Tengo sentimientos encontrados al escribir estas líneas, por un lado siento una enorme tristeza, un gran dolor, una gran compasión para con este pequeño, pero por otro lado, también siento una enorme frustración, coraje, rabia e impotencia  por no poder hacer nada… también algo que debe ser cercano al “odio” para con el infame que ocasionó semejante mal a un niño indefenso, a un pequeñito que en su hogar debería estar recibiendo cariño, amor y estarse formando para ser una persona de bien en lugar de estar siendo maltratado, golpeado y marcado por el daño que le causa un enfermo mental.

 

¿Qué derecho tiene un miserable para marcar con dolor la vida de un pequeño? Sin duda esto que vemos es producto de la descomposición de nuestra sociedad, de la pérdida de valores, de la falta de principios y de la misma violencia, muy probablemente este tipo, sea producto de una familia disfuncional, carente de principios, carente de valores, carente de cariño, que se ha convertido en un adulto enfermo, que maltrata, castiga, que saca sus frustraciones y las refleja golpeando al indefenso, aprovechándose del desvalido, “sintiéndose muy hombre” mientras se comporta como no lo hace ni siquiera el peor de los animales.

 

Esperemos que el estado tome cartas en el asunto, que este criminal reciba su merecido, pero también, esperemos que el estado apoye a este pequeño, que lo ayude recibiendo terapias y que puedan hacerlo “superar” de la mejor manera este terrible episodio por el que no debía haber transitado, este trato inhumano que no debía de haber vivido y que lo ayude para que salga adelante reponiéndose del daño que le haya causado este ser infrahumano.

 

Debemos luchar cada día para que nuestra sociedad mejore, ya lo he dicho en otras ocasiones, no vamos a mover a México ni vamos a transformar nuestro país “tuiteando” o simplemente diciendo que vamos a cambiar, “no basta solo con querer hacer” el cambio debe darse en el seno familiar, el núcleo de la familia debe recomponerse primero, tenemos que reconstituir el tejido social pero desde el principio más básico, tenemos que cambiar nosotros, tenemos que empezar de nuevo, debemos educar a nuestros hijos en amor, enseñarles respeto, valores, tolerancia, llenarlos de amor y de principios, esto nunca será demasiado, nunca será un trabajo en vano, nuestra meta debería ser que no haya un solo “OWEN” más, que no haya adultos abusadores, que no haya quien descargue sus frustraciones y odio en los más indefensos y desprotegidos, afectándolos y marcando así su vida.

 

Una sociedad libre de violencia, empieza en la familia, en cada uno de nosotros, por eso todos debemos trabajar en ello, debemos educar niños y niñas sanos, que sepan el valor que tienen y que merecen ser amados y respetados, que confíen en sus capacidades, que tengan una vida plena, en armonía y en paz, las niñas, los niños, las y los jóvenes no son el futuro de nuestro país, ellos son el PRESENTE de nuestro México, un presente que puede ser esperanzador o puede por el otro lado, estar marcado por el odio y el daño que le causó un ser vil y despreciable que afectó su vida sin derecho alguno…

 

Porque no podemos seguirle “echando la culpa” al gobierno de algo que tenemos que resolver primero como sociedad… El gobierno no tiene la culpa que exista un infeliz como la pareja de la madre de Owen y tampoco de que exista una mujer que con tal de tener a un hombre sea capaz de permitir que se maltrate a su hijo… El gobierno no es culpable de todo, debemos tomar en cuenta que la familia es la que debe cambiar, aprendiendo a respetarnos y a respetar a los demás, asumamos nuestra responsabilidad y generemos nosotros mismos el cambio que queremos.

 

 

¡YO QUIERO UN MÉXICO MEJOR!

 

¡APOYEMOS A LOS MÁS DESPROTEGIDOS!

 

¡EMPECEMOS A SUMAR, LUCHEMOS JUNTOS!

 

¡YO ESTOY DISPUESTO A LUCHAR CONTRA EL ABUSO!

 

¡PORQUE YO, AMO A MÉXICO!

 

 

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