Los que leímos a Rius sabemos qué tanto aprendimos del intelecto humano de este hombre, información valiosísima sobre variados temas, sobre todo de historia de México y el mundo, desde su visión que no encajaba en ninguna corriente, aunque su tierno corazón se inclinara hacia un socialismo que tampoco le satisfacía, porque su sed era por la libertad, por la justicia, por la democracia social. Estaría ahora contento el artista. El gran Rius, el filósofo, el historiador, el dibujante, rompió moldes. No alcanza el adjetivo “historietista” para definirlo. Fue con su libro La panza es primero en los años ochenta que descubrí al agudo, rebelde, instruido y simpático Rius, desde ahí devoré, recomendé y reciclé a hijos o amigos, sus más de cien obras.

Hace como quince años en una rara ocasión de paso por Guadalajara que nos reuniríamos a comer con los famosos moneros que publicaban en la recién resucitada revista El Chamuco, estaba emocionada por conocer a quien admiraba, a quien había abierto los ojos a varias generaciones, pero Rius fue el único que tuvo un contratiempo en la capital y no pudo llegar. Se esfumó la oportunidad que tuve de conocerlo, de compartir un rato para conversar sobre el profundo respeto que sentí para este autor revolucionario que evolucionó con transparencia hacia su temprana decepción del socialismo. Evidente si uno lee su libro Cuba para principiantes que escribió en el año 1970 durante el aparente auge de la revolución cubana, y luego lee uno el otro libro sobre el tema que escribió en 1994 titulado “Lástima de Cuba”, donde destruye—para sí mismo por ende para sus lectores—el mito de Fidel como héroe.

Hoy, el presidente de la república hace honor a Rius, a este excepcional artista mexicano oriundo de Zamora. La campaña de la buena nutrición que el gobierno de la 4T lanzará, llevará dedicación especial a esa importante vena orgánica de un escritor caricaturista libre, que por humilde y honesto fue un sabio. Una noticia para celebrar. Porque Eduardo del Río, Rius para sus compatriotas que lo admiramos y le seguimos el paso hasta que lo dejó su cuerpo, merece este gran homenaje. Niños y adultos de México comiencen por leer “La panza es primero”, para abrir su conciencia alimentaria, para deshacerse de la malnutrición inducida por el estatus quo, causa de la altísima obesidad que enferma no sólo a México sino al planeta.