La polarización y confrontación están peor que nunca en el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador y en su partido Morena

¿Qué es lo que sabrán y que el pueblo no alcanza a percibir?

Ya se vio con Donald Trump que nadie es inmune al covid, y el presidente ha tenido sus problemas cardiacos que lo aquejan, ¿se agudizaron? ¿Será que un problema de la columna lo mantiene con fuertes dolores? Al final son especulaciones, pero, al parecer, los suyos lo están dando por bueno e iniciaron una sucesión muy, pero muy adelantada, restándole poder al presidente.

Gabinete y Morena en guerra 

En el gabinete no hay unidad ni coordinación, tal parece que unos y otros no se hablan y que van por rumbos muy distintos. Así se vio en la presentación del Plan de Infraestructura, mientras el jefe de la Oficina de Presidencia y encargado de la relación con el sector privado, Alfonso Romo, habló de la importancia que tienen las inversiones privadas para el crecimiento económico y para alcanzar el bienestar, el presidente, haciendo más caso a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que de energía no sabe nada, advirtió que las inversiones son para restablecer el carácter monopólico a Pemex y CFE y que las inversiones privadas fueron el desastre del neoliberalismo.

De ahí el golpeteo entre los funcionarios del más alto nivel de gobierno que se han dividido en grupos para descarrilar a quien consideran un estorbo para alcanzar la sucesión presidencial.

La guerra contra Ebrard

En medio de este escenario existe un funcionario que tiene la delantera desde hace mucho tiempo, es el canciller Marcelo Ebrard, quien por lo mismo se ha convertido en el principal foco de los ataques. Ebrard es el bombero en muchas ocasiones, tiene la relación internacional y desde que trabajó con AMLO en la CDMX siempre ha sido considerado su sucesor natural. La realidad es que no existen muchos que pudieran tener esa categoría ni la capacidad, quizá Esteban Moctezuma, pero este no tiene interés y prefiere irse de candidato al gobierno de San Luis Potosí. El resto del gabinete muestra muchas carencias profesionales, intelectuales e incapacidad administrativa, consideraciones que suplen con grilla y politiquería.

Hay grupos como el que encabezan las secretarias de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval; la de Energía, Rocío Nahle, y la Jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, que mandan a Porfirio Alejandro Muñoz Ledo de golpeador contra su par en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, por suponer que es la mano de Ebrard para Morena.

Por otro lado, están personajes como Alfonso Romo y Julio Scherer, quienes parecen arar solos en el desierto y de todas maneras reciben golpes de gran parte del gabinete con tal de que no se metan en sus políticas clientelares, también ellos traen su propia agenda que nada tiene que ver con el interés nacional.

Están además los “genios de la comunicación” como Epigmenio Ibarra y Jenaro Villamil, quienes organizan las mañaneras y los “flamantes” doctores en periodismo como Lord Molécula, Hans Salazar, Shaila Rosagel, Maro Antonio Olvera, entre otros más, que se encargan de utilizar el foro para arremeter en contra de los enemigos de sus jefes. Responden a la jefa de gobierno, a la secretaria de Energía y a la de la Función Pública, principalmente.

Por ejemplo, la pregunta que lanzó Olvera en contra del canciller Ebrard por la supuesta falta de atención a connacionales en Alaska, pareciera que se la dictaron desde la propia diplomacia mexicana, donde hay quienes muestran gran interés dominar Morena. O el mismo que pretendió decir que los de FRENAA pudieran ser los beneficiarios del programa de infraestructura.

Por ello no hay que echar en saco roto el análisis del Financial Times cuando dice que si "un presidente demanda ‘lealtad total’ de sus funcionarios, las alarmas deberían sonar”.

¿Será que existe en el presidente un problema de salud que ellos advierten y que no ha trascendido por obvias razones? Es eso o que ya su “gente” se le salió de las manos.