“De lengua me como un taco”.<br>

Dicho popular

Tal parece que en términos de justicia la 4T tiene graves fallas tanto en la cruzada contra la corrupción como en el combate a la impunidad:

1. Están utilizando la justicia para el ajuste de cuentas.

2. Por su falta de capacidad, han tenido que recurrir a la figura del testigo colaborativo para poder iniciar proceso a los inculpados, aunque ello implique perdonar a corruptos confesos.

En su gran circo, la 4T ha utilizado la “justicia” mediante la estrategia de dar amplia difusión a los casos emblemáticos, manejándolos como “un gran éxito” en el combate a la corrupción; sin embargo, hasta ahora, solo hay mucho ruido y pocas nueces.

Tienen dos casos que utilizan como bandera, Emilio Lozoya y Alonso Ancira con Odebrecht, y la Estafa Maestra con Rosario Robles y Emilio Zebadúa, además de otros dos casos que cayeron de rebote, el del general Salvador Cienfuegos y el del exsecretario de Seguridad Pública de Calderón, Genaro García Luna. Estos cuatro casos han sido ampliamente publicitados como un triunfo en contra de la corrupción desde el púlpito mañanero del presidente Andrés Manuel López Obrador.  

Rosario Robles y Lozoya

Sin embargo, hasta ahora, la única que ha pisado una cárcel mexicana es Rosario Robles y lo hizo por una “chicanada” jurídica del juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna (sobrino dela vicecoordinadora de los diputados de Morena, Dolores Padierna, esposa del señor de las ligas, René Bejarano) quien, por conflicto de interés, nunca debió tener ese caso. Hay que recordar que quien divulgó los videos fue Carlos Ahumada —pareja de Rosario Robles— y ahí existe un tema personal, pero claro, eso no importó.

Por supuesto, ahora Robles se apunta como testigo protegido, pero con la condición de que empine al exsecretario de Hacienda de Peña, Luis Videgaray.

Cuando la administración del compañero presidente y camarada logró la extradición de Emilio Lozoya, detenido en España, se aseguró que regresaba a México con pruebas y videos inculpatorios, sobre todo en contra Luis Videgaray, pero lo único que hasta ahora ha trascendido son las averiguaciones previas que se iniciaron desde el gobierno anterior. Por cierto, Lozoya no ha tocado la cárcel en México

“Cienpedos”

El caso del general Cienfuegos resulta por lo menos atípico. AMLO dice no tener conocimiento de delitos cometidos por este militar del más alto rango, pero, cuando fue detenido en Los Ángeles, lo crucificó: que si su gobierno no pagaría su defensa, que si los militares que hubiesen estado con él serían investigados y en su caso procesados y luego, pues nada, se comió sus palabras. Como si la memoria no existiera y ahora lo que publicita como un triunfo diplomático es que lo defendieron y pidieron su liberación para ser juzgado en México. Queda la duda de que si, por la llegada de Biden al poder, rompió los acuerdos que tenía con su gran amigo Donald Trump.

Ahora, si se compara con la administración de Enrique Peña Nieto, aunque parezca de risa, hay una enorme diferencia en el combate a la corrupción y la impunidad.

Peña, aunque usted no lo crea llevó a la cárcel, entre otros, a la profesora Elba Esther Gordillo, ahora aliada de AMLO. Para quien no lo recuerde, ella fue impuesta por Carlos Salinas como líder del Sindicato de Maestros. Pasó de profesora rural en Chiapas a magnate con propiedades en las Lomas, San Diego, avión privado y hasta partido político, mismo que hoy está al servicio de AMLO.

Otros de los encarcelados en este periodo fueron los exgobernadores priistas Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz; Roberto Borge, de Quintana Roo; Tomas Yarrington y Eugenio Hernández de Tamaulipas y, de Tabasco, Andrés Granier; de Michoacán, Jesús Reyna, así como los panistas de Sonora, Guillermo Padres y de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso.

También estuvieron bajo proceso los exgobernadores del PRI de Chihuahua, César Duarte, y de Veracruz, Fidel Herrera, quien, entre otras cosas, se le recuerda por haber sido quien tramitó pasaportes falsos para Raúl Salinas y porque se sacó la lotería en dos ocasiones.

Además de los exgobernadores, se inició proceso en contra de personajes como Emilio Lozoya, y algunos otros, lo que, aunque no guste, significó más que en la lucha contra la corrupción —que es central— en el combate a la impunidad, que es su motor.

Cinismo puro

Con la 4T todo ha sido muy diferente y ya raya en el cinismo y la burla a la población. Si alguien acusa a uno de los suyos, AMLO siempre responde que son acusaciones en contra de él y su equipo porque ya estamos en temporada electoral.

Ahí han quedado los casos de Pio López Obrador, la triangulación de dinero en la CONADE con Ana Gabriela Guevara, las casas de Manuel Bartlett, el ex delegado de Jalisco Carlos Lomelí y sus negocios en el sector salud, los negocios del hijo de Manuel Bartlett con el pretexto de la pandemia, la casa de campaña de AMLO, las casas de la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval y su hermano haciendo proselitismo con programas sociales, las asignaciones directas en la mayoría de los contratos del gobierno federal, además de los negocios de su secretario particular y de su vocero.

En fin, todos tenemos la esperanza, la ilusión y la promesa de justicia y fin de la impunidad, unos esperamos hechos, otros se atascan de promesas.