Las campañas y la pista ovalada 

Pareciera comenzaron hace una eternidad, pero lo cierto es que las campañas —de acuerdo a su tiempo oficial— inician apenas hoy. Como ávidos espectadores asistiendo al Hipódromo Indianilla (1895, Ciudad de México), los votantes estamos atentos a presenciar una carrera de caballos. No cualquier galopada, sino la definitiva; y en la que resultará victorioso, no necesariamente el mejor espécimen, pero sí el que logre hacer el recorrido más afortunado. 

Nuestra carrera por la Presidencia, acatando el reglamento nacional de carreras de caballos de pura sangre, es del tipo “sweepstake”, esto es, una carrera clásica (stake), pero donde el premio íntegro corresponde al ganador. Quien queda en segundo —tercero y cuarto— lugar no se lleva nada.

Cuatro son los contendientes. Tres cuadras de renombre y una independiente presentan a sus tres mejores corceles y a una yegua, para correr la mejor carrera que se conoce. A la par de la contienda presidencial habrá disputas menores para más de tres mil puestos a lo largo y ancho de nuestra geografía. 

Está en nosotros, los electores, sopesar el “linaje” de la montura (candidatos y propuestas) y determinar cuál de ellas será el que tenga mayor probabilidad de competir exitosamente. Como entonces —ya hace más de un siglo— hoy también es importante conocer la genealogía del caballo para poder establecer si es un verdadero “pura sangre”. El ambiente que caracteriza estos tiempos es muy particular; se intercambia información sobre las “bestias”, y con ello —al menos en parte—, se planean las apuestas y se decide el voto.

 

Andrés Manuel López Obrador

En jerga hípica es el perfecto “maiden” no ganador (art.9); es el ejemplar de carreras que jamás ha logrado calificar en primer lugar. Más aún, si habiendo obtenido el primer sitio fuese descalificado, continuaría como no ganador, tipo lo que clamó él mismo al finalizar la carrera del 2006. Es un pura sangre que proviene de la cuadra tricolor y, por discrepancias con dicha casa, ha marchado por la cuadra amarilla, con quien también acabó en pésimos términos, y pasó a fundar la cuadra morena.

Penco experto en el aguante y la supervivencia; lleva tres torneos de este calado, lo que hace conocer todas las mañas (¿o que esté amañado?). Ha recorrido la pista antes en modo sin competencia (walkover) en infinidad de ocasiones y eso le da la ventaja apabullante que hoy presenta. No obstante (o gracias a) la cuna y la experiencia añeja, los principales rotativos norteamericanos lo caracterizan como el único espécimen que puede romper con el pasado

Su terquedad y tozudez le han llevado a su tercera carrera estelar, al grado que el público en general le ve como el ganador. En parte por un ya le toca y en parte porque las otras caballerizas (que no caballos) han realizado trabajos desaseados en los últimos años.

Su principal debilidad es una soberbia inaudita, la cual en ocasiones anteriores ha sido la culpable de su derrota. No en balde el dicho popular: el peor enemigo de AMLO es el mismo @LopezObrador_. Políticas anticuadas: sí, su forma de afrontar el futuro es con recetas retrógradas que llevarían al país a los terribles 70s. Para quien no los vivió o recuerda, basta decir que la cruda de los 80s fue tal, que se le conoce como la década perdida. 

 

Ricardo Anaya Cortés

Contamos con un alazano enjundioso adiestrado en la traición, y que supo quitarse la brida que le obligaba a aprender a ser un ¾ de milla. El problema de ello es que dejó a muchos de la cuadra albiazul enojados con su actuar y que no conoce muchos de los movimientos que debería saber al dedillo. 

Su fortaleza fue quedar como el competidor auto designado y presentarse como alguien quien puede cambiar el sistema sin volver al pasado. Otra fortaleza fue convencer a las cuadras naranja y amarilla que su única opción era que él corriera por sus colores, lo cual significa un traje de joker que se asemeja a payaso por las diversas ideologías que ahora tiene que representar. Su peor debilidad es que no ha demostrado su inocencia en el tema del cual se le acusa, además de demostrar en ese momento no tener la “madera” necesaria para saber salir delante de dicho predicamento. Por lo visto, se quitó la brida porque es un caballo muy bocón, no porque sepa gobernarse solo.

El jinete de su equipo de campaña (Jorge G. Castañeda) acaba de declarar que su favorito vive por encima de las posibilidades de lo que declara. Menudo favor. Pero a pesar de ello, RA seguirá en la carrera. De hecho, @ManceraMiguelMX recién se incorporó como su jinete, fortaleciendo al candidato y desmintiendo rumores de su retiro de la contienda. Pero un nuevo reto se dibuja para la carrera: tendrá que enfrentarse a su acérrima enemiga, un ejemplar surgido de la misma caballería que él (@MZavalaC).

 

Margarita Zavala de Calderón

Yegua pura sangre, cuya línea genealógica se remonta a la cuadra azul. Por desavenencias con el penco añil, abandonó su hogar y va por independiente. Ella pide que la carrera sea nivelada (hándicap), eso es, aquella en que se asignan pesos distintos a los caballos participantes, con el objeto de igualar sus respectivas posibilidades de ganar (Art.13 inciso h). Pero tanto ella, como el público saben que eso no va a ocurrir. 

Su debilidad más acuciante es que siempre ha estado a la sombra de su marido, aun teniendo una carrera propia (misma que tuvo que dejar cuando él compitió en el 2006). La segunda, es la misma, su esposo otra vez. Como éste ya ganó la carrera hace 12 años, hoy nadie cree que en caso de que Margarita ganara, la dejaría gobernar sola. 

Su fortaleza es lo añorada que sigue siendo en la cuadra blanquiazul, donde muchos le siguen extrañando por su donosura fémina y gentileza en las carreras. Durante seis años recorrió la pista en modo “carrera plana”, no porque no hubiera obstáculos en realidad, sino porque al hacerlo como primera dama, nadie pensó que se estuviera entrenando para el sweepstake 2018. 

 

José Antonio Meade Kuribreña

En el hipódromo le ven como un corcel, mas NO pura sangre. Si bien representa a la cuadra tricolor, su linaje es más de carácter ciudadano que ha trabajado tanto en esta cuadra como en la albo/índigo. Lo anterior le podrá sumar en dado caso que el cuaco blanquiazul y la yegua independiente no terminen de convencer al respetable. Sin embargo, hasta este momento, eso no pareciera haberle agregado nada. De los cuatro contrincantes, @JoseAMeadeK más que un caballo de carreras, parece un percherón. Son animales más bien nobles y honestos; magníficos trabajadores —nunca se cansan— y saben la labor que tienen que realizar, si bien por lo general no son los mejores para ganar carreras. Lo único que le queda es volverse el “caballo negro”, dar una carrera increíble y sobrepasar al primer lugar por más de una cabeza. 

Su problema es la gran losa que carga con todos los errores y corruptelas que son herencia de la cuadra del PRI. Un voto de castigo, hará que este potro cargue con peso de más.

 

La raya en la final

Los caballos se alistan para la carrera y han tenido una salida falsa, culpa del juez (@INEmx) al declarar la 1a. hora del 31 de marzo (Viernes Santo) como el momento de inicio. Por ello, mejor los rocines decidieron posponer su salida para no herir susceptibilidades de carácter religioso, saliendo por 2ª ocasión —y de manera firme—, el primer domingo de abril. 

Hasta este momento, todas las ventajas van con el caballo moreno, y parece que no hay forma que los otros caballos le alcancen. Las quinielas le marcan como seguro ganador, pero en el hipismo nada es seguro.

Estamos próximos a determinar el caballo favorito y a que se cierren las apuestas. Así que no arriesguemos en vano; el país va en juego y el ganador lo tendrá como premio para amoldarlo conforme a su mística o ideología. Sus fortalezas y debilidades demostrarán si en realidad es el caballo que merecía ganar o si se trataba de un triste jamelgo que sólo desbarrancó al país. Apostemos por lo primero; un voto por quien con sus fortalezas logre un mejor país.

Por lo pronto, la sociedad mexicana —si bien no toda de buen agrado—  podrá experimentar —igual que en hipódromo— la agitación de escuchar el grito: “¡Arrancan!”