El 8 de agosto de 2019, hubiera cumplido 17 años el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), quien por decreto presidencial se creó en 2002 . Hoy, en lugar de celebrar su existencia, lamentamos su desaparición. 

Hay que recordar que, el INEE se creó por la necesidad de contar con una institución técnicamente sólida y autónoma que proporcionara información confiable y oportuna sobre la calidad del Sistema Educativa Nacional (SEN), para que las autoridades educativas conocieran a detalle su problemática y pudieran diseñar políticas públicas eficaces para mejorar los servicios educativos que el Estado ofrece a los niños y jóvenes de México. Igualmente, el INEE tuvo la función de informar a la sociedad sobre el estado del SEN y su progreso en el tiempo; información que, en teoría, serviría para que ésta ejerciera presión sobre las autoridades educativas para que cumplieran con su responsabilidad de lograr las metas educativas trazadas sexenalmente, especialmente, las que se refieren al ingreso universal al sistema educativo, a la permanencia, al tránsito regular de un grado a otro y al logro de los aprendizajes esperados.

Por primar vez en la historia del país, el INEE documentó e hizo públicos los resultados de México en las evaluaciones nacionales e internacionales. Por ejemplo, en 1995 junto con una treintena de países había participado en el estudio internacional conocido como TIMSS (Tercer estudio Internacional sobre Matemáticas y Ciencias), pero el gobierno en turno se retiró del estudio al enterarse de los bajos resultados de los estudiantes mexicanos, razón por la cual sus resultados no se dieron a conocer en su momento. Sin embargo, el INEE se dio a la tarea de rescatarlos y publicarlos.

Desde 2002, el INEE evaluó distintos componentes del SEN. Para ello, diseñó un sistema nacional de indicadores educativos, que publicó anualmente en una serie llamada Panorama Educativo de México, para lo cual se asesoró de expertos internacionales en la materia. Igualmente. Desarrolló los Exámenes Nacionales de Logro Educativo (EXCALE) para medir el logro escolar de los escolares de la educación básica, tarea en la que intervinieron cientos de docentes mexicanos de las distintas disciplinas a evaluar y decenas de especialistas nacionales e internacionales en materia de evaluación del aprendizaje, muestreo y métodos estadísticos modernos. También realizó estudios sobre las condiciones escolares en que se impartía la educación en las escuelas mexicanas y sobre algunas de sus problemáticas específicas, tales como la violencia en las escuelas.

El INEE trabajó de esa manera hasta el año 2013, año en que se promulgó la Reforma Educativa y en el que el Congreso de la Unión le amplió sus atribuciones y le otorgó autonomía constitucional. A partir de ese año el INEE continuó evaluando la educación obligatoria del SEN, que incluyendo a la educación media superior, para lo cual fortaleció su sistema de indicadores educativos, renovó las pruebas EXCALE con las de PLANEA (Plan Nacional de Evaluación del Aprendizaje); amplió sus ámbitos de evaluación para incluir a docentes y directores a el currículo, la infraestructura escolar, la oferta educativa, los programas y políticas educativas, entre otros; emitió lineamientos nacionales para que las autoridades educativas realizaran sus propias evaluaciones; diseñó directrices puntuales para la mejora educativa; y, coadyubó con la SEP para poner en marcha lo que tiene que ver con la evaluación de docentes que se señalaba en, la hoy extinta, Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD).

A mi manera de ver, durante sus años de existencia (2002-2019), el INEE hizo un excelente trabajo y se convirtió en un referente en materia de evaluación de sistemas educativas en toda Iberoamérica. Sus informes, bases de datos, estudios y ponencias sobre el SEN son evidencia fehaciente del cumplimiento de sus funciones. Su trabajo fue evaluado positivamente por organismos internacionales, tales como la UNESCO, la OEI y la OCDE. Sin embargo, hay que reconocer que se quedó corto en difundir sus resultados y delimitar sus funciones y responsabilidades en materia de la LGSPD. Comúnmente, se le culpó malamente de ser la institución responsable de diseñar y operar la evaluación de los docentes, de no entregar las plazas a los profesores que habían ganado el concurso y, hasta, del maltrato (y muerte) que algunos docentes sufrieron por oponerse a la evaluación de sus compañeros. 

Desgraciadamente, el presidente de la República tomó al INEE como el “chivo expiatorio” de la Reforma Educativa y de la LGSPD que él y la CNTE detestan. Se le consideró enemigo del magisterio y se le juzgó públicamente por haberse “portado mal” con los maestros. Se le juzgó y se le condenó públicamente a su desaparición, como en los tiempos de la Inquisición, sin dar pruebas y sin darle derecho a defenderse. 

Al INEE se le sacrificó a sus 17 años de vida, por algo que nunca fue responsable. En todo caso debió de haber desaparecido: 1)  el Congreso de la Unión, por haber diseñado y aprobado la LGSPD, y 2) a la SEP, por ser la responsable de haberla puesto en marcha. Como eso no era posible, AMLO decidió “cortar la cuerda por la parte más débil” y la única que podía sacrificar: el INEE. Me quedo con un sabor amargo este 8 de agosto, pero sé que la historia sabrá juzgar con el tiempo este gran desatino de la 4T. 

***El autor es Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C.