Gabriel Zaid, nuestro mejor y más completo intelectual (como Alfonso Reyes, tampoco fue el gran poeta de su generación) escribió en su artículo de mayo en Reforma: “La caballada está flaca, y el desenlace peor sería tener un presidente hospitalizado por un segundo infarto, mientras los personajes que lo rodean se disputan el poder.
“Votaré por el que llegue en segundo lugar en las encuestas, aunque sea Anaya”.
Probablemente el candidato de Gabriel sea José Antonio Meade, por eso votará contra Andrés Manuel, y a favor del segundo lugar… aunque sea Anaya. Zaid es consistente, en su artículo de hoy lo demuestra.
1.- “Las personas que insultan suelen tener un repertorio limitado y repetitivo. No AMLO. Es un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación. Su creatividad en el uso de adjetivos, apodos y latigazos de lexicógrafo llama la atención.”
2.- “Insulta a diestra y a siniestra, aunque ‘con todo respeto’. Desprecia y descalifica, pero con ‘amor y paz’. Recomienda cuidarse de los otros candidatos, como si fueran asaltantes: ‘No lleven cartera porque va a ser una robadera’. Lo escenificó en un sketch ante las cámaras de televisión, cuando se le acercó el candidato del PAN-PRD-MC.”
3.- “Como Júpiter Tonante, es caprichoso y no discute con iguales, porque no los tiene. No acepta consejos, menos aún críticas. No trata de convencer con argumentos, sino con su presencia carismática. No necesita escuchar. Desde las alturas, impone decisiones con su dedocracia cariñosa: ‘Lo que diga mi dedito’.”
4.- “No se puede contener. Pellicer fue un poeta de la alegría, AMLO es un poeta del insulto. Arrastrado por la inspiración, seguirá insultando, aunque su incontinencia tenga costos políticos. Las musas mandan. El Peje por la boca muere.”
En México hemos tenido grandes escritores en el servicio público: José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Jaime Torres Bodet, Octavio Paz, los tabasqueños José Gorostiza y Carlos Pellicer. El regiomontano Gabriel Zaid ensalza de más al comparar a Andrés Manuel López Obrador con Pellicer. Para leer poesía del insulto, ahí están Elías Nandino o Salvador Novo, por ejemplo. Componer varios versos a nadie le da carácter de poeta. Andrés Manuel no es un poeta que se metió a la política sino un político que escribe algunas veces versos y otras veces simplemente dice gracejadas. Gabriel exagera.
Zaid asegura que López Obrador tiene un repertorio amplio para el insulto. No es cierto. El repertorio de Andrés Manuel no sólo es limitado, es circular, repetitivo. Ni crea nuevos insultos ni hace del sarcasmo, fechoría. El léxico de AMLO es muy pobre. Enumerar sus insultos no desmenuza el lexicón del tabasqueño.
¿Qué político ha soportado los innúmeros insultos de todo tipo, verbales, fácticos, ilegítimos e ilegales? Tal vez en los últimos años sólo Enrique Peña Nieto le dispute a AMLO el primer lugar en la recepción de insultos y memes. ¿Que Andrés Manuel no discute? ¿Que no tiene iguales? ¿Que no acepta consejos? Quien más ha discutido por el nuevo modelo de país es López Obrador usando todas las herramientas de deliberación: redes sociales, programas de radio y televisión, entrevistas, etcétera. Si alguien discute en este país es Andrés Manuel.
Batalla Gabriel Zaid para acomodar su artículo contra Andrés Manuel López Obrador a su idea de que es nuestro poeta del insulto. No lo es. Es evidente que la mayoría del grupo intelectual de Letras Libres va a sufragar por el segundo lugar, “aunque sea Anaya”, y aunque un pálido azul panista lo recorra. “Hay azules que se caen de morados”, escribió Pellicer. Sobre este verso escribe Zaid en Leer poesía (Cuadernos de Joaquín Mortiz, México, 1976, pp. 89-90): “depende de otra vecindad prosódica, tan cercana que hay casi una metátesis, aunque el segundo término se omite: morados/maduros” (cfr. p. 252 en Tres poetas católicos, Océano, 1997).
No he leído artículos, tal vez me equivoque y existan, tan apasionados de Gabriel en contra de José Antonio Meade y en contra de Ricardo Anaya Cortés. Lúcido, coherente, Zaid ha marcado nuevas rutas en la investigación periodística y en sus análisis de nuestra realidad mexicana, ahora, creo, se equivoca.
¿Hay azules que se caen de morados? El milagroso verso de Pellicer prolonga la política en México. A la inversa, Ricardo Anaya se cayó por inmaduro. Por otro lado, ¿tenemos una clase intelectual que se caiga de morada, de madura? ¿O tenemos que acudir a otro poeta para explicar lo que sucede? ¿Qué frutos críticos ofrecen nuestros intelectuales?
(“…no es el fruto maduro ni podrido,/ es una fruta vana”, escribió Machado.)
¿Frutos maduros? ¿Frutos podridos? ¿Fruta vana? Gabriel Zaid y Andrés Manuel López Obrador tienen, al menos, algo en común: un sentido profundamente religioso del ser y su amor a la figura y a la obra de Carlos Pellicer. La política los ha hecho distantes, Andrés Manuel en su movimiento social y Gabriel en sus críticas de buena fe aunque de mal afecto: políticamente hay Azules que se caen de/morados.