El líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, va con todo al 2018. A muchos no les cabe la menor duda de que será él quien en agosto de 2017, luego de las elecciones, estará pidiendo licencia a su actual cargo para lanzarse con todo a la candidatura presidencial por su partido. El problema es que parece ser que el PRI usará cualquier método para intentar ganar las elecciones este año y el siguiente, y eso puede  implicar métodos que están totalmente fuera de la ley.

Ya el PRI antes se ha asociado con el Partido Verde, reiteradamente multado por crímenes electorales, que han llevado además a investigaciones de la PGR –de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade)- a Arturo Escobar, prominente operador de ese instituto, quien se vio obligado a renunciar a la Secretaría de Gobernación -donde había sido nombrado como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana- debido a la presión de la PGR y de la ciudadanía libre y pensante, que nunca lo quiso ahí, porque no tiene para nada el perfil para ese delicado encargo.

Ir en alianza con el Verde, es sólo uno de los métodos que ha usado y seguirá previsiblemente poniendo en práctica el PRI para ganar a como dé lugar las elecciones. Beltrones no parece querer dejar ir la oportunidad de ser el candidato de su partido a la presidencia, y sabe muy bien que serlo depende en  mucho de que logre colocar a todos los gobernadores posibles este año y el que sigue. Que sean cercanos a él, y que en su momento lo apoyen de todas las formas posibles, como él lo hará ahora con ellos.

Aún no era coronado Beltrones como líder nacional de su partido -o dicho de otra manera, Peña Nieto aún no le entregaba el partido, y con esto, las riendas de la sucesión presidencial, la posibilidad de construir desde adentro del PRI su propia candidatura y de colocar a sus fieles en las gubernaturas-, y ya estaba ganando las elecciones el PRI en su tierra, con Claudia Pavlovich.

La cosa es que esa larga campaña electoral en Sonora, en la que aún antes de ser iniciada hubo fotos de presas tomadas desde aviones que no se pagan solos, y que muy pocos podrían generar, o bien, investigaciones filtradas a diarios estadounidenses, y luego una larga serie de grabaciones telefónicas ilegales y hasta de “producciones especiales” que imitaban voces de políticos a los que se quiso perjudicar. ¿Quiénes armaron todo esto? ¿Actuaron solos o cobijados por intereses muy previsores y futuristas?

El golpeteo de Sonora fue en 2015 el que más acaparó la atención de la prensa nacional. Todos los dimes y diretes estatales iban a dar directo a primeras planas, lo cual difícilmente ocurría con los procesos preelectorales y electorales del resto de entidades en juego. Por algo…

Colima, de hecho, como sabemos, no iba a ser el primer estado en el que la marca Beltrones tuviera que aparecer. Pero al repetirse las elecciones en esa entidad, así lo fue, a inicios de 2016, en un proceso muy marcado por tácticas de guerra de lodo y una vez más, grabaciones ilegales, aparejadas por violencia en las calles y un sinfín de amedrentamientos denunciados en su momento.

Si el tono de guerra sucia que se usó en Sonora y en Colima para ganar, será el mismo que use el PRI para intentar echar toda la carne al asador en las 12 elecciones de gobernador en el año que corre, podemos irnos dando una idea de cómo podrían irse calentando las cosas en la mitad del país, con las graves consecuencias que esto significa para los ciudadanos y no se diga para los militantes de todos los partidos.

Justo ayer, durante la instalación del nuevo periodo ordinario de sesiones de la 63 legislatura del Congreso de la Unión, encabezados por el Coordinador del grupo parlamentario de Acción Nacional, Marko Cortés, diputados federales y senadores, exigieron en conferencia de prensa que el señor Beltrones explique la relación de uno de los operadores de su partido en Veracruz –Francisco Navarrete-, con el crimen organizado.

Navarrete –como ha trascendido en notas periodísticas- fue detenido por fuerzas de seguridad federales en Veracruz el pasado 23 de enero, y es señalado como presunto líder de la plaza, del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), organización responsable de tráfico de drogas y de secuestros en esa entidad, pésimamente gobernada por el PRI, y en donde además han sido asesinados y desaparecidos un alarmante número de periodistas y civiles.

“¿Qué tipo de vínculo hay en Veracruz de sus operadores políticos, con sus candidatos, con la delincuencia organizada”, inquirió ayer el Coordinador panista Marko Cortés. “Nosotros solicitamos que el Presidente Nacional del PRI nos informe qué es lo que está pasando en Veracruz… ¿Acaso se está preparando una narcoelección?”.

Sin duda, la ciudadanía merece una respuesta clara de parte del PRI. Para ganar las elecciones no se vale poner en marcha cualquier tipo de mecanismos o trampas, ni coludirse o recibir financiamiento del crimen organizado. Todas las campañas deben correr dentro del marco de las leyes.

Es la hora de luchar.