunas opiniones sobre estos nuevos partidos, es evidente que la atención se ha centrado en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador.

Incluso una persona que estimo mucho hizo comentarios en televisión sobre este tema, le mencioné que no comparto su opinión, pero lo que más me llamó la atención es que dicha persona que me enseñó mucho sobre ciencia política, democracia y sistema de partidos no hiciera mención de ciertas complejidades que encierra el sistema mexicano. Punto central que considero se ha analizado muy poco y que será la partida para este texto.

Teoría de partidos: Sistema de partidos y tipo de partidos

Existe una extensa literatura alrededor de los partidos políticos, pero sin duda la más destacada y la que se ha convertido en un clásico de la ciencia política proviene de Giovanni Sartori y Maurice Duverger.

Dichos politólogos crearon una extensa teoría para describir cómo funcionan los sistemas de partidos, éste a su vez es afectado por el tipo de partidos en cada país, es decir, son dos cosas distintas. Por ejemplo, se puede tener un sistema bipartidista, con un partido ampliamente dominante y uno de reciente creación o un bipartidismo con dos viejos rivales. Este tipo de situaciones condicionan y tienen efectos directos en la democracia participativa.

Sistema de partidos: Sistema competitivo, Sistema semicompetitivo, Sistema no competitivo, No hay competencia.

Tipo de partido que define al sistema de partidos: Multipartidismo real, Multipartidismo con partidos más fuertes por default, Multipartidismo ficticio.

Bipartidismo perfecto, Bipartidismo tradicional, Bipartidismo imperfecto.

Partido hegemónico (dominante), Partido hegemónico ideológico, Partido hegemónico pragmático, Partido hegemónico autoritario, Partido único ideológico, autoritario, pragmático y totalitario.

El triste caso mexicano

Considero que una vez entendido el punto anterior, podemos tener una visión más amplia de lo que sucede en nuestro país, que por un lado es evidente, pero que por una cuestión de matices la teoría política nos servirá de apoyo en el análisis.

Es así que podemos ubicar a México en ciertas coordenadas: Sistema de partidos semicompetitivo en un Multipartidismo con partidos más fuertes por default, cercano a un Multipartidismo ficticio con un alto riesgo de polarización. Herencia en un sistema político y de partidos que proviene de un partido hegemónico pragmático (PRI).

Eso en cuanto a términos y clasificaciones de la teoría; en cuanto a la práctica todos estamos conscientes de la precaria y decadente condición de nuestro sistema político y de los deplorables institutos políticos que tenemos. En un sistema de partidos polarizado que viene de ser moldeado por un partido hegemónico que tuvo gobiernos autoritarios.

En este contexto es que surgen tres nuevos partidos políticos, los cuales han sido muy criticados, pero que solamente son resultado de la inercia política mexicana, la cual tolera, cobija y es cómplice de los partidos satélite, muy puntualmente: Partido Verde Ecologista de México , Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza.

Ya hemos leído bastante de lo mucho que le cuesta al erario público la manutención de los partidos políticos en México, incluso de lo caro que es la “democracia en nuestro país”; y ahora se nos vienen estos nuevos competidores, con el peligro de que se conviertan, como algunos otros partidos, en meros negocios familiares.

¿Qué le conviene a la democracia?

De acuerdo a Sartori, “ha afirmado que existe una conexión entre fragmentación (multipartidismo) y polarización, lo que ha llevado a determinar los efectos de los sistemas de partidos en el sentido que el multipartidismo polarizado contribuye a la criris y la inestabilidad del sistema democrático”. El autor se decanta por el bipartidismo.

En este entendido, en México deberíamos tener solamente dos partidos: uno de derecha y uno de izquierda, es decir PRI y PAN fundidos en uno sólo y PRD, PT, MC y Morena fundidos en otro; sin embargo, la realidad es lejana.

En mi opinión los tres partidos grandes en México jalan para el mismo lado. Es así que el PRD no ha hecho característica su forma de gobernar y de hacer política, como de izquierda, no difiere mucho de la del PAN o la del PRI, y en cuanto a su posición frente al afán reformista de EPN, no ha variado tampoco, salvo oponerse a ciertas votaciones en las cámaras, lanzar algunas cuantas críticas y respaldar otras reformas. Por eso mismo se le ha llamado izquierda simulada.

El problema es que no tenemos una verdadera izquierda, pero sí un montón de partidos que no estamos seguros a quién o qué representan, en donde MC trata de levantar la mano con un poco de caras nuevas y gente bastante capaz, pero que no convence.

Es en ese punto en donde Morena se yergue como una opción de verdadera izquierda, pero con políticos que tienen un historial que los hace una especie de dinosaurios, ya que no son caras nuevas, sino los mismos políticos en otro partido. Si alguien pasó por el vestíbulo de la sede del PRD hasta antes del 2012 entederá perfectamente.

Y sin embargo es necesario decirlo, los nuevos partidos en México no tienen forma de subsistir sino es a costa de hacer coaliciones con los partidos grandes y de ahí se explica el sistema de partidos con un tipo de partido dominante y pragmático.

Lo que sucede en este caso es lo mismo que los productos nuevos en el mercado, las personas nos vamos por los que llevan más tiempo y están mejor posicionados, las grandes marcas aplastan a sus rivales por el poder que tienen, lo mismo con los partidos más viejos.

Conclusiones

Personalmente me agradaría ver a una izquierda, a una sola fundida en un partido único, pero eso se antoja utópico debido a las fragmentaciones, tribus y características de algunos grupos de este tipo partidos.

A ello se suma el atisbo medular, lo grande y poderoso que es el PRI, un partido que no permite a los otros hacer política propia, sino que está infiltrado en prácticamente todo el sistema de partidos en México y los demás se tienen que ajustar a sus reglas.

Es ahí en donde Andrés Manuel López Obrador ve un área de opotunidad con su discurso de siempre, en donde él es el único político diferente, ahora en otro partido. Lo que es el centro de sus apuestas: deslindarse de todos los otros partidos para resurgir como una opción confiable.

Personalmente considero que Morena sí puede y representa a los ciudadanos que se identifican con la izquierda y que están cansados de los mismos partidos de siempre, claro que Morena se financia igual que todos y sigue las mismas reglas, lo que queda es darle el beneficio de la duda.

Incluso el partido de AMLO le está ganando el pastel electoral al PAN: “Morena duplica en un año los afiliados del PAN”. Algunos analistas sugieren que su registro lo logró mediante dádivas, no estamos del todo seguros, pero debido a su poca capacidad como nuevo partido, eso se verá reflejado en las próximas elecciones.

Y para los que se preocupan sobre el financiamiento de Morena, pueden estar tranquilos puesto que el INE “determinó dividir el presupuesto entre los actuales diez partidos incluyendo a los tres de nueva creación”, al menos hasta diciembre de 2014.

El problema real me parece que no radica en los nuevos partidos, sino en el PRI, de donde emanan todos y cada uno de los problemas nacionales, ya que por un lado sustenta a dos partidos satélite y provoca la creación de nuevos partidos al dominar a la supuesta oposición. Nos queda esperar que los partidos más pequeños y que no representan a nadie pierdan el registro.