Según las encuestas que realicé con los tenderos de los alrededores a mi domicilio, las mujeres compran más cigarros que los hombres.
El consumo de cigarros en las mujeres se volvió más elevado que el de los hombres en los últimos años, las mujeres fuman en promedio ocho cigarros al día contra 6 de los caballeros.
Algunos hombres afirman que la mujer que fuma se ve sexy, fresa, chica mala, fashion, ruda, elegante, hasta coqueta. Otros opinan que es desagradable, vulgar, y asqueroso ver a una mujer fumando.
Ciertos hombres afirman que ver a una mujer fumar le resta feminidad, aseguran que nunca tendrían una relación con alguien dependiente a este vicio.
Los hombres que inician una relación con una mujer y en el lapso de algunos días ¡oh sorpresa! se enteran que es fumadora, lo toleran cierto tiempo, si se vuelve algo desagradable o constante tratan de entablar un diálogo para que la fumadora en cuestión deje el vicio. Si esto llega a ser un tema de discusión constante esa relación obviamente terminará, echándole la culpa al cigarro o a la poca tolerancia del hombre en este caso.
Si tu novio te conoció fumando y después se pone “quejoso”, tienes dos opciones: chutarte los trípticos, cadenas de mails, volantes, toda la publicidad habida en contra del tabaquismo y los mil sermones que te aviente donde te manifieste todos los riesgos que ocasiona tu asqueroso vicio. La otra opción es fumar cuando no estás con él, respetando el espacio que tienen para estar juntos, por ejemplo: antes de verlo mascar un chicle, perfumearte, lavarte las manos y no dejar huella, tipo como cuando te escondías de tus padres, pero en este caso es por mero respeto a tu amor.
Lo lógico en cualquier situación es dejar de fumar, y no tomar a broma, lo que para algunos de nosotros es tedioso, escuchar frases de: “cuida tus pulmones”, “quiérete”, “tu cuerpo te lo agradecerá”, “Ya te veré con tu tanque de oxigeno”, etc.
Obvio también existen mujeres (y muchas) a las que les súper, híper mega rete choca el que un hombre apeste a cigarro, pero esa es otra historia, lo cierto es que el vicio del tabaquismo ya no respeta edad, género, condición social, ni nada.
“El cigarro daña tu salud y también tu bolsillo”.