Si algo ha ayudado a los franceses a enfrentar unidos la tragedia del terrorismo es La Marsellesa.
El himno francés lo cantaron aficionados al abandonar el Estadio de Francia inmediatamente después de los ataques contra la población de París.
La Marsellesa la cantaron 80 mil hinchas, en su mayoría británicos, en Wembley.
El himno de Francia lo dirigió el pasado sábado, en la Ópera Metropolitana de Nueva York ,el tenor Plácido Domingo.
La letra de La Marsellesa es violenta, sin duda: ?¡A las armas, ciudadanos! ?¡Formen batallones!? ¡Marchemos, marchemos!? ¡Que una sangre impura? inunde nuestros surcos!?.
Pero un himno de guerra es hoy un himno de paz.
El acto de creación de La Marsellesa fue, en opinión de Stefan Zweig, uno de los momentos estelares de la humanidad.
Algunos eminentes franceses, como Lamartine y Víctor Hugo, intentaron modificar su letra para convertirla en más pacífica. Pero ni los genios pueden más que la tradición y la fuerza de los símbolos patrios.
Ha sido La Marsellesa un himno prohibido, por ejemplo durante la ocupación alemana.
En Inglaterra La Marsellesa es un himno apreciado. No solo hoy por la solidaridad ante el terrorismo: una de las más bellas canciones de los Beatles, All you need is love, empieza con acordes del himno francés.
Un himno de guerra es un himno de paz y de amor simplemente porque se convirtió en un símbolo de la nacionalidad francesa.
Hoy La Marsellesa es un símbolo de la lucha global contra el terrorismo.
Los símbolos patrios tienen sentido, por supuesto que sí.
En México todos cantamos nuestro Himno Nacional, también violento en su letra, pero cuando lo hacemos normalmente no pensamos en pelear con nadie, sino en el bienestar de nuestra sociedad.
El Himno Nacional lo cantan los niños en las escuelas, López Obrador y decenas de miles de sus seguidores en el Zócalo, el presidente Peña Nieto y su gabinete en el Palacio Nacional, los panistas en sus asambleas, la afición en los estadios cuando juega la selección.
Fue una idea tonta, por decirlo decentemente, la de Jaime El Bronco Rodríguez de buscar prohibir el Himno Nacional porque le parece violento.
Por cierto, en la toma de posesión de Jaime no se escuchó nuestro himno, o se escuchó muchísimo menos que una canción grupera de bastante mala calidad compuesta para homenajear al gobernador independiente de Nuevo León.
Los que se preguntan por qué El Bronco ha perdido brillo en su intento de destacar fuera de Nuevo León, encontrarán parte de la respuesta en su desprecio a uno de los símbolos de la patria mexicana.
Los himnos y las banderas no son tonterías. En Francia se está demostrando. En el estadio de Wembley lo vimos, nos conmovimos con todos esos ingleses cantando La Marsellesa y ondeando la bandera azul, roja y blanca.