Nunca he sido dado a usar frases hechas ni dichos populares o refranes. Mucho menos, piropos o albures; me resultan despreciables. Mas ahora que López Obrador acaba de preguntar en la Conferencia de Prensa Matutina de qué sabor quieren su nieve, para complacerlos, quienes demandan que ante la crisis del Covid-19 suspenda las obras de infraestructura prioritarias para su gobierno, su propia respuesta me trajo a la cabeza aquella frase un tanto vaga pero decisiva en su sentido negativo: “never, de limón la never”; es decir, “nunca de los nuncas” (la primera vez que la oí fue en algún antro de Acapulco).
Frase popularizada por una muy mala película basada en una muy buena canción: “Pedro Navaja”, de Rubén Blades, considerada como iniciadora de la llamada “salsa intelectual”. Y es que su calidad musical, su lírica, su narración y la capacidad incluso sociológica tiene antecedentes en la Ópera de los tres centavos, de Bertold Brecht y Kurt Weill (1928; en particular, la pieza “Die Moritat von Mackie Messer”, de la cual Louis Amstrong hizo una estupenda versión en inglés, “Mack the knife”, en 1956, y Miguel Ríos en los 90 cantó una magnifica letra en español, “La balada de Pedro, El Navaja”), estrenada en el 200 aniversario de su antecedente, The Beggar’s Opera (1728), de John Gay y Johann Christoph Pepusch (y al parecer a sugerencia de Jonathan Swift), hace referencias a Franz Kafka y a West Side Story, de Leonard Bernstein. Es decir, su éxito de millones de copias vendidas se basó en una riqueza intelectual y estética. Por el contrario, la película mexicana Pedro Navaja (Alfonso Rosas Priego, Dir., 1984) es de tan baja calidad que algunos comentaristas españoles sugieren que de tan mala, resulta buena; cuando menos para burlarse y divertirse (yo rescataría la admirable materia objetiva de la joven Maribel Guardia y la madura Sasha Montenegro). La vida oscura de un complejo barrio del bajo Manhattan de los setenta del siglo XX, es convertida en la inverosímil historia de un padrote del Distrito Federal en los ochenta (hoy Ciudad de México). La película fue rodada sin la autorización del autor de la canción. Tanto se encabronó Blades que al no poder prohibir la realización, además de obtener compensación económica de los productores del filme, compuso otra canción, “Sorpresas”, en la que resucita a Pedro Navaja. El daño ya estaba hecho de todas maneras, y en esa película tan mala, el tal Pedro con el diente de oro brillándole responde con desdén a los coqueteos de una prostituta, “Never de limón, la never”; que no quiere nada en absoluto con ella.
Así está López Obrador, no quiere saber nada de sus asesores gratuitos. Durante las últimas semanas le han surgido varios al presidente planteando –algunos exigiendo- que ante la gravedad del asunto Covid-19 y la crisis económica que le seguirá, su gobierno tendría que cancelar la construcción de toda infraestructura fundamental y cara a sus propósitos. Es decir, tres obras o al menos alguna de ellas: Tren Maya, refinería de Dos Bocas, Aeropuerto Felipe Ángeles (y se les olvidó el Corredor Trans-Ístmico). Otros asesores sugieren como alternativa un préstamo al Fondo Monetario Internacional.
Pues bien, tenía pensado escribir sobre este tema desde la semana pasada, pero López Obrador que “es muy avispado y además terco”, como diría de sí, se adelantó y ha dado respuesta a sus asesores: “Fíjense cómo estarán de molestos, enojados los que se sentían dueños de México, que sus escribanos están planteando que cancelemos estas obras. Los intelectuales orgánicos recomendando que ante la crisis se cancele la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Les contesto: ¿de qué quieren su nieve? Porque estoy muy atento a sus propuestas tan racionales, tan bien fundadas, con tantos argumentos. Ni un paso atrás, al contrario, tenemos que reactivar la economía lo más pronto posible”. Esto es, “Never de limón la never”.
Los tres proyectos ya en marcha son esenciales para su gobierno y en realidad para el país. El aeropuerto, por su evidente necesidad, la refinería porque es estratégica, el tren porque es obligado para el desarrollo del sureste y por su potencial turístico. Por otro lado, significan una enorme cantidad de empleos. La construcción del aeropuerto ha generado 15 mil empleos directos, de acuerdo al responsable de la obra, Ricardo Vallejo; la refinería generará hasta 135 mil empleos, de los cuales 23 mil serán directos y 112 mil indirectos, ha dicho la secretaria de Energía, Rocío Nahle; y para la construcción del tren, el presidente señala alrededor de 210 mil empleos.
Entre los noveles asesores destacan el PRI y el PAN, es decir, el PRIAN. Asimismo, varios columnistas y un escritor afamado, Enrique Krauze, que el 27-03-20 escribió en twitter: “Por elemental responsabilidad, para liberar recursos que serán indispensables, el gobierno debe cancelar Santa Lucía, Dos Bocas y Tren Maya”.
Una cosa es cierta: la misma demanda fue planteada desde siempre, desde antes del coronavirus. Porque esas obras han sido instrumentos para atacar a López Obrador, pues o bien querían el aeropuerto de Texcoco o la inmovilidad absoluta, es decir, nada de refinería o tren; siempre utilizando argumentos falaces. Pero ya instalada la crisis del coronavirus, pareciera que la misma pudiera otorgar la razón a los asesores y que sólo la necedad del presidente impide su aceptación, pues la pregunta es, ante la crisis económica mundial que se avecina, la drástica caída de los precios del petróleo, la devaluación del peso, etcétera, ¿dónde encontrar dinero para financiar los proyectos si se quiere seguir con los programas sociales y si no se quiere endeudar al país?
La respuesta la ha dado el propio presidente en otra conferencia: “La decisión de no permitir la corrupción nos significa contar con una mina de oro para financiar el desarrollo y el bienestar del pueblo”. De esa mina inagotable saldrá el financiamiento; con eso habrá suficiente para salir de la crisis y alcanzar aún el desarrollo y acaso el bien estar. ¿Será posible?
Ya se verá con el tiempo quién ha tenido la razón. Por más que los adversarios calumnien, ataquen y deseen el desastre para volver a estar ellos instalados en el poder, y por más que desean el fracaso de López Obrador para regresar al estatus de corrupción que apenas se está empezando a superar, lo cierto es que el país tiene un presidente optimista, perseverante y legitimado por su pueblo.
Mientras se da el desarrollo de los acontecimientos y durante el encierro preventivo para evitar la crisis de los hospitales, hay ocasión de ver en youtube todo el material artístico que he mencionado arriba. Hacer una exploración retrospectiva desde Pedro Navaja a Mack the knife, Makie Messer y Macheath, the captain of gang of robbers. ¿Y por qué no?, divertirse con las estupideces de Resortes en la malísima película mexicana, y admirar la desnuda belleza juvenil de Maribel Guardia. Yo, por lo pronto, encontré apenas el año pasado una inesperada casi inconcebible versión en italiano de la opera inglesa, L’Opera dei mendicanti, interpretada por el más extraordinario cantante de todos los tiempos, Giuseppe di Stefano, en el papel de Macheath, el mujeriego capitán de la gavilla de ladrones…