Delitos y violencia van en ascenso

Desde que tomó posesión el compañero presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador, prometió que en la cuarta transformación se acabaría la corrupción, se antepondría el beneficio de los pobres sobre los intereses de grupos de poder y se instauraría y mantendría un “auténtico Estado de Derecho”.

¿Mintió o ha sido incapaz de cumplir?

Quizá solo dijo lo que todos queríamos oír, habló de un país sin corrupción, con seguridad, crecimiento económico e igualdad y es lo que sigue repitiendo como una eterna promesa de campaña, una forma de generar esperanza o para mantener felices a sus seguidores entre los que fomenta resentimiento y revanchismo.

AMLO dice que subió las pensiones para adultos mayores y el salario mínimo, que redujo los sueldos a funcionarios y que no utiliza el avión presidencial, sin embargo, estas acciones no ayudan en nada a los resultados reales del país, al ser acciones desarticuladas fuera de políticas públicas orientadas al mejoramiento, generan un efecto contrario, inflación, crecimiento de la deuda pública, desempleo y mayor desigualdad, que desemboca en resentimiento y revanchismo social. Un círculo muy nocivo.

¿Que ha logrado?

La corrupción creció. México sigue siendo el país peor evaluado entre los 37 integrantes de la OCDE, así como el penúltimo entre las naciones que conforman el G-20, solo después de Rusia.

En ningún gobierno anterior se había visto que más del 80% de las adquisiciones gubernamentales se hicieran por adjudicación directa e invitaciones restringidas (a sus cuates). “Imagínese” el grado de corrupción.

La opacidad gubernamental favorece la corrupción. Limita y cuestiona el acceso a la información y pretende desaparecer al INAI y, por si esto no fuera suficiente, la Fiscalía en Combate a la Corrupción, registró un subejercicio del 42.8%.

De acuerdo con la ASF en la cuenta pública de 2019 se detectaron terribles desfalcos, desde la forma en cómo se canceló el NAIM, hasta en proyectos como el Tren Maya, Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucia, la ASF encontró irregularidades en el gasto por 67 mil 498.4 millones de pesos.

Sus colaboradores

En la 4T, muchos funcionarios de alto nivel no declararon propiedades en México y el extranjero: como Bartlett, Olga Sánchez Cordero, Javier Jiménez Espriu, Julio Sherer, Irma Eréndira Sandoval, su esposo Akerman y su hermano Amílcar. Fueron señalados por corrupción, Bartlett, Zoe Robledo, Alejandro Esquer, Ana Gabriela Guevara, Javier Jiménez Espriu, Rocío Nahle, Octavio Romero, Elvira Daniel, Irma Eréndira Sandoval y Gabriel García.

No han faltado contratos para sus cuates: Ricardo Salinas Pliego, Carlos Hank González, José María Rioboo, Miguel Rincón, Carlos Slim, Carlos Peralta y hasta para su publicista Epigmenio Ibarra.

En materia de combate a la Impunidad no hay ningún avance, desde su hermano Pío, su prima Felipa, todos los funcionarios antes señalados y los delincuentes de cuello blanco y de la delincuencia organizada, como Ovidio Guzmán, Emilio Lozoya y Emilio Zebadúa.

Gazolinazos

Dijo que no habría gasolinazos pero no fue cierto. De acuerdo con el monitoreo que realiza la agencia PETROIntelligence en febrero de 2021, en promedio a nivel nacional la gasolina regular cerró a 19.75 pesos por litro, lo que ya representaba el precio más alto para el mercado mexicano desde que la CRE publica la estadística.

Prometió que llegando a la presidencia acabaría con la inseguridad y que regresaría a los militares a sus cuarteles. Los resultados han sido todo lo contrario, los delitos y la violencia van en ascenso. Su junta diaria que presume tanto realmente no funciona. Feminicidios, homicidios dolosos, masacres y robos, están peor que nunca.

Otra quimera es su promesa de austeridad. Pasó de su jetta a las grandes caravanas de camionetas blindadas con un sequito de guardaespaldas, que ni Obama lo tenía.

¿Qué pensaría Cárdenas si viviera?

Por austeridad republicana, prometió que no viviría en Los Pinos porque era un “lujo”, qué pensaría el general Cárdenas si viviera. Sus hijos, que en 2018 no tenían empleo, hoy son grandes empresarios viajan y viven en el extranjero y vacacionan en Aspen Colorado, uno de los lugares más caros de Estados Unidos. Por cierto, cuando AMLO era jefe de la CDMX, dijo que solo utilizaría su Tsuru y no las camionetas del gobierno, pero su hijo José Ramón, conducía una camioneta Cherokee del gobierno y sin ninguna consecuencia la chocó contra una patrulla.

Prometió que la economía crecería al 6% al final de su administración -y no como el “mediocre” crecimiento del 2.5% en el periodo neoliberal- pero el primer año de su administración, sin pandemia, la economía cayó a -0.01% efecto de recesión y 2020 con pandemia, cayó al menos 8.5%. El mejor pronóstico de crecimiento para este año será de aproximadamente 4.5%, sin llegar al nivel de cómo se cerró en 2019. La meta está muy lejana.

Los principales indicadores han caído vertiginosamente: empleo, inversión extranjera y nacional, la inflación y tipo de cambio ya no resisten mucho. Y una de sus principales frases “primero los pobres”, es otra falacia, así como su concepción de “los que menos tienen” que resulta realmente ofensiva y ahí los malos resultados.

Desde su visión populista y discriminatoria AMLO, considera que los pobres son “como animalitos”.

“Pusieron de moda una frase ‘enseña a pescar, no regales el pez… Claro que hay que enseñar a pescar... Hasta los animalitos -que tienen sentimientos, ya está demostrado- ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo”.

El resultado ha sido catastrófico. De acuerdo con Coneval, el número de ciudadanos en pobreza se incrementó en más de 10 millones de personas.

Las acciones sin resultados reales sólo son populismo engañoso, propaganda indefendible donde se manipula y polariza para no ver medibles y hechos que verdaderamente mejoren la calidad de vida.