De las minorías sociales, los más discriminados actualmente son los grupos de migrantes que, en búsqueda de mejores oportunidades, persecución, o incluso por placer, se trasladan de un lugar a otro para hacer del segundo su residencia. No es nada nuevo. Es evidente, y -como con la violencia en México- el espectador mundial ha llegado a no prestarle atención por lo recurrente del fenómeno migratorio.
Primero, señalaré el ejemplo más cercano y la enorme hipocresía que éste representa. Como sin duda todos estarán de acuerdo, la persona más odiada en México actualmente se llama Donald Trump, precandidato a la presidencia de los Estados Unidos por parte del partido republicano, que ha causado una fuerte polémica tras su discurso de extremo nacionalismo, además del hecho de que sus promesas de campaña son antimigrantes a un nivel vomitivo. Columnistas, empresarios, artistas, actores y otros ciudadanos tanto de México como de Estados Unidos (incluido el mismo gobierno mexicano) han arremetido contra el multimillonario y empresario del sector inmobiliario, que entre sus propuestas de campaña, se encontraba crear un enorme muro -cual canción de Pink Floyd- entre México y Estados Unidos. Con esto, busca no sólo frenar completamente la inmigración al país norteamericano, sino ganarse el voto de los electores más conservadores y "patriotas". Mala técnica, pues sabemos que son pocos. Sin embargo, Trump tuvo éxito: llamó la atención. A nadie le preocupa que llegue a ganar, pues no lo hará.
A pesar de la inminente y ridícula derrota que se avecina, no podemos dejar pasar el hecho de que los extremistas pensamientos de Trump representan el sentir de algún oscuro sector de la población estadounidense. Lo preocupante no es que llegue a construir su preciado muro, sino que su explosivo e incendiario discurso genere un sentimiento de violencia entre aquellos que se consideran anti inmigrantes. Si la explotación laboral, los bajos sueldos y la violencia sistemática no es suficiente, el "atractivo" mensaje del magnate podría generar olas de violencia en los estados fronterizos y en ciudades con altos niveles de migración. Y entonces sí, nos enfrentaremos a un problema, ya que el Gobierno Mexicano no tiene la capacidad de defender a los suyos en el extranjero.
¿Por qué me refiero a esto como una hipocresía? En México sucede lo mismo. Día a día, personas provenientes de países como Guatemala, El Salvador y Honduras son víctimas de una violencia sin precedentes por parte de ciudadanos, criminales y autoridades mexicanas. Apenas el 18 de junio pasado, la ONG Amnistía Internacional advirtió que México es una "trampa mortal" para los migrantes centroamericanos (El Economista). Esto, lo señalan basados en testimonios adquiridos de los sobrevivientes de dos diferentes ataques en el último mes. Uno, el 12 de junio, fue en contra de 200 hombres y mujeres (sobrevivieron 44 y se desconoce el paradero de 130) y otro, el 2 de junio, fue en contra de 120 migrantes en el estado de Sonora. De acuerdo a cifras otorgadas por el gobierno mexicano a Amnistía Internacional, del 2013 al 2014, las denuncias por secuestro de migrantes se multiplicaron por 10. De más de 60, a más de 680 en estados como Querétaro, Sonora, Distrito Federal e Hidalgo.
Es necesario reflexionar. ¿Cómo es posible que los mexicanos seamos tan exigentes en el trato que los estadounidenses hacen a nuestros con nacionales, mientras peores abusos se cometen en nuestro territorio nacional? ¿Cuándo fue la última vez que de verdad nos pusimos a pensar en el enorme problema que aqueja a quienes cruzan por nuestro estado? ¿Con qué cara exigimos justicia, cuando no velamos por ella ni en nuestro propio territorio?
Las autoridades mexicanas, tan "enojadas" por las declaraciones de Trump, a la vez niegan categóricamente la situación que enfrentan los migrantes en territorio mexicano. Ejemplo de ello es el caso vivido en Querétaro hace aproximadamente un mes, donde se ve cómo un elemento del Instituto Nacional de Migración (INM) agrede a un migrante sin piernas y, violentamente, lo obliga a subir a una camioneta. La ley es la ley. La violencia, es la violencia. Esto, por no hablar de los recurrentes asaltos y golpizas de los que sabemos que son víctimas las miles de personas que diariamente cruzan el territorio mexicano en búsqueda del "Sueño Americano".
Es alarmante la cifra que comparte el INM. Tan solo en lo que va del año -6 meses- se han rescatado a 6 mil 733 niños migrantes de manos de tratadores de personas que, con engaños, prometen a los menores que los van a reunir con su familia en Estados Unidos. Si bien las autoridades se merecen reconocimiento por este hecho específico, es de lamentarse la enorme cifra de niños migrantes que son víctimas, en nuestro país, de la delincuencia organizada. Hay que abrir los ojos, no hay que ser ciegos, y hay que actuar desde nuestra propia trinchera: hay que ayudar.
REPÚBLICA DOMINICANA
Sería erróneo hablar sólo de México, pues la marginación de la clase migrante está latente en casi todo el mundo. Otro ejemplo, en donde los migrantes son víctimas de la violencia sistemática por parte del estado, es el de República Dominicana. Desde el 2013, año en el que se aprobaron las nuevas reformas migratorias que van en contra de los más de 450 mil haitianos que viven en ese territorio, la violencia sistemática ha ido incrementando. Como se señala en un artículo de opinión publicado en el New York Times, incluso se le piden documentos o ID's nacionales a los niños con ascendencia haitiana para llevar a cabo exámenes escolares. En el mismo texto, se señala que estas identificaciones son a menudo negadas a hijos de haitianos que residen ilegalmente en República Dominicana, a pesar de ellos haber nacido en ese lado de la isla caribeña.
República Dominicana cuenta con alrededor de 485 mil habitantes haitianos, de los cuales, 180 mil podrían ser deportados después de que este mes se pusiera en marcha el plan de Regularización de Extranjeros, impulsada por el Tribunal Constitucional del país y que busca "normalizar la situación migratoria y laboral de los ciudadanos de origen extranjero" (BBC).
Como una comparación rápida, es como si Estados Unidos de pronto comienza a deportar a todos los mexicanos residentes en ese país, sin importar el impacto económico que tenga (pérdida de mano de obra barata, por ejemplo).
Entonces, en República Dominicana nos enfrentamos no sólo a casos de violencia 'salvaje', sino también a una violencia sistemática e institucionalizada. "Desde arriba".
EUROPA
Hablar de política europea durante los últimos años, es hablar de migración. La difícil situación que hay en países del medio oriente y África del Norte, obligan a esa población -mayoritariamente musulmana- a migrar hacia países como España, Francia, Italia, Grecia, Holanda y Alemania.
Sería imposible resumir a unas pocas palabras un conflicto que lleva más de una década. Sin embargo, hay que rescatar algunas cifras. Por ejemplo, que el número de migrantes cruzando el mediterráneo hacia Europa está llegando a los 100 mil, y que la Comisión de la Unión Europea está analizando cómo solucionar el problema. Una de las posibles soluciones, narra la BBC, es distribuir a los migrantes a través de otros estados miembros de esa institución.
Ojalá todos pensaran igual que la Unión Europea, pues mientras desde Bruselas, Bélgica, buscan resolver la crisis que ya lleva casi tres décadas, los partidos de extrema derecha y con ideología anti inmigrante ganan más votos en los diferentes parlamentos. Especialmente, el sentimiento es anti-musulmán. Un ejemplo es en Alemania, donde a inicios de este año, miles de simpatizantes de extrema derecha marcharon en 10 ciudades del país para exigir acciones en contra de los inmigrantes. Especialmente en Dresden (The Washington Post, 2015).
En este mismo mes, electores de Dinamarca dieron el triunfo al Danish People's Party, de centro derecha, y que durante las campañas hizo uso de un activísimo discurso no solo anti-inmigrante, si no anti Unión Europea (The New York Times). Las elecciones le aseguraron al partido 90 asientos en el parlamento, convirtiéndolos en mayoría.
En el caso de Grecia, con todo y la crisis económica que enfrentan, el racismo en contra de los migrantes es latente y violento. Sin embargo, eso no deja de lado que numerosos hombres y mujeres que llegan desde lugares como Pakistán, sean violentados por pobladores griegos, de acuerdo a lo publicado por la agencia Al Jazeera. En un artículo que habla sobre el racismo en ese país, la publicación (2014) señala que durante los últimos años, organizaciones no gubernamentales han intentado dar cuenta de estos hechos de racismo y "violencia indiscriminada". Y no solo culpan a la sociedad civil y a los simpatizantes del partido de extrema derecha "Golden Dawn", sino al estado mismo, pues afirman que es la policía la que está al frente del racismo "patrocinado por el gobierno". La conexión entre el partido racista y la policía ha sido sospechada desde los años ochentas.
Sin embargo, a pesar de que en Europa debería gobernar un sentimiento anti derecha -por la evidente influencia de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto en su política-, los escenarios sólo son desalentadores, pues después de los ataques a la revista Charlie Hebdo, en París, el Wall Street Journal augura que en los países de ese continente, los partidos anti-migrantes ganarán cada vez más votos.
Joerg Forbrig, politólogo de la Fundación Marshall de Estados unidos en Berlín, opinó en la citada publicación que el avance de los partidos anti-migrantes "empujarán el centro político de Europa hacia la derecha", lo que causará que las comunidades musulmanas se conviertan en marginadas (2015).
Con todo esto, podemos darnos cuenta del gran papel que juegan los migrantes en la política actual, aunque también, con tristeza, vemos cómo los sentimientos anti inmigrantes van creciendo en diferentes lugares del mundo. Estados Unidos, República Dominicana y Europa tienen importante población que se considera abiertamente anti-migración, mientras que en países como México, la indiferencia por los migrantes es lo que más afecta.
Hipócritamente, países europeos y americanos buscan sólo sacar ventaja de las prominentes oportunidades económicas que ofrecen el neo liberalismo y la globalización. Sin embargo, los evidentes problemas que éstos traen consigo -como la migración- son enfrentados haciendo uso de la violencia y con nulo respeto por los derechos humanos que todos dicen respetar.
Lo que nos queda hacer a nosotros: respetar y exigir que los derechos sean garantizados.
Antes que pobladores, antes que miembros de un país, todos somos humanos.
Escríbeme, @memocalzada