Es temporada de Graduaciones. ¿Qué de raro podría haber en un grupo de hombres y mujeres que debidamente vestidos para la ocasión y con unas sonrisotas como de comercial de pasta de dientes, llegaran a un muy elegante recinto para asistir a SU Graduación?
Pero la diferencia entre esta y muchas otras Graduaciones en realidad es enorme...
Porque esta Graduación era para conmemorar que cerca de 40 trabajadores de la industria de la construcción recibirían certificados por haber completado estudios de alfabetización, primaria, secundaria, preparatoria y oficios.
Se trata de una nueva generación de entre los más de 25,000 trabajadores que han podido tomar clases y validar sus estudios en una de las 117 aulas que a lo largo de 12 años ha instalado y operado la Fundación Construyendo y Creciendo.
“Ustedes son los verdaderos héroes de esta actividad”, les dijo el reconocido arquitecto Enrique Norten, que como padrino de esta Generación, habló de lo que tendría que representar la educación en el proceso de construir una sociedad mucho más justa y con capacidad de multiplicar las oportunidades a que tienen acceso sus grupos más vulnerables.
Y es que la construcción se nutre de hombres y mujeres que abandonan sus lugares de origen en busca de las oportunidades que allá no tuvieron y que no es fácil encontrar en el durísimo trabajo de la construcción.
Y ese es precisamente el objetivo que mueve a la Fundación Construyendo y Creciendo; sumar voluntades para abrir a uno de los grupos más vulnerables de la población, los albañiles, todas las oportunidades que llegan y deben llegar como parte del acceso a la educación.
Sumando voluntades, la Fundación establece alianzas con desarrolladores inmobiliarios, para que ellos financien la instalación de aulas dentro de las obras, lo que facilita que los trabajadores asistan a clases antes o al final de su día de labores.
Cada aula está equipada con computadoras e internet y cuenta con un asesor que se encarga de enseñar y dar seguimiento a sus alumnos,
Los estudios son validados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), y gracias al respaldo de otras alianzas, se imparten además clases relacionadas con oficios, computación, finanzas personales y una larga lista de temas sociales, que van de salud reproductiva a equidad de género.
Construyendo y Creciendo cumple además con el papel de vincular a sus alumnos con una serie de servicios proporcionados por empresas, organismos públicos, otras Fundaciones o instancias ciudadanas, lo que permite organizar viajes a la playa como premio al desempeño de los estudiantes o atender necesidades económicas o médicas a través de colectas de útiles escolares, campañas de vacunación o visitas de organismos que les hacer exámenes de la vista y de ser necesario les regalan los lentes.
Actualmente la Fundación tiene presencia en 11 entidades del país, a través de 50 aulas, la mayoría de las cuales se ubica en obras en construcción, aunque hay también un modelo muy exitoso de aulas móviles que permite atender comunidades.
El dirigirse a los graduados, la presidenta ejecutiva de Construyendo y Creciendo, Roxana Fabris, destacó la gran oportunidad que representa para el país preparar a los trabajadores de la construcción, que día a día hacen su vida en las obras y ahora tienen la oportunidad de terminar sus estudios para mejorar su calidad de vida.
“Para la Fundación ustedes son un orgullo que me llena de esperanza, porque ustedes representan lo mejor de México y lo que puede hacer el país. Somos un pueblo con muchas posibilidades y a veces lo que nos hace falta son oportunidades”.
Tan simple y complejo como eso; a veces lo único que nos falta son oportunidades... Y bien es sabido que muchos albañiles dejan sus estudios por necesidad, para incorporarse a la vida laboral cuando apenas son unos niños, dejando sus comunidades para viajar a los lugares en que se está construyendo y para, en muchos casos, vivir en campamentos ubicados en las mismas obras.
No... Se diga lo que se diga, en esas condiciones no se les puede pedir que sigan estudiando, o que coman sano, o que se nutran de principios que les permitan mantenerse alejados de vicios o tener una mejor relación con sus familias...
En representación de los graduados tomó la palabra Nabor Hernández, quien explicó que era originario de una comunidad en que se hablaba fundamentalmente una lengua indígena, y que al llegar a la ciudad se tuvo que enfrentar a las enormes barreras que suponía conocer apenas el español y no saber ni leer, ni escribir.
La oportunidad de Nabor llegó al trabajar en una obra en la que había una aula de Construyendo y Creciendo.
Se inscribió y empezó a estudiar... El primer paso fue la alfabetización... Después siguió con la primaria y apenas en la graduación que es tema de este texto, recibió su certificado de secundaria.
Y esta ejemplar historia de superación no termina ahí... Cuenta Nabor que Ana, su esposa, que trabajaba en una casa haciendo servicio doméstico, le dijo un día que por qué mejor no la llevaba a la obra, para ver si le daban trabajo y aprovechando, se ponía a estudiar.
Y pues les cuento que junto con su esposo Nabor, Ana formó parte del grupo de graduados y recibió su certificado de secundaria.
OPORTUNIDADES. La enorme brecha de desigualdad solo se combate creando OPORTUNIDADES...
Solo se combate con oportunidades que permitan compensar las diferencias en la línea de salida.
Gran labor la que hace esta Fundación al llenar de dignidad, respeto y oportunidades el trabajo de los hombres y mujeres que día con día se parten el alma en el durísimo trabajo de la construcción.
Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos
Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com
Twitter: @horacio_urbano