No cabe duda de que los debates políticos han resultado un tanto estériles para las campañas de los candidatos presidenciales. Al menos como parte de las estrategias de las campañas. Este último y tercer debate resultó igual de malo que los anteriores. Mi percepción es que no le aportan nada a cada uno de los candidatos. En los dos debates anteriores, movieron en casi nada las encuestas electorales. Lo que sí aportaron dichos debates, fue generar más odio y división entre los mexicanos.
Pero bueno. Tomando en cuenta que este tercer debate tampoco moverá casi nada, de aquí al día de las elecciones, podemos inferir un inminente triunfo de López Obrador. Sigo considerando que el tabasqueño no es el mejor candidato de los cuatro, si no el menos malo. Pero dentro de lo malo que pudo ser el tercer debate, caben algunas lecturas de lo que dejaron los cuatro candidatos presidenciales.
Para López Obrador fue un evento de trámite. Si bien el tabasqueño no sabe debatir, lo menos que se esperaba era que saliera lo mejor librado ante los ataques. Le lleva más de 20 puntos de ventaja al segundo lugar, tiene un equipo fuerte y unido. Sigue siendo el candidato antisistema y mantiene el hartazgo social de su parte. Me parece que la guerra entre PRI y PAN lo fortalecen, aunque no lo crecen en demasía, pero sigue firme.
Al tabasqueño sus logros lo avalan. Fue presidente del PRD, Jefe de Gobierno de la Cuidad de México, puntero en las elecciones de 2006, 2012 y la actual. Creó un partido nuevo, fue presidente del mismo y este partido está a punto de convertirse en la primera fuerza política del país en este 2018. Los hechos muestran que López Obrador es un rival fuerte y competitivo, podrá perder, pero peleando arriba. Hoy el margen de ventaja que tiene, le permite cometer ligeros errores en los debates.
Para el caso de José Antonio Meade, da la impresión que llegó tarde a la contienda. Hemos visto al candidato priista un poco más relajado y más suelto que al inicio de su campaña. No sé si el hecho de saberse derrotado le permite actuar con un poco más de lucidez. También hay que señalar que, desde la llegada de René Juárez Cisneros a la dirigencia tricolor, da la impresión de ser otro PRI y otra la campaña que lleva Meade. El líder nacional tricolor se distingue por tener un perfil más bajo que su antecesor Ochoa Reza, el protagonismo se lo deja al candidato presidencial. Desconozco qué estén haciendo en las redes, pero incluso en su guerra sucia se ven más efectivos que semanas atrás. Fue un acierto la salida de Ochoa Reza de la dirigencia nacional tricolor.
En el tercer debate, el PRI se mostró más preparado que en los eventos pasados. Vimos a un Meade que domina mejor su conocimiento tecnocrático con su discurso político. Tal vez los temas del debate se prestaron, ya que Meade los conoce a fondo. Si bien Meade no tiene posibilidad alguna de ganar la elección, me parece que “medio despertó”, tarde, pero lo está haciendo. La loza negativa del PRI que carga el candidato tricolor sigue siendo su principal negativo. Viendo lo malos que han resultado los candidatos, me hubiese gustado más ver a Meade de independiente. Probablemente hubiera entrado temprano a la campaña y su discurso sería de lo más sensato, probablemente no sería tercero en las encuestas, probablemente.
Para el caso de Ricardo Anaya, fue un ligero retroceso. He mencionado en columnas anteriores que al Frente le pesan tener un equipo de perdedores. Además, Anaya llegó desgastado de más. El Frente lejos de rivalizar se confrontó con casi todos los candidatos presidenciales. Sin ser el puntero, tuvo batallas como si lo fuera, lo cual demuestra fallas desde la conformación de su estrategia. En el debate Anaya se vio menos agresivo, disminuido, desgastado. Aun mantuvo esa agilidad para improvisar, a tal grado de decir tonterías como “muestras censales”.
Otro factor en contra del candidato frentista es que tiene que mentir menos, o lo menos posible. En los debates anteriores, Anaya era vapuleado en las redes sociales por mentir en la mayor parte de los debates. Hoy al tener que decir verdades, el candidato blanquiazul se ve disminuido en su discurso y agilidad. Los golpes de sus presuntos escándalos hacen ver un tanto pequeño a Anaya.
El Frente proyecta estar peleando la punta en las preferencias electorales, cuando su realidad es mantener su segundo puesto, esta falta de visión hace ver a Anaya en ocasiones divagando. Siguen con el discurso del “pacto” de Morena con el PRI, cuando en la práctica quienes han buscado una alianza con el PRI han sido ellos. Jorge Castañeda y Diego Fernández de Cevallos han señalado la posibilidad de aliarse con el Revolucionario Institucional, más incoherentes no pueden sonar. La manera más fácil de cubrir el fracaso frentista es decir que hubo un “pacto” entre PRI y Morena, pero a más de 20 puntos de distancia del puntero se percibe como inverosímil dicha versión.
El Bronco pues digamos que participó. El aspirante independiente cumplió con ir al debate y decir sus ocurrencias. El político neoleonés no aporta nada, no quita nada, es un candidato más, de relleno. Ojalá sea la última vez que veamos a este perfil de candidatos. Increíble que alguien como el Bronco haya ganado la elección de gobernador en Nuevo León.
En fin. Evaluar un debate “maleta” es complicado, pero vale la pena señalar lo menos malo del mismo. El ganador a mi parecer fue José Antonio Meade. López Obrador a pesar de los golpes que recibió, se mantuvo, no perdió ni ganó. Ricardo Anaya al verse disminuido con respecto a los debates anteriores, me parece que fue el perdedor. El Bronco estuvo y dijo su parte.
La pelea por el primer lugar está decidida, lo tienen que asimilar los equipos de campaña tanto de Anaya como Meade. A Morena lo que le queda es voltear y competir más en los estados y congresos. Para el PRI seguir aferrado a llegar a ese segundo lugar o ser tercero con un mayor puntaje en las elecciones. Para el Frente queda intentar capitalizar su segundo lugar, pero para Anaya queda incierto su futuro político.
El escenario no se moverá, al menos con el puntero López Obrador. La única sorpresa serían el segundo y tercer lugar. Pero lo que es un hecho, es que el tercer debate no dejó ninguna novedad, nada adicional, seguirá sin aportar nada como en los dos debates anteriores. A menos de 20 días de la elección, sigue definido el escenario, como desde el inicio de la misma. Veamos qué sucederá.
Twitter: @Hugo_Canelo