Yo por eso les digo que mejor no lean

 

 

“Yo por eso les digo que mejor no lean(…)” es una de tantas expresiones que retrataron el perfil del ex presidente Vicente Fox y que aprovecharé para fines de este artículo en el contexto del escándalo desatado alrededor de la figura del aspirante presidencial Enrique Peña Nieto y su dislate en la FIL

 ¿Qué es leer?

Según el Plan y Programa de Estudios de 1993 de educación primaria, leer es comprender lo que se lee. Lo que indica la importancia del método de lectura con el cual el profesor logra que el niño aprenda a leer. El famoso método silábico, es una forma de decodificación, que implica juntar letras y producir sonidos y no necesariamente conlleva la interpretación del texto.

 

De ahí se desprende el término “analfabeta funcional”, que se refiere a aquella persona que es capaz de decodificar un texto, es decir, unir sonidos y grafías, pero cuando usted le pregunta “¿y qué entendiste?” seguramente le responderá “debo leerlo de nuevo”, porque no fue capaz de comprender lo que acaba de leer y bajo los estándares internacionales de lectura, entonces no sabe leer. Eso es justamente lo que miden exámenes como PISA, por ejemplo.

 

Por eso es tan grave y disculpe que lo reitere en mis artículos, estimado lector, pero es una tragedia insoslayable el hecho de que más de la mitad de los bachilleres de este país sean incapaces de extraer la idea principal de un texto y por ende las empresas no los consideran ni siquiera como mano de obra calificada.

 

Pero ¿eso es leer? Paulo Freire, decía que comprender lo que se lee no es suficiente. Se debe tener la posibilidad de transformar la realidad de quien lo hace. Eso es leer y así lo demostró.

 

En el Brasil de los años 70´s existía una dictadura militar que contrató los servicios de Freire para abatir el problema del analfabetismo en ese país. Los militares veían en esto un serio problema, porque no tenían forma de vehicular toda la propaganda escrita si la mayoría de la población adulta era incapaz de leer un texto.

 

Lo que suponían un inocente ejercicio de alfabetización, derivó en el mundialmente famoso método de “La palabra generadora”, con el cual Freire no solamente enseñó a leer y escribir “un texto”, sino que fue más allá al afirmar que se lee y se escribe la realidad misma y por ende todos los sujetos alienados y oprimidos eran capaces de trascender a ésta y transformarla.

No es asunto menor recalcar que Freire no tuvo presupuesto gubernamental que lo respaldara y esto no representó problema alguno. Ante la falta de escuelas, decía que debajo de un árbol la gente podía congregarse para dejar de ser sujetos alienados y comenzar a interpretar y a transformar su realidad.

Fue tal el éxito del programa de alfabetización de Freire, que casi estalla una revolución. Los militares gritaron ¡comunismo!, apreciación evidentemente falsa, Freire no era comunista, sus esfuerzos siempre fueron comunitarios. Como resultado de lo anterior, el pedagogo tuvo que pedir asilo político en USA y gracias a esto sus escritos han impactado el quehacer docente de profesores de todo el mundo.

Leer no es un acto inocente, da libertad a quien lo hace y posibilita además que el sujeto trascienda su realidad y la transforme. Así de importante es “saber leer”.

Pero aterricemos todo lo anterior, estimado lector.

Me interesan especialmente algunas desafortunadas declaraciones que han realizado periodistas y hasta “expertos” en el tema de la lectura y la importancia (o no) que representa para aquellos que aspiran a gobernar un país.

En el conexto del dislate de Peña Nieto en la FIL, el periodista Raymundo Riva Palacio comentó en su artículo “Peña Nieto. Huele a sangre”[i]:

“La paliza que ha recibido Enrique Peña Nieto en las redes sociales por haber confundido de escritor la autoría de un libro, es totalmente desproporcionada para lo que fue, pero reveladora de lo que se le viene en 2012. Un error relevante en cuanto a cultura general, pero nada significativo para evaluar su capacidad en la toma de decisión, dibuja en toda su dimensión lo que habrá de afrontar durante la campaña presidencial.”

 

El fantasma de la navidad futura

La desafortunada afirmación anterior, sólo es digna de ser comparada con el calibre de esta otra expresión que Adela Micha sostuvo anoche en el marco del programa “Tercer Grado”: "será elegido para gobernar, no para leer" 

 

Si Freire viviera….

 

Evidentemente, no es sólo el mero acto de leer o no lo que se reprocha en un aspirante a dirigir los destinos de nuestro país, sino las habilidades cognoscitivas (actitudinales, conceptuales y procedimentales) que el sujeto lector es capaz de implementar: La improvisación, la planeación por escenarios y sobre todo: la imaginación que, dice Einstein, en época de crisis, es más importante que el conocimiento, porque si seguimos haciendo las mismas cosas con los mismos procedimientos, seguramente obtendremos idénticos resultados.

 

¿Estamos entendiendo bien, estimado lector? La lectura es nodal para cualquiera que ose siquiera pensar en gobernar una nación.

 

Pero aquí debemos considerar otro asunto que dislocará nuestras creencias previas acerca de lo que se considera “digno de leer”  ¿Por qué “los expertos” dicen que “México no es un país de lectores”? ¿es así?

 

El Dr. Gregorio Hernández Zamora publicó en La Jornada[ii], en 2002, un contestatario artículo que echa por tierra cualquier consideración que usted o yo, estimado lector, tengamos al respecto del tema.

 

A través de “Un debate inexistente en México ¿Quién define lo que es leer?”, el autor sostiene:

 

1.- Un punto crucial de todo debate serio sobre la lectura y los lectores en las sociedades democráticas contemporáneas, es quién define lo que es leer.

 

2.- En México, este debate es simplemente inexistente, pues las élites intelectuales, políticas, educativas y económicas, desde su posición de poder, asumen que las masas no leen: ni saben, ni les gusta ni les interesa

 

3.- A muchos intelectuales y escritores mexicanos les parece que sólo existe una verdadera lectura: la que se realiza por el puro placer de leer y que abarca sólo obras literarias. Veamos dos ejemplos: La lectura es un acto gozoso, por el simple placer de leer, no un acto obligado para informarse, aprobar una materia o hacer una tarea” (Víctor Hugo Rascón Banda1); “Que alguien lea por puro gusto, por el placer de leer, es la prueba definitiva de que realmente es un buen lector... un lector auténtico” (Luis Felipe Garrido2).

 

El Dr Gregorio Hernández Zamora, echa por tierra las premisas anteriores. Fue a Neza a investigar las prácticas culturales de los jóvenes, especialmente las que tenían que ver con la producción de bienes simbólicos: programas de TV, música y lectura y encontró que además de ver tele y jugar Nintendo, muchos jóvenes leían intensa y extensamente material comercial, pero indiscutiblemente ligado a sus necesidades como jóvenes de clase pobre.

 

Por lo que concluye

 

Leer no es una cuestión de gusto o placer, sino un acto circular de identidad: uno se busca a sí mismo en lo que lee y uno se construye a sí mismo por lo que lee

 

Es así, que a lo largo del artículo, se reafirma la conclusión anterior, al observar que en las escuelas, se prescriben autores trascendentes, pero los alumnos eligen leer best sellers, no por el placer de la lectura, sino porque el lenguaje y las temáticas de estos libros los tocan.

 

¿Y Rius? ¿Es escritor, panfletero, monero o agente del inframundo?

 

Ya he tocado el tema de Rius[iii] en este espacio, estimado lector. De él, Monsiváis afirmaba que es más importante que la SEP, porque ha hecho leer a más mexicanos que los programas oficiales de promoción de la lectura[iv].

 

El Dr. Hernández Zamora, autor del estudio anterior, afirma:

 

“Personalmente, como originario y habitante de Neza en sus tiempos de polvo y lodo, nunca conocí la lectura por placer, ni en mi casa ni en la escuela. Me inicié realmente en la lectura con los libros gratuitos de la SEP, con algunas historietas como “Duda: lo increíble es la verdad” y “Los agachados”, de Rius; y más tarde con libros, folletos, revistas y novelas que me permitieron entender la pobreza de mi familia, de mi comunidad y del país”

 

Greg es orgullosamente mexicano, Doctor en Lengua y Literatura por la Universidad de Berkeley en California

 

Entonces ¿quién define lo que es leer? ¿Entonces Rius es un escritor?

 

Por otro lado, podemos afirmar que ya quisieran muchos intelectuales con lenguajes obtusos y excluyentes tener el poder de convocatoria del monero sabio en las casas de las familias mexicanas. Eso es un hecho

 

Después de haber leído lo anterior, centrémonos de nuevo en la afirmación de Fox: “Yo por eso les digo que mejor no lean” ¿podremos pensar siquiera que es “simpático”?

 

¿Usted qué opina, estimado lector?