La mayoría de los mexicanos siempre hemos tenido la experiencia de poder apreciar la gran riqueza cultural de nuestro país, sus paisajes, su gente, sus sabores, tradiciones y colores. Cómo impedir que escape de nuestra mirada toda aquella belleza que se plasma en algo tan nuestro. Una muestra muy clara de dicha belleza son las artesanías que abundan en diferentes regiones de nuestro país. En las siguientes líneas daré una breve reseña de algunas de las más atractivas o famosas que podemos encontrar, pero haciendo hincapié en un aspecto en el que pocos nos detenemos a reflexionar; ¿Dónde queda el artesano?, creador intelectual y físico de estas tan atractivas piezas que muchos adquirimos en tiendas departamentales, especializadas o en las propias regiones de su fabricación.
En el oeste central del país, principalmente en los estados de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas, se encuentran los Huicholes, creadores de un estilo de arte que muchos hemos tenido el gusto de conocer, tales como los cuadros hechos de estambre y los aretes, pulseras, collares, mascaras, hechos con pequeñas cuentas de colores llamativos las cuales representan sus creencias y tradiciones. Los huicholes crean este tipo de artesanías para sustentarse y vivir, pues entre otras actividades, como la siembra y la explotación forestal, es uno de sus sustentos económicos. Las creaciones se venden en lugares turísticos en pequeñas cantidades, cuando se trata de artesanías legítimas, pues hay imitadores que realizan creaciones parecidas a las que ellos elaboran y acceden a más público, esto hace que los verdaderos autores intelectuales pierdan mercado y por ello su propio sustento. Otra de las acciones que los amenaza es que hay gente que se encarga de comprar sus artesanías debido a la dificultad que tiene esta comunidad para acceder directamente con los compradores o interesados de sus artesanías por su ubicación geográfica, los intermediarios las compran a precios muy bajos y las comercializan con precios que se encuentran muy por arriba de lo que realmente costaron, de esta manera los Huicholes se ven forzados a trabajar mucho más para ganar el dinero que se gana el intermediario vendiendo sus piezas.
El estado de Michoacán es también caracterizado por tener una riqueza artesanal impresionante, con materiales como cobre, cuero, madera, barro, entro otros, se realizan un sinnúmero de artesanías tales como, mascaras, zarapes, manteles, huanengos, camisas, fajas, ollas, juguetes, guitarras, tazas, huaraches, muebles y más. Creados desde las poblaciones de la parte oeste del estado, es decir, sus límites con Jalisco, extendiéndose hacia el centro del estado, pasando por Zacán, Tarecuato, Angahuan, Santa Clara del Cobre, Sahuayo, Tzintzuntzan, la Cañada de los Once Pueblos, Uruapan, Patzcuaro, Quiroga etc. Muchas de las poblaciones donde viven los creadores de estas obras tan apreciadas nacional e internacionalmente, viven en situaciones a veces hasta insalubres y de extrema pobreza, marginados de la sociedad, sin los servicios necesarios para vivir y desarrollarse, algunos víctimas de la ignorancia, el alcoholismo y la emigración a Estados Unidos por falta de recursos.
Los metales tales como la plata y oro, así como la madera y la palma en Guerrero, el precioso barro negro de Oaxaca, la talavera de Puebla, la artesanía Seri y Yaqui de Sonora, la Ralámuli de Chihuahua, los alebrijes que podemos encontrar en muchas partes del país cuyo origen es de la Ciudad de México. Todos las anteriores son las principales artesanías del país y causan mucha atracción internacionalmente, dicha atracción hace llamativa su copia y comercialización por parte de productores Chinos, que se encargan de reproducirlas y lucrar con ellas en nuestro propio país.
Para concluir, los invito a que tomemos conciencia de que los productores y creadores de las artesanías son importantes para la manutención de nuestras costumbres y tradiciones, y pilares de nuestra cultura. Y así como personas que desarrollan algún otro tipo de profesión, tienen que ser reconocidos, remunerados, atendidos y tomados en cuenta como todos los demás integrantes de la sociedad. No pueden estar viviendo las situaciones de marginación económica, social y educativa, como lo están ahora. No pueden ser utilizados como mano de obra barata para comercializar sus creaciones sin que reciban las cantidades a las que realmente se cotizan sus obras en el mercado. Estas personas están realizando un trabajo honrado que requiere la imaginación, esfuerzo e intelecto de personas cuyo anhelo es tener algo que comer y una manera de mejorar su forma de vivir.
Si vamos a comprar una artesanía hay que cerciorarnos que las personas que las imaginaron, diseñaron y crearon reciban lo que nosotros estamos pagando por ellas y no un comerciante cuyos intereses no empatan con los de su proveedor único, y no le retribuyen de ninguna manera su esfuerzo; mucho menos se diga de extranjeros que pretenden robar la identidad de aquellas personas que ni siquiera saben de su existencia y quieren lucrar con lo que ellos a través de siglos han desarrollado y perfeccionado.