El colmo de la mediocridad

Históricamente, la situación de la educación que se imparte en México ha sido muy complicada, por las grandes brechas de aprendizaje, acceso, desigualdad e insuficiencia de infraestructura y docentes, pero el colmo de la mediocridad, la decisión de este gobierno de suspender la prueba PISA a estudiantes de secundaria.

La prueba es un examen que se aplica a estudiantes de 15 años para medir sus habilidades en lectura, matemáticas y ciencia y es promovido por la OCDE. Según trascendió

“La última evaluación se realizó en 2018 y la siguiente estaba programada para 2021, pero por la pandemia por Covid-19 se pospuso para 2022, con aplicación de pruebas de campo en 2021. Según las oficinas centrales, de los 87 países que aplican la prueba, México sería el único que ha suspendido su participación”.

Una investigación de MCCI demostró que México se salió de esta evaluación.

Tue Halgreen, analista senior de las oficinas centrales de PISA en Francia, confirmó: 

“Entendemos que el involucramiento de México en PISA está suspendido (…) No hemos podido conocer detalles en el último par de meses”.

Tue Halgreen.

En 2019 México ya había cancelado la prueba ERCE de la Unesco que se aplica a estudiantes de tercero y sexto de primaria y también desapareció el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), un organismo autónomo que fue sustituido por el Mejoredu que depende de la SEP.

La justificación de la mediocridad

AMLO lo justificó: 

“Ya no hay evaluación, va a desaparecer el instituto de evaluación porque esa fue una imposición, repito, dictada desde el extranjero, aceptada dócilmente por los gobiernos de México, afanosos, afanosos, aceptaron evaluación a los maestros”.

AMLO.

Sin embargo, cuando Esteban Moctezuma Barragán era secretario de Educación, decía que la evaluación de la contrarreforma educativa de AMLO sería a través de PISA.

Lo que queda claro es que AMLO pretende eliminar la posibilidad de que cualquier institución nacional o internacional pueda evaluar el fracaso de su política educativa o de cualquier otra.

Aurelio Nuño y la reforma educativa

Aunque no se quiera mencionar, por temor a la represión de los fanáticos cuatroteros, la Reforma Educativa que se realizó en la administración de Peña Nieto, con el secretario de Educación Aurelio Nuño, no tuvo tintes políticos y sí un gran interés por mejorar la base del desarrollo de la nación.

Lo que Nuño consideró fue la visión de futuro dada por cambios históricos de la conocida cuarta revolución industrial que expone un cambio sin precedentes, donde el conocimiento y la información evolucionan a gran velocidad. No atender esta revolución, es no resolver las necesidades que permean en las desigualdades del sistema educativo.

Antes de la reforma educativa de Nuño “los alumnos no eran el centro del sistema educativo y no estaban siendo educados para desarrollarse en un país democrático, multicultural, abierto al mundo en plena globalización y en el surgimiento de la era del conocimiento”. Algo que al compañero presidente y camarada no le interesa.

En 2012 los resultados de la prueba PISA ubicaron a México en el lugar 53 de 64, por ello Nuño impulsó una transformación profunda y radical.

Con el cambio se esperaba que los niños y jóvenes aprendieran a vivir en un entorno de libertad y democracia, supieran respetar la diversidad y aprendieran la importancia de lo local y lo global, entonces se crearon dos instituciones en favor de los docentes y de los alumnos, el Servicio Profesional Docente y el INEE.

A la CNTE por lo cuernos

Otro aspecto importante de la reforma educativa fue la valiente confrontación con la CNTE, el brazo de presión violenta de AMLO.

La reforma Educativa quitó privilegios a líderes sindicales al profesionalizar la carrera magisterial, apoyó la capacitación y superación de los maestros, los ascensos se daban a través de exámenes de oposición y ya no eran obligados a asistir a los plantones y manifestaciones a cambio de aumentos o bonos especiales.

Incluso, sus pagos de nómina les comenzaron a llegar por tarjeta y no en efectivo ni a discrecionalidad de los líderes sindicales y algo más que causó gran molestia, ya no se podían heredar las plazas.

Educación o adoctrinamiento

Para el camarada presidente la educación es un instrumento del que se sirve para control político de la sociedad. No le interesa que los mexicanos se eduquen, según su criterio, mientras menos educado esté el pueblo, más fácil será obtener su respaldo, porque sólo creerán en su palabra.

AMLO se ha dado a la tarea de destruir cada avance y de desaparecer a las instituciones que fortalecían a los docentes, a quienes nuevamente los ha regresado a la plaza pública cuando así le conviene. Por ejemplo, para presionar el T-MEC, si hay empresas que no le gustan a AMLO, saca a la CNTE para que cierren vías de comunicación, como lo hicieron en Michoacán con las vías del tren, sin importar las pérdidas multimillonarias a la economía.

Otro aspecto muy preocupante tiene que ver con programas y planes de estudio. Los cambios a los libros de texto tienenun solo fin, ser utilizados como medio de adoctrinamiento político y para difundir su visión de la historia, la que recita por las mañanas, una historia de buenos y malos, donde claro, él es el bueno y cualquiera que se oponga, es malo.

Las consecuencias de la política educativa de la 4T se notarán cuando el desarrollo tecnológico demande mano de obra altamente calificada y, sin contar con personal con las bases educativas necesarias, las empresas desarrolladoras instaladas en México saldrán del país. Esto pasará en todos los ámbitos y disciplinas, entonces volveremos a algo de lo que ya no se hablaba, la fuga de cerebros. Las personas que logren saltar la barrera educativa impuesta por AMLO saldrán del país para desarrollar sus conocimientos.

Las clases privilegiadas serán las que más ventaja tomarán en un mundo globalizado y el pueblo dependerá de tecnologías extranjeras y extranjeros para realizar las labores del futuro.

Por eso el ataque y desprecio de AMLO hacia ingenieros, arquitectos, médicos y demás profesionales que promueven el paso a otro paradigma, como la utilización de energías renovables e implementación de nuevas tecnologías que llevarían al país a la pluralidad y la democracia, temas de los que AMLO ahora no quiere ni hablar, pero que cuando así le convenía, invocaba.