Hemos escuchado con justa razón que el pueblo es quien manda o debe de mandar. Que los políticos son nuestros empleados y el patrón somos nosotros. En teoría se escucha muy bonito, y sí es así de bonito, pero esa condición hay que hacerla valer. De lo contrario nuestro subordinado se nos trepa, que en el caso de México ya se nos trepó, brinca encima de nosotros, nos hace manita de puerco, se burla, y nos tiene con un pie en el pescuezo.
Un gran número de gente informada de la mega deuda de Coahuila, nos sentimos muy contentos al saber que el más grande ladrón en la historia de nuestro estado, estaba preso en España. Fue como un sueño guajiro hecho realidad. Recordemos que Humberto Moreira recibió el estado en el 2005 con $323 millones de pesos de deuda, y finalizó con $36 mil 675 millones de deuda para el 2011. De esta estratosférica cantidad, el ex-tesorero de Coahuila está pagando su condena en Texas, pero no el papá de los pollitos. Además, se comprobó por la hacienda pública que $5,300 de estos millones fueron obtenidos con documentación falsa. Y $9,000 millones resultaron perdidos, ya que nunca se pudo comprobar su paradero. Aun así, después de que se ventilaron estas calamidades, el PRI ha seguido arrasando en todas y cada una de las elecciones de Coahuila. Esto nos indica lo que ya todos sabemos, que aquí no manda la congruencia sino la apatía, la ignorancia, la compra del voto y el clientelismo político.
El pasado 22 de Enero, Humberto Moreira fue liberado en España. Muchos nos preguntamos ¿qué paso? Ya que era acusado no solo por malversación de recursos públicos, sino por otras faltas de gravedad como lavado de dinero, soborno y organización criminal. Entonces, si Moreira fue liberado gracias a que comprobó que su dinero provenía de empresas mexicanas, propias, y legalmente constituidas, ¿las demás acusaciones cómo fueron explicadas? Y queda la duda: ¿Con qué pruebas cuenta el gobierno español para haber acusado de lavado de dinero, soborno y organización criminal a Moreira? Mientras tanto en Coahuila, la mañana en que se difundió la noticia de su liberación, las redes sociales se apaciguaron, era demasiado bello para ser verdad. E indignados por la mala noticia, prefería uno hablar de otra cosa que no fuera política. La vida es injusta, las cárceles llenas de inocentes y los corruptos, “libres”.
Otra vez fue golpeada nuestra hambre de justicia, y se mandó más a la lona nuestra capacidad de indignación, quedando esta inmóvil, muda, cansada, hasta el punto de exasperarnos de la política. Este daño psicológico contribuye al derrotismo de no exigir justicia y dejar que nuestro empleado, el gobierno, nos pisotee de nuevo. Me llamó la atención la pobre gente que defendía a Moreira poniendo veladoras en plazas públicas de Saltillo y Piedras Negras, gente vulnerable y manipulada, rezándole a este señor como si fuera un Santo, mostrando una idolatría e ignorancia fuera de proporción. Otros muy molestos contra el gobierno Español, se decían decepcionados porque la autoridad de otro gobierno no hizo el trabajo que le corresponde al nuestro, en lugar de reventar y exigir internamente que se investigue a Moreira en su país, gastaban sus energías en denostar contra quien ya había hecho mucho. Transcribo un comentario de un usuario español en el diario El País sobre la noticia de la liberación de Moreira:
“Queridos amigos mexicanos. Todos esos presuntos delitos de Moreira de los que hablan, se cometieron en México, cuyo Gobierno actual ni ha pedido la extradición, ni parece muy interesado en hacerlo. A este señor se le detiene en Barajas por el presunto delito de utilizar bancos españoles para blanqueo de capitales provenientes de negocios ilícitos (200 mil euros) Eso es todo lo que puede hacer por ahora la justicia Española. Por el volumen tan reducido del negocio, el único motivo para dejarlo en el bote a la espera de juicio, era el riesgo de fuga. Si sus abogados aportan evidencia de que ese dinero provenía de negocios lícitos (que también los tiene), pues me temo que va a caminar. Demasiado ha hecho la justicia española, que al menos le ha retenido una semana y ahora le quitó su pasaporte, a la espera de una orden de extradición de países donde se le pueden fincar delitos más graves. Que por cierto, si alguna llega será la gringa, porque de México no se sabe, no contesta. Resuelvan su propia miseria y pídanle cuentas a EPN y su gobierno, que llevan 200 años culpando a España de sus rollos”. Enrique García.
Tiene razón esta persona, ya que después de estos episodios internacionales a quien debemos pedir cuentas sobre el dinero de Coahuila es a nuestro gobierno, en específico al poder judicial; Muchos dirán “para qué si no van a hacer nada”, de acuerdo, no harán nada si son pocos ¿pero qué tal si las redes sociales explotan y la sociedad se moviliza? Cuando el mexicano exija a su gobierno, entonces este le obedecerá. No es una tarea fácil considerando que a su conveniencia, el gobierno ha demonizado la protesta a través de los medios de comunicación, para que sienta pena quien ose levantar la voz ante el gobierno. Incluso, a veces pareciera que en México es mejor visto quien defiende a un político corrupto y de baja moral, por el hecho de que supuestamente le brindará a esta persona un beneficio personal.
Por eso urge en este país que la opinión pública se vuelque a favor de lo que es correcto, como sucede en los países desarrollados, porque la indignación es la llama que mantiene viva la participación ciudadana. Y la presión social es el aceite que mueve los engranes hacia la apreciación de la ética y las buenas costumbres, de esa forma no estaríamos expectantes a que otros países resuelvan nuestros problemas de impunidad, como la única manera de recibir justicia, mendigándola.