A mediados de enero de 2015 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) explicó que la caída en los ingresos petroleros a final del 2014, cuando la mezcla mexicana de exportación cerró en 46 dólares por barril, se compensó en parte con 52 mil millones de pesos de excedentes tributarios, y en 2015 ?cuando el cálculo de futuros del West Texas Intermediate (WTI) es de 51 dólares promedio anual?, la disminución se equilibrará ?con posibles sobrantes? de otros ingresos, antes de pensar en algún recorte del gasto. Con la disposición de esos ingresos fiscales adicionales a lo previsto ?se absorbió el choque dentro de las finanzas públicas?, indicó el Subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, junto con el Subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher.

Posteriormente, Miguel Messmacher, mencionó a la Comisión Permanente del Congreso que la caída en los ingresos petroleros se compensará, como se hizo al cierre de 2014, ?con posibles sobrantes de otros ingresos?, especialmente los tributarios. Además, señalando que no se esperaría un efecto negativo para los ingresos de los estados porque cualquier disminución en la recaudación fiscal participable se compensaría con el fondo de estabilización de las entidades, y que si a pesar de ello es necesario realizar ajustes, éstos se harán al gasto. Cabe mencionar que a finales de 2014 ?ante la volatilidad del mercado cambiario, petrolero y bursátil en México y del oro a nivel global?  el mismo titular de Hacienda, Luis Videgaray, había asegurado que la volatilidad en los mercados no ponía en riesgo a la economía mexicana ante algunos medios de comunicación después de ocho jornadas de depreciaciones cambiarias, cuando el tipo de cambio cerró en 14.42 pesos por dólar y que posteriormente llegó a los 15 pesos por dólar. 

Adicionalmente, el pasado viernes 30 de enero de 2015 el titular de Hacienda anunció un recorte de 124 mil 300 mdp equivalente al 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El monto incluye ajustes al presupuesto de Petróleos Mexicanos (Pemex) por 62 mil millones de pesos y de 10 mil millones de pesos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) con 11 mil 820 millones de pesos, Educación Pública con recorte de 7 mil 800 millones de pesos, la Secretaría de Agricultura con 7 mil 188 millones de pesos, con 3 mil 750 millones de pesos tanto la Sedesol como la Secretaría de Salud, por mencionar algunos. El recorte anunciado fue superior al que estimaban analistas por alrededor 90 mil millones de pesos.  

Lo anterior representa una situación conocida: que el gobierno ha gastado mucho y que el ritmo acelerado de crecimiento de la deuda han hecho perder la ?confianza de los mercados?, circunstancia que obliga a que la rentabilidad de las obligaciones se haya disparado. Ante este escenario, una medida adicional preventiva de impedir severos daños a las finanzas públicas es que el estado deje de gastar.  

Cabe recordar que el Subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, manifestó estar interesado, en septiembre de 2014 durante la tercera emisión del programa de radio con el analista político y catedrático Ezra Shabot en MVS, sobre cómo es que una economía abierta a los mercados internacionales, como la mexicana, puede presentar una reducción en tasas de interés de referencia y manifestar incrementos importantes en sus pasivos.  

La economía mexicana es de las economías pequeñas más abiertas del mundo y ha manifestado incrementos en la rentabilidad de sus pasivos provocados básicamente por el efecto en los mercados de búsqueda de liquidez en monedas distintas al dólar, por la débil demanda internacional y la constante sobreoferta de producción global de petróleo, llegando a menores niveles desde diciembre de 2008 afectando las finanzas públicas.

Por el lado interno, la economía mexicana presenta un incremento de deuda interna neta importante porque los incrementos de reservas internacionales involucran incrementos de valores de deuda mexicana con una prima de riesgo creciente que ha estado presionando las finanzas públicas de México. La deuda neta total del sector público asciende para diciembre de 2014 a 6 billones 948 mil 276. 715 millones de pesos, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Por el lado externo, México fue el principal emisor de bonos del mundo según el banco de inversión Merril Lynch. Contando noviembre, México ha emitido desde agosto de 2014 pasado seis mil 800 millones de dólares en bonos de deuda externa, que equivalen a 6.7 por ciento del total de la deuda externa colocada en el mercado internacional.

Por lo tanto, los inversores financieros externos, pero sobre todo los internos, se están comportando de un modo contradictorio en todo lo que atiende a la consolidación fiscal y el crecimiento económico de México. Al parecer, este inicio de austeridad está como una amortización forzosa causada por la baja en los precios del petróleo y por exigencias de primas de riesgo elevadas (ante la posible normalización de la política monetaria de los Estados Unidos y la no consolidación en los hechos de las reformas estructurales, entre otros aspectos como la corrupción, esto último mencionado por Alejandro Werner, nuevo economista en jefe para el Hemisferio Occidental del FMI, en entrevista para Andrés Oppenheimer, sábado 31 de enero), que de no disminuirlas con fundamentos en la economía real, se pueden traducir a un creciente deterioro fiscal que, en el mejor de los casos para este año y el próximo, podría terminar en más recortes del gasto o, en el peor, en una insolvencia.

Pero, qué es la austeridad y qué hace sustentable la deuda de un país. La austeridad es una forma de deflación voluntaria (o forzada) por la cual la economía entra en un proceso de ajuste basado en la reducción de los salarios, el descenso de los precios y/o un menor gasto público (o mayores impuestos). Básicamente, la generación de ingresos es lo que hace sustentable una deuda. Es decir, no es la deuda en sí misma el obstáculo, es el cómo y los tiempos para generar ingreso, además de cómo se manejará el gasto.

La historia nos ha mostrado, al menos para el caso de América Latina (AL) y, actualmente en Europa, que la austeridad es un patrón recurrente de política que se ha aplicado con resultados de crecimiento económico mediocre en ambas regiones, aunque por largos periodos y crisis en los primeros. Las políticas de austeridad son el error en el que es preciso no incurrir, debido justamente a que no vienen a generar sino los mismos resultados que se pretendían evitar. La austeridad ?que para muchos erróneamente implica estabilidad? no funciona, porque a través de ella no se consigue ni la reducción de la deuda ni el despegue del crecimiento económico, pero sí ha demostrado poder mantener equilibrios perversos en la toma riesgos y en la distribución del ingreso. Esto es importante debido a la implementación de una ?base cero?, es decir, es positiva la medida si realmente se revisan y hay un nuevo arreglo de las finanzas públicas que implique verdaderos cambios, y sería interesante que también se revisara a  los mecanismos de protección anunciados: coberturas petroleras, línea de crédito flexible por 70 mil millones de dólares con el FMI (en caso de ejercerla) y el incremento de las reservas internacionales a 196 mil millones de dólares, es evidente que las intervenciones cambiarias a la compra y a la venta no han sido gratuitas. Esto se dice porque una institución multilateral como el FMI, que funciona como aval de la economía mexicana, sigue operando en un sistema económico internacional donde algunas de sus partes están rotas. Así lo han asegurado Raghuram G. Rajan que fungió como jefe de economistas del FMI en 2005 (en Fault Lines: How Hidden Fractures Still Threaten the World Economy)  y Olivier Blanchard actual jefe de economistas en el FMI desde 2008 y que ha escrito una serie de artículos sobre la situación aludida.

Finalmente, es extraño que si vamos hacia la austeridad por algunos años, los legisladores o funcionarios públicos no estén proponiendo en cuánto y en qué se van a reservar para contribuir a la austeridad. De la realidad debería depender la respuesta de política económica.