Alguna vez en Venecia, una experimentada periodista financiera que trabajaba para Il Gazzetinno, me invitó a una cena de banqueros.

Me advirtió: los banqueros venecianos se sienten todavía los mejores del mundo.

Aquí, desde Marco Polo, los banqueros venecianos piensan que son la aristocracia del medio en el mundo.

A los alemanes los consideran sin visión para la evolución hacia la renta variable, el negocio de papeles. Los venecianos les dicen los bárbaros.

A los ingleses les conceden un status superior, sin llegar a ser banqueros de primera.

Y a los estadounidenses los consideran simplemente unos  bandidos.

Todavía estos financieros, los venecianos, creen que es totalmente cierto lo que dijo un estudioso de la banca italiana desde los tiempos de la Edad Media:

?Los bancos italianos, sobre todo los de Venecia, establecidos a mediados del siglo XIII, dieron inicio a lo que hasta hoy en día permite a los bancos privados controlar naciones enteras?.

Si los personajes de la banca veneciana con quienes compartí algunas reflexiones aquella cena hoy me volvieran a preguntar sobre la banca mexicana, yo seguramente me enrojecería la cara por la pena ajena; si acaso podría decir que hay un ?antes de Oceanografía y un después de Oceanografía?.

Aunque el carácter especulativo de la banca mexicana no es tan nuevo como el inexplicable fraude de Oceanografía a BANAMEX.

La pugna entre los funcionarios de Citi Group y los mexicanos que permanecieron en la institución después de la compra por los estadounidenses, Manuel Medina Mora, Javier Arrigunaga, y los que tras las bambalinas mecen esa cuna como Francisco Gil Díaz, se dirime en el estamento del consejo del banco en Nueva York.

Ya no confían los magnates de Citi Group en los gerentes mexicanos.

Pero aquí ahora se da una disputa nimia por el control del Banorte, el cuarto banco en importancia de México.

Y es nimia porque su resultado no convulsionará el mundo de las instituciones financieras nacionales.

El presidente del grupo Banorte, Guillermo Ortiz, ex secretario de Hacienda con Zedillo y gobernador del Banco de México con el mismo Zedillo y luego con Fox y parte del calderonato, en lugar de dedicarse a colaborar para que Banorte impulse el desarrollo, está creando un caldo de cultivo para deshacerse de los herederos de Roberto González Barrera, sacarlos de las decisiones del banco y quedarse con el control de la institución.

Las intenciones y los intereses de Ortiz son tan  predecibles como condenables.

Con un poco más de cuidado de las formas, en su momento Luis Peña, ahora en HSBC, trató de hacer lo mismo que ahora pretende Ortiz. Pero en esa época estaba en su plenitud Roberto González Barrera y se deshizo fácilmente de Peña.

El saneamiento operativo de la banca mexicana sigue siendo una de las más importantes asignaturas pendientes del sector financiero del gobierno.

Lo de Banorte es una señal de la persistencia de los viejos y costosos vicios de las instituciones financieras el país.

Se habla en los corrillos financieros de que hay bancos que lavan dinero, otros que especulan en la Bolsa a espaldas de los tenedores de sus acciones y unos más, contándose entre ellos a las cajas populares, que son verdaderos agiotistas que afectan a las clases más vulnerables de la sociedad.

Esa vertiente, la de una banca que funcione dentro de los mínimos códigos de ética en el sector, es tan o más importante que los contenidos esenciales en materia de responsabilidades tributarias que contiene la reforma fiscal peñista.

El constante exhorto del secretario de Hacienda Luis Videgaray para que las instituciones financieras del país estimulen más el crédito a la producción, especialmente a las pequeñas y medianas empresas, y menos el crédito al consumo, según lo demuestran las cifras del segundo trimestre del año, no ha sido atendido de manera profesional por los bancos.

El crédito al consumo supera con creces al crédito a la producción en el comportamiento de la banca mexicana.

Las conductas de los bancos en todo en el mundo son, por lo menos, ?irregulares?, cuando no llegan a la categoría de fraudulentas.

Bank of América apenas hace unas semanas tuvo que pagar una millonaria multa por irregularidades administrativas.

Y si el episodio del Banco Ambrosiano, banco del Vaticano cuyas acciones especulativas, jefaturadas por Roberto Calvi con la complacencia del cardenal Marcinkus, pusieron a temblar el papado de Juan Pablo II, no fue la excepción de banqueros que caen en la tentación de hacer fortunas fáciles y rápidas. Y para el beneficio de sus asociados (Logia P3) y de ellos mismos, desde luego.

Roberto Calvi, como personaje de novela Ágatha Christie, se suicidó finalmente en Londres. Y el lugar que escogió fue un puente llamado ?Puente de los Frailes?, como macabra señal para sus cómplices vaticanos.

La disputa por Banorte  es una advertencia para el gobierno peñista, de la incontrolable ambición de banqueros, grandes y chiquitos, dueños y gerentes, de que este es el punto de partida con el que tendrá que contar el apuntalamiento del crecimiento económico que apenas ha comenzado a sentirse.

Me imagino que nombres como Arrigunaga, Rangel de Alba, Luis Peña, Guillermo Ortíz, los españoles de BBV, serán compañeros de viaje de mucho cuidado de Luis Videgaray y su equipo.

Si los venecianos decían que los banqueros gringos eran unos bandidos; ¿qué podremos decir de los mexicanos con todos y sus fobaproas?

Sin comentarios.

EN TIEMPO REAL.

1.- La llegada a la coordinación de la bancada del PRD en San Lázaro del diputado Miguel Alonso Raya representa una verdadera oxigenada tanto para la deteriorada imagen de Jesús Zambrano como para la vapuleada campaña por la presidencia de esa organización de Carlos Navarrete. Será muy difícil reparar una imagen como las que dejaron Acosta Naranjo y Zambrano al frente del PRD. Pero ya en la coordinación parlamentaria, Miguel Alonso Raya podrá conducir la actitud de esa fracción en relación a la reforma energética hacia un destino menos fundamentalista que en la calca al carbón que Zambrano y el veteranazo de Cuauhtémoc Cárdenas quieren hacer de AMLO. Alonso Raya puede construir en el decisivo final del 2014 y los meses claves del 2015, una nueva interlocución con el gobierno basada en la pertinencia de sus demandas, y no en la confrontación por la confrontación en la que ha arrinconado AMLO a Cárdenas y a Zambrano.

2.- El caso de Grupo México en Sonora está llegando a un punto sin retorno. O le aplican la ley sin concesiones, que por lo demás no hay razón para tenérselas dados los niveles de irresponsabilidad y negligencia que han demostrado en la operación de las minas que tienen concesionada, o simplemente instituciones como Semarnat, Profepa y Conagua perderán toda credibilidad ante la sociedad. Una credibilidad que tal vez, por las dimensiones de la tragedia causada y los antecedentes de irresponsabilidad de Grupo México, sería muy difícil recuperar en los cuatro años siguientes. Y el caso también trae consecuencias electorales.