El escándalo mediático montado en torno a la panista en función de diputada por Morena, Eva Cadena, para afectar sobre todo a López Obrador, mueve a la reflexión y al análisis sobre la naturaleza de este partido, su accionar y sobre el conocido pragmatismo de su líder. La idea del montaje es crear otro “bejaranazo”, como le han llamado. Hacer tragar a la gente que López Obrador es igual de corrupto que los integrantes del grupo de entendimiento tácito e impune complicidad, expoliadores y usufructuarios de las riquezas de la nación, conocido como mafia del poder.

Hacia finales de 2012, cuando se fundaba el nuevo partido de izquierda, escribí dos textos para SDP que me sirven de referente para mis propias consideraciones -“Partido MORENA, ¿ahora sí va en serio AMLO?” y “MORENA: Reto a la condición humana”-:

Del primero rescato lo siguiente:

MORENA “…se constituirá como un partido ‘nuevo, sin vicios, sin influyentismo y sin lacras de la política’, para convertirse así en ‘un referente moral’ a nivel nacional” (SDPNoticias.com, 13-10-12). Independientemente del idealismo, casi lo utópico, del planteamiento, pues la condición humana lejos está de albergar tales absolutos como la ausencia de vicios  y lacras, López Obrador deberá de iniciar por honrar él mismo su discurso.

“En el pasado reciente, una de las críticas más sólidas a López Obrador, tanto de seguidores como adversarios, ha sido ese pragmatismo que paralelo a su oratoria moralista, ha permitido incorporar como colaboradores o como acompañantes de viaje político a personajes poco identificados con un honesto proceder; menos, con una causa consecuente…

“No está mal argumentar en su favor el que no pueda responder por la conducta a posteriori de sus allegados o que en el proceso de unificar las izquierdas no haya tenido más opción que juntarse con aquellos quienes representan la antípoda a lo demandado por él, pero no cabe duda de que mucha responsabilidad le va en ello, pues como líder que es, tendría que recurrir no solo a la intuición y la conveniencia, también al currículum político de los involucrados. De otro lado, no siempre es posible deslindarse de las decisiones argumentando que son los electores, ‘el pueblo’, quienes deciden.

“Por todo ello, la pregunta es pertinente, ¿ahora sí López Obrador llevará hasta las últimas consecuencias sus postulados de moralidad? Por el bien de la nueva organización y de sí mismo, será necesario que así sea, que así lo procure, como un absoluto (en el entendido de que no hay absolutos; vaya contradicción). Para no dañar el inicio del proyecto con la duda y la desconfianza entre sus seguidores y para no dar tan pronto material a sus adversarios y detractores (Milenio, El Universal, Televisa,…)

Naturalmente, un hombre no lo puede todo solo y necesita aliados. La sociedad convocada al movimiento hecho partido deberá observar los mismos estrictos referentes del líder moral. ¿Será posible alcanzarlos? ¿Cómo conciliar la natural ambición individual con el supremo interés colectivo de ética? ¿Estamos ante un previsible fracaso sustentado en la frágil condición humana y la vasta experiencia política mexicana en la carencia de reciprocidad, la deslealtad, la traición y la inmoralidad, o ante una refrescante y prácticamente inédita posibilidad hacia el futuro de la nación?” (SDPnoticias; 15-10-12).

Del segundo:

“Ha causado polémica desde un inicio el propósito esencialmente ético de este proyecto político, un objetivo naturalmente insuflado por su líder y guía principal. Los detractores no han esperado para denostarlo…

Es natural que se cuestione la ambición de López Obrador por convertir el MORENA en un partido atípico, vaciado de los acendrados vicios de los tradicionales políticos mexicanos, cuyo propósito será erradicar el régimen de corrupción en México, pero no debiera hacerse desde el rencor, sino desde la objetiva expresión histórica del hombre en conflicto permanente entre el bien y el mal, entre la virtud ética y la corrupción de la persona.

“Aquí mismo se ha cuestionado la pretensión de AMLO…

“…resulta, más que ingenuo, en realidad una tarea si no imposible, altamente complicada. Y no por quien encabeza el proyecto y sus seguidores, simplemente por la ‘naturaleza’ de la condición humana la cual se ve expuesta a innumerables tentaciones cuando de poder y dinero se trata. Las propias contradicciones del historial reciente de López Obrador en relación a quienes le han rodeado podrían ser una muestra de la dificultad de exigir un estado de virtud radical. Pero no por ello puede negarse la posibilidad de su búsqueda como un referente, como un modelo con consecuencias de orden estatutario a nivel partido, teniendo en cuenta que los estatutos siempre serán el ideal mas no necesariamente la realidad. 

“No puede negarse el derecho a la virtud, a la ética, en política, de lo contrario estaríamos ante el franco cinismo.

“Y lo lamentable para la política y el periodismo mexicanos es que al parecer no existen motivos suficientes para celebrar cuando menos un propósito tan loable como el del Movimiento de Regeneración Nacional y el que surja en medio de la simulación, la corrupción y la impunidad en la política nacional. Que triunfe o fracase semejante proyecto es otro capítulo. Pero negar el derecho, la posibilidad de una corriente ética en la política, es aceptar el cinismo, la simulación, la corrupción, la impunidad, la perversión misma, como modelos rectores de la política; la desolación como horizonte de la sociedad.

“La ambición ética del MORENA es un reto a la condición humana si se considera toda la suerte de circunstancias y apetitos a que se ve expuesta constantemente la persona, las debilidades del espíritu ante la oferta de la vida. El triunfo o el fracaso del proyecto dependerán de quienes integren dicho movimiento y de quienes lo dirijan, del reto personal que significará competir políticamente en un medio básicamente degradado por la ambición generada por el poder.

“Debiera quedar claro que el MORENA no tiene como modelo la ingenuidad ni la ambición vil, sino el verdadero propósito de ir más allá de la condición de lo inmediato y pensar que un mejor México es aún posible; aunque suene distante.” (SDPnoticias; 21-11-12).

El pragmatismo de López Obrador que falla con frecuencia, el escándalo de la diputada-candidata Eva Cadena, las traiciones a los principios de los estatutos y a la orientación de Morena por diputados que han sido expulsados o suspendidos temporalmente en sus derechos partidarios, están prefigurados en los dos textos citados. No obstante, es fundamental que el principio ético prevalezca como guía dentro de Morena. Y es crucial que sus militantes y simpatizantes ejerzan la crítica, que demanden ejemplaridad de acuerdo a sus postulados políticos para no terminar siendo un partido igual que los otros, como esgrimen sus adversarios.

Deleznable y condenable es el nivel de la política mexicana y de la mayoría de sus políticos hoy día. Cloaca que no se ejerce contra un solo hombre o un partido sino contra todos los mexicanos. Los ciudadanos tendrán que luchar por hacer prevalecer el derecho a la crítica, la justicia contra la impunidad y a aspirar a una condición ética aún ausente.