“Es un hecho que por esa foto me despidieron, de eso no hay duda. Ustedes lo están escuchando, no me voy ni por incompetente, ni me voy por ratero ni deshonesto”.

Eran las palabras que pronunciaba el ex director del Hospital Regional de Coatzacoalcos, recién cesado por la administración de Miguel Ángel Yunes. Un reclamo exhasperado de parte del Dr. Roberto Ramos Alor, quien no daba crédito de su despedido.

La fotografía en cuestión, lo ubicaba a un lado de la entonces coordinadora del Grupo Legislativo de Morena en la Cámara de Diputados, la hoy Secretaría de Energía, Rocío Nahle, en un acto en donde esta última hizo señalamientos en contra de Emilio Lozoya, por actos de corrupción.

Un año más tarde, el tsunami de López Obrador pegaría con fuerza en Veracruz como lo hizo en el resto del país, impulsando la llegada del primer gobierno estatal morenista. Esto significó que el gobernador del estado Cuitláhuac García recompensará al dr. Ramos Alor por el despido injustificado del que fue objeto por parte del gobierno panista, designándolo como nuevo Secretario de Salud Estatal.

El 5 de junio de 2019 ya como Secretario de Salud, estalló con su famosa frase estilo peñista “Ningún chile les embona”, dirigida a medios y políticos de oposición, por primero reclamarle el desabasto de medicamentos y luego por cuestionarle una dudosa adjudicación directa de 36 millones de pesos a una empresa señalada anteriormente por irregularidades.

Después de ese estallido las apariciones del Secretario ante los medios prácticamente cesaron.

Con lo que Ramos Alor no contaba en ese caluroso momento de ímpetu y arrebato, era que a la Auditoría Superior de la Federación tampoco le embonarían los chiles que él les tratara de vender; y es que apenas la semana pasada se publicó la primera entrega de la auditoría 2019, donde la ASF determinó un posible daño patrimonial de 2,413 millones de pesos del gasto federalizado en la cuenta pública del primer año de Cuitláhuac García en Veracruz; de los cuáles 1,963 millones provienen de la Secretaría que encabeza el Dr. Ramos Alor.

Entre las observaciones resalta que 1,040 matriculados en nómina no fueron encontrados, movimientos irregulares en cuentas bancarias e inconsistencias en contratos para la compra de medicamentos, como el aquí antes señalado.

Para dimensionar el tamaño del problema, hay que precisar que en la auditoría del mismo ejercicio del Gobierno Federal se hicieron observaciones por 6 mil millones de pesos y tan sólo en la Secretaría Estatal del Dr. Ramos Alor, hay daños por casi 2 mil millones, la tercera parte que lo de todo el gobierno federal.

Sin duda un foco rojo se prendió en el gobierno de Veracruz, en donde el primer mandatario estatal tendrá que tomar decisiones que vayan en sintonía con la política del presidente López Obrador, quién espera de ellos mejores resultados de cara al 2021, el año electoral más importante en la historia reciente del país y en donde el principal objetivo del partido en el gobierno deberá ser mantener la mayoría en la Cámara de Diputados; para lo que esperarían que las entidades en donde gobiernan, entreguen buenos resultados.

Por lo pronto el mensaje de la Auditoría Superior de la Federación hacia el gobierno veracruzano es claro, no les embono lo que vieron, ¿De qué privilegios goza el Secretario veracruzano quien a pesar de ser el funcionario público más observado a nivel federal continúa tan campante? ¿podrá el Dr. Ramos Alor, decir lo mismo que hace 3 años? “no me voy ni por incompetente, ni me voy por ratero ni deshonesto”.

Al tiempo.