Los partidos ya politizaron la discusión y aprobación del mando único policial.

En lugar de que los señores legisladores dialoguen, acuerden y construyan un modelo de seguridad que pueda hacer frente a la violencia que existe en el país, tomaron la decisión de apoltronarse en la mecedora de su curul para hacer uso político electoral de un tema que no debería estar condicionado a la mezquindad e intereses de los partidos.

PAN y PRD esperaron 2016 —año electoral—, tiempo de presiones, canjes y chantajes, para comenzar a discutir una iniciativa que el Ejecutivo envió al Senado desde diciembre de 2014.

Después de escuchar las posiciones irreductibles de senadores y diputados sobre el mando único, queda claro que el narcotráfico y la inseguridad tienen como principales aliados a los grupos parlamentarios del Congreso.

Los legisladores hablan, dan entrevistas, discuten, amenazan, alargan los tiempos, sin preocuparles que México atraviesa por una crisis y emergencia de inseguridad.

Una emergencia nacional que, en un país políticamente maduro, obligaría a los partidos a unirse para dar a la inseguridad una solución estructural.

Nuestros legisladores, sin embargo, “echan panza”. No importa que México esté clasificado a escala internacional como uno de los países más violentos, corruptos e inseguros.

No importa que un caso como el de Ayotzinapa forme parte de las páginas más oscuras y tenebrosas de la participación del poder en hechos criminales; no importa que se trate de uno de los asesinatos múltiples más bestiales cometidos contra la humanidad y que los cronistas lleguen a dar al hecho un trato similar a lo sucedido en África con Idi Amín Dada.

A nadie interesa que la tragedia de Iguala se reproduzca y multiplique todos los días. Tampoco importa que en Tierra Blanca, Veracruz, hayan desaparecido cinco jóvenes en manos de policías pagados por el crimen organizado, sin que la autoridad local o federal pueda dar, hasta hoy, y pese a los intentos, cuando menos una explicación a los padres de familia.

La iniciativa presidencial sobre mando único es muy perfectible. No resuelve las causas multifactoriales de la inseguridad. Pero lo que tampoco se ve es la disposición de las tres grandes fuerzas políticas para construir una mejor alternativa.

Las partes han reducido la discusión a si las mil 800 malas y corruptas policías municipales deben ser sustituidas por 32 estatales, cuando ni las unas ni las otras son garantía de nada.

El cáncer de la violencia nace en las entrañas de los municipios, pero no sólo porque ahí existan policías corrompidas por el crimen organizado, sino porque los guardianes del orden, junto con la población, son devorados todos los días por el abandono, la falta de desarrollo y la pobreza.

Entonces, señoras y señores diputados, señoras y señores senadores, ¿no deberían sentarse a legislar para que, cuando ustedes aprueben el próximo presupuesto, se coloque en el numero uno de las prioridades nacionales el desarrollo de los municipios más rezagados?

¿Por qué no invierten el orden de la pirámide? Dejen de seguir asignando recursos a los mismos de siempre, para —a partir de una visión radicalmente distinta— impulsar el desarrollo económico de regiones donde prefieren cultivar amapola y ser productores de opio a seguir anclados en la miseria.

Policía municipal o mando único es un falso debate o cuando menos una discusión que está condenada a la esterilidad.

Hoy lo importante para el país no es si gana el presidente de la república o la oposición en el Congreso. Lo estratégico es que México cuente con un sistema policial que puede ser producto de una correlación entre esa policía de aproximación, cercana a la ciudadanía, que permita a un presidente municipal ejercer autoridad, prevenir y resolver problemas cotidianos de manera rápida y efectiva, y la otra que estaría para hacer frente al crimen organizado.

Todas las combinaciones son posibles. La política lo permite. Lo único inaceptable, por insultante, es que los partidos y los grupos parlamentarios medren a costa de la seguridad del país y del ciudadano.

@PagesBeatriz

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