29 de abril de 2024 | 11:20 p.m.
Opinión de Rubén Salazar

    La fallida cortina mediática

    Peña Nieto decidió que la violencia no sería eje de su discurso, y lo fundamentó en el compromiso de modificar los fondos y las formas de combatir la inseguridad.
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    Una de las primeras acciones que ordenó Peña Nieto a su equipo cuando llegó a Los Pinos, fue la de implementar una estrategia de comunicación en la que la violencia que vive el país no figurara de manera preponderante en los medios informativos.

    Durante el gobierno de Felipe Calderón, la línea de comunicación salida desde su oficina fue la de la lucha en contra de la inseguridad. Esto provocó que las crónicas, opiniones e investigaciones periodísticas estuvieran orientadas a ese tema.

    Es claro que el área de comunicación social de Calderón falló en el control del mensaje, es más, fue tan ineficiente que con la intención de explicar sus decisiones, el propio ex presidente tuvo que manejarla personalmente.

    Fue tal el descontrol, que hubo diarios de circulación nacional que a 8 columnas contabilizaban los asesinatos, se dio el boom de las páginas web ?especializadas? y se volvió cotidiano el ?lenguaje narco? (narcomensajes, narcoejecuciones, narcopolíticos, etc.).

    Lógicamente toda esa incapacidad para matizar el mensaje y hacerlo digerible hacia la sociedad, resultó en una grave discrepancia de amplios sectores ciudadanos en contra de las acciones en materia de seguridad del gobierno panista. Basta recordar aquellas frases de ?los muertos de Calderón?, ?la guerra fallida de Calderón? y tantas otras que se volvieron virales precisamente por no contar con un contrapeso gubernamental adecuado.

    Es por ello que Peña Nieto decidió que la violencia no sería eje de su discurso, y lo fundamentó en el compromiso de modificar los fondos y las formas de combatir la inseguridad, así como con acuerdos de no propagación de los mensajes que el crimen organizado envía al cometer acciones delictivas y que a su vez son reproducidas por los medios.

    Es de reconocer que en un principio la estrategia le fue favorable, los periódicos dejaron de darle los grandes encabezados a los asesinatos y éstos fueron sustituidos por las reformas llevadas a cabo en el marco del ?Pacto por México?. Mientras tanto, en un segundo plano se dieron capturas de importantes narcos como el caso de ?El Chapo? Guzmán, y de algunos cabecillas de ?Los Caballeros Templarios?, ayudando en mucho al mensaje conceptual de un país más seguro.

    Sin embargo, la cortina no se pudo sostener y la realidad empieza nuevamente a golpear la cotidianidad. Y paradójicamente esto se da en parte por una estrategia mediática orquestada por el líder de un grupo criminal.

    ?La Tuta?, guía de ?Los Caballeros Templarios?, ha filtrado videos en donde se le ve acompañado de personajes que van desde presidentes municipales, periodistas, empresarios y llegan hasta el hijo del ex gobernador, Fausto Vallejo.

    La lectura es clara, la violencia, impunidad y corrupción no se habían ido de Michoacán tal y como lo planteaba el mensaje oficial. Es más, las ?Autodefensas? fueron parte de esa cortina, pues se les hizo ver como paladines del pueblo por los medios y hoy en día ya se documentan graves abusos de éstos, cometidos en contra de la población civil.

    Pero más grave aún es la sospecha de ejecuciones sumarias realizadas por elementos del ejército en contra de presuntos delincuentes. Específicamente, está el caso de Tlatlaya, Estado de México. De acuerdo a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), el pasado 30 de junio se registró un enfrentamiento en ese lugar entre una patrulla del ejército y un grupo de hombres armados. En dicho evento habrían sido abatidos 22 civiles, hasta ahí todo parecía ser una de tantas balaceras.

    Sin embargo, una investigación periodística fundada  en declaraciones de una testigo que se encontraba en el lugar de los hechos, sostiene la teoría de que se trató de asesinatos con todas las agravantes.

    Por si esto fuera poco, está el secuestro y posterior homicidio del diputado federal, Gabriel Gómez Michel. A plena luz del día y en una de las avenidas más transitadas del área metropolitana de Guadalajara ocurrió su plagio.

    A todo eso se suma el denunciado incremento en secuestros, las extorsiones que no cesan y la tasa de homicidios que no desciende.

     La violencia ha seguido ahí, no ha disminuido, la estrategia de comunicación de Peña Nieto se desmorona y los medios han tenido que retomar la agenda de inseguridad.

    Como siempre, la sociedad es la más afectada, mientras que para nuestros gobernantes, su preocupación está en coser otra cortina para decir que todo va mejorando aun cuando el país se siga desangrando.